Lunes 27 de Octubre de 2025

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27 de octubre de 2025

Constituciones dictatoriales violan derechos humanos y producen miseria

Es imposible recuperar la libertad y la democracia sin eliminar las leyes de la dictadura

>La expansión de la dictadura de Cuba en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador en el siglo 21, además de la violencia con su modelo de crimen organizado y terrorismo de Estado, ha producido la suplantación institucional de la república y la democracia por normas que violan los derechos humanos, otorgan el control indefinido del poder, consagran la impunidad y llevan a la miseria. El seudo constitucionalismo del socialismo del siglo 21 es prueba flagrante de los crímenes dictatoriales que aún están impunes.

La agrupación delictiva formada por Hugo Chávez, Fidel Castro y Lula da Silva fue presentada como populismo, insurgencia popular, lucha contra la pobreza, necesidad de cambio y narrativa revolucionaria, llegando a controlar toda Latinoamérica con la subordinación y condescendencia de sus víctimas: las democracias.

Una Constitución Política tiene como mínimo que “garantizar derechos, limitar el poder, establecer el orden jurídico y promover la democracia”. La Constitución “es la norma suprema que debe proporcionar estabilidad y previsibilidad”. Es el instrumento que da “seguridad a los pueblos institucionalizando la libertad como fundamento de la organización política, social y económica”.

En el ámbito económico simplemente liquidan cualquier posibilidad de libre iniciativa, de inversión externa o de transparencia, porque son estatistas, centralistas y confiscatorias. En estas condiciones, agregadas a la corrupción y el entreguismo a dictaduras extra continentales, el resultado es el sostenido camino a la pobreza y la miseria de los pueblos, mientras los grupos delictivos que detentan el poder amasan y lavan grandes fortunas.

Presenciamos hoy los extraordinarios esfuerzos del presidente Daniel Noboa de Ecuador para terminar con el narcoestado instalado por la dictadura de Rafael Correa, pero el marco constitucional dejado por el socialismo del siglo 21 urge una reforma que permita retornar a los principios de respeto a los derechos humanos y ejercicio de la soberanía nacional. Noboa tiene el gobierno pero no puede ejercer el poder que en parte sustancial aún continua en manos de la delincuencia organizada disfrazada de política.

A Venezuela le aguarda la misma disyuntiva ante la inminente caída del cartel de los soles. La transición podrá acceder al gobierno en el marco del poder de la dictadura o restituir la república y la democracia terminando el seudo ordenamiento jurídico del crimen organizado, sin impunidad y separando de la política los grupos delictivos.

La diferencia entre gobierno y poder es esencial.

*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy

www.carlossanchezberzain.com

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