10 de septiembre de 2025
Un estudio global encontró altos niveles de drogas estimulantes en ríos de Sudamérica

Una revisión internacional advirtió sobre la presencia de sustancias adictivas en los ecosistemas acuáticos. Por qué se necesita más inversión en investigaciones sobre la fauna y fortalecer la gestión y el monitoreo ambiental
Eso limita la capacidad de hacer evaluaciones precisas sobre los daños reales para la fauna.
Hasta ahora, la mayoría de la información sobre drogas de abuso en agua provenía de Europa y Asia. En América Latina, África y Oceanía, los datos disponibles eran muy dispersos o escasos.Los compuestos pueden permanecer en el agua durante días o semanas, y formar mezclas de químicos que son difíciles de descontaminar.
Para la ciencia global, la principal preocupación era la falta de datos comparables a escala internacional. La ausencia de monitoreo uniforme e información de regiones enteras dificultaba entender la magnitud del problema y definir políticas ambientales.Los investigadores de Massachusetts intentaron trabajar con un enfoque sistemático para reunir y comparar datos verificados de drogas de elevado consumo global, tanto legales (fármacos opioides recetados) como ilegales (cocaína, anfetaminas, éxtasis y ketamina).
El equipo buscó artículos revisados por pares publicados entre 2012 y 2022. Analizó información de 225 ríos y 865 puntos de muestreo en cuatro continentes.El proceso incluyó comparar muestras obtenidas en áreas urbanas y rurales. Un hallazgo central es que “las muestras tomadas en zonas urbanas muestran una mayor presencia de residuos”, aunque también hallaron contaminación en ambientes rurales.
Las concentraciones medidas varían mucho según la sustancia, el río y la zona del mundo. El promedio de cocaína alcanza los 8.091 nanogramos por litro, casi 900 veces más elevado que el del éxtasis. En América Latina, la cocaína es la sustancia más presente, lejos del resto. La mayoría de los puntos estudiados muestra niveles por encima de los relevados en Europa y Asia.Estos valores superan ampliamente los registros de otras regiones y reflejan tanto el consumo como la producción de la droga en el continente.
Los investigadores destacaron que “los residuos de drogas de abuso pueden llegar a los cursos de agua a partir de consumo humano, abuso recreativo o mal uso médico”.
Otro resultado importante es la variabilidad entre zonas y sustancias. Los opioides predominan en África, los estimulantes en América Latina y América del Norte, y en Europa y Asia hay grandes diferencias según el tipo de droga y el nivel de desarrollo.
Tras la revisión, los autores subrayaron que la contaminación de los ríos por drogas de abuso es un problema global subestimado.
Entre las limitaciones, mencionaron la falta de información de zonas rurales y países con baja investigación.
Afirmaron: “solo con datos realistas se podrá guiar una mejor gestión ambiental y combatir la contaminación por drogas de abuso en los ecosistemas de agua dulce”.
“Luego de ser consumidos, tanto las sustancias de abuso como los fármacos de uso humano son eliminados por la orina o las heces. A través de las cloacas llegan a las aguas superficiales, más aun en países como la Argentina, donde los sistemas de tratamiento son inadecuados, funcionan mal, no funcionan o directamente no existen”, comentó a Infobae el doctor Pedro Carriquiriborde, investigador en contaminación ambiental y ecotoxicología del Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIM), que depende del Conicet y la Universidad Nacional de La Plata.La única forma de evitar que estas sustancias lleguen a los cuerpos de agua -resaltó Carriquiriborde, quien no participó en la revisión publicada en Science of the Total Environment- “es tender redes cloacales que deriven los efluentes a plantas de tratamiento adecuadas para su eliminación antes de verterlos a los ríos, arroyos, lagos, al mar o incluso a las aguas subterráneas”.