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27 de noviembre de 2024

Pasión por la ciencia argentina: quiénes son las seis investigadoras distinguidas con el Premio nacional L’Oréal-UNESCO 2024

Este año el galardón destacó a las mujeres en el área de Ciencias de la Materia. Sus innovaciones en nanotecnología, biomedicina y sostenibilidad marcan nuevos rumbos para la investigación nacional. La palabra de las ganadoras a Infobae

>Desde hace más 25 años, elEn Argentina, desde hace 18 años, laEste martes, en un evento cargado de emoción realizado en el Centro Cultural de la Ciencia (C3), 6 científicas fueron reconocidas por su labor en disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). El objetivo de los premios es derribar las barreras que enfrentan las investigadoras y visibilizar la contribución que realizan al progreso del conocimiento y la solución de problemas globales. Este año, se laureó a los trabajos vinculados a las Ciencias de la Materia.

En el evento realizado en el Centro Cultural de la Ciencia (C3) y transmitido por Infobae, Yann Le Bourdon, gerente general de L’Oréal Argentina, destacó que el programa busca visibilizar la participación de las mujeres en la ciencia, habiendo entregado más de 130 premios globalmente, incluidos 7 Premios Nobel: “La innovación científica necesita rigor y pasión; queremos dar mayor visibilidad a las científicas para inspirar y fomentar nuevas vocaciones”. Por su parte, Daniel Salamone, presidente del CONICET, expresó: “Me emociona ver la garra de las premiadas y cómo este reconocimiento es un mimo tras años de trabajo y esfuerzo”.

El premio nacional ya distinguió a 72 científicas argentinas premiadas en colaboración con CONICET desde 2006. En ese sentido, una encuesta de impacto realizada por la Fundación L’Oréal entre las ganadoras de su programa científico reveló resultados significativos sobre el efecto positivo del reconocimiento en sus trayectorias. El 97% de las premiadas continúa trabajando en campos relacionados con la ciencia, mientras que el 93% planea seguir desarrollándose en esta área durante los próximos 5 a 10 años.

Las mujeres en la ciencia aún enfrentan importantes barreras. Solo el 33% de los investigadores a nivel mundial son mujeres, y menos del 4% de los premios Nobel en ciencias han sido otorgados a ellas.

Aunque se encuentran en distintos puntos de su trayectoria profesional, Angelomé y Merlo comparten la pasión por la ciencia, la vocación por buscar respuestas mediante la investigación y el trabajo en equipo. Ambas se formaron en la educación pública, se especializaron en el extranjero (en España, Alemania, Estados Unidos y Brasil) y regresaron a Argentina para continuar sus carreras de investigación en el CONICET.

Angelomé fue distinguida por su investigación sobre la reutilización de metales nobles, como el oro reciclado, para la creación de catalizadores y sensores nanométricos. El trabajo combina avances en la nanotecnología con un enfoque en la sostenibilidad, al reducir la dependencia de recursos no renovables. Desarrolla su investigación en el Instituto de Nanociencia y Nanotecnología (CNEA-CONICET) y en la Gerencia Química (CNEA).

La fascinación de Angelomé por la química nació en la escuela secundaria, cuando la cautivaron los experimentos que le mostraron un mundo lleno de posibilidades. Aunque inicialmente no tenía planes de dedicarse a la academia, cuando avanzó en su doctorado descubrió que la investigación la apasionaba. “Quería una carrera donde cada día fuera diferente, y la ciencia te da eso: desafíos nuevos, sorpresas cada día. Hoy, después de más de 15 años, estoy completamente convencida de que esta es mi vocación”, recordó entusiasmada.

Su trabajo se centra en la preparación de nuevos materiales a través de métodos químicos, un área en la que lleva más de 20 años trabajando. Según ella, este proceso es muy similar a la cocina, donde diferentes combinaciones y métodos de preparación pueden dar lugar a resultados diferentes.

Este tipo de oro se utiliza en aplicaciones como los test de embarazo, que contienen pequeñas partículas de oro que actúan en el proceso de diagnóstico.

El oro es un material valioso, costoso y difícil de extraer, y se sabe que en algún momento se agotará. Angelomé y su equipo proponen recuperar residuos de oro de los propios descartes generados en el laboratorio. El proyecto no solo tiene el potencial de reducir costos y mejorar la sustentabilidad, sino que también podría tener aplicaciones en el desarrollo de nanomateriales para diversas industrias.

Para Julieta Merlo, investigadora adjunta en el Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (CONICET-UNMDP) ganó en la categoría beca por su trabajo en stents bioabsorbibles que revolucionarán los tratamientos cardiovasculares.

Merlo se orientó a la biología desde joven, motivada por su amor por las ciencias de la vida. La formación académica que recibió en la Universidad Nacional de Mar del Plata con un perfil de investigación, le abrió la posibilidad de explorar lo desconocido. “La curiosidad siempre fue mi motor”, comentó Merlo, para quien la investigación no solo es un trabajo, sino una constante búsqueda de respuestas a preguntas nuevas. Este impulso por descubrir la llevó a especializarse en biomedicina, particularmente en el desarrollo de tecnologías que podrían mejorar la calidad de vida de las personas.

“Los stents que se utilizan actualmente son permanentes y, aunque cumplen su objetivo inicial de desobstruir las arterias, terminan siendo un cuerpo extraño en el organismo. Esto puede generar complicaciones a largo plazo, sobre todo porque cada vez más personas necesitan estos dispositivos debido al aumento de la esperanza de vida”, describió.

Los stents en desarrollo combinana un material metálico degradable, basado en hierro, con recubrimientos que tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Estas moléculas no solo ayudan a reparar el tejido más rápido, sino que además son seguras para el organismo, porque el metal se absorbe naturalmente.

El proyecto es furto del trabajo colaborativo del Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales marplatense con otros institutos, como el Instituto Pasteur, que provee las moléculas bioactivas, y el Instituto de Física de Rosario, con quienes desarrollan el material metálico base.

María Laura Fanani, investigadora principal del CONICET, fue reconocida por su trabajo en el desarrollo de surfactantes bioactivos como base para un enfoque más sostenible en la desinfección y la agricultura. Su investigación aborda los riesgos asociados con los desinfectantes y agroquímicos tradicionales, que suelen acumularse en el medio ambiente y generan resistencia microbiana, así como problemas de toxicidad en el suelo, agua y seres vivos. Los surfactantes que desarrolla combinan eficiencia desinfectante con menor impacto ambiental.

Karina Silvia Beatriz Miglioranza, también investigadora principal del CONICET, fue distinguida por su análisis de contaminantes persistentes como los compuestos perfluorados (PFAS), el mercurio y los contaminantes orgánicos persistentes (POPs) en ecosistemas acuáticos de Argentina. Su trabajo, que incluye el monitoreo de agua, sedimentos, fauna marina y plásticos, busca comprender el impacto de estos compuestos en el ambiente y la salud pública.

Lucía María Toscani, investigadora asistente del CONICET, recibió una mención especial por su trabajo en el diseño de materiales cerámicos nanoestructurados destinados a celdas de óxido sólido. Estos dispositivos, que pueden operar como generadores de energía o como electrolizadores, ofrecen una solución eficiente y sostenible para producir electricidad e hidrógeno a partir de combustibles como biogás o bioetanol.

Nadia Celeste Vega, investigadora adjunta del CONICET, fue destacada por su proyecto que combina el diseño de nanomateriales semiconductores con aplicaciones en energía solar y control de contaminación. Vega desarrolla electrodos para celdas solares híbridas y sensores de gases de efecto invernadero, usando materiales accesibles, económicos y de bajo impacto ambiental.

*Con fotos de Gustavo Gavotti

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