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NACIONALES

15 de julio de 2015

Fracasó el plan para que los turistas argentinos abandonen Potosí

Atravesaron siete piquetes, pero en el último no los dejaron salir. No se sabe cómo seguirán los esfuerzos para que puedan abandonar la ciudad.


Tras el acuerdo que habían alcanzado con los manifestantes, los turistas fueron escoltados por miebros del Comité Cívico Potosinista (Comcipo) y autoridades hasta la salida de la ciudad. Atravesaron un total de siete piquetes, pero al llegar al último no pudieron pasar.

"El lugar estaba todo bloqueado por los colectivos y camiones que no pueden pasar. Se tuvieron que volver. La verdad que están muy tristes. Ya pensaban que estaban afuera y en la última barricada no los dejaron. Están de nuevo en Potosí", indicó Lawson. 

El ministro dijo que ahora habrá que ver si los argentinos pueden retomar la negociación con los manifestantes y buscar otro punto para salir de la ciudad, o si el acuerdo se cae definitivamente. "Todavía no lo sabemos. Creo que ellos van a tratar de reflotarlo y buscar otro paso", señaló. 

Por otra parte, una de las alternativas que manejaba la Cancillería antes de conocerse el acuerdo con los manifestantes era la de utilizar un avión Hércules para sacar a los turistas.

El conflicto

En Potosí se desató hace tres semanas un conflicto social, que se agravó a partir del 6 pasado. El Comité Cívico Potosinista (Comcipo) reclama al gobierno de Evo Morales la construcción de obras y exige reunirse con el presidente.

Buena parte de la población de Potosí -que vive principalmente de la minería- está descontenta con el gobierno y decidieron hacer piquetes en muchos "anillos" de esta ciudad de 170 mil habitantes.

POTOSÍ. Vecinos piden que apoyen la huelga (Diario Potosí.net).

En ese contexto de protestas y cortes, unos 80 argentinos quedaron varados en la ciudad, sin posibilidad de salir para volver a Argentina o seguir sus viajes a otros destinos. La situación se complicó por la falta de provisiones y de dinero local para comprar alimentos a los pocos negocios que, a escondidas, accedían a hacerlo.

En diálogo telefónico con La Voz, Gustavo Calles, uno de los cordobeses varados, relató que había barricadas por todos lados, con potosinos haciendo guardias permanentes. "Entramos a Potosí sin pensar que habría semejante conflicto; es una pueblada, hay hombres y mujeres en los piquetes", narró.

Y se sinceró luego: "No tenemos comida, no nos venden nada y nos quedamos sin pesos bolivianos porque no conseguimos quien nos cambie; por suerte, una familia boliviana nos compra, con suma discreción, en negocios locales".

Los potosinos no son agresivos con los turistas argentinos, pero los huelguistas impiden la circulación en vehículos y tajean neumáticos a quienes transitan. Como las vías de comunicación están interrumpidas, los alimentos no llegan a la ciudad, que está empezando a quedar desabastecida. Por eso, los potosinos guardan mercaderías para ellos mismos.

PROTESTA EN POTOSÍ. Foto del Comité Cívico Potosinista.

"Comemos a oscuras donde podemos; hay comercios que atienden a los extranjeros con la luz apagada para no ser descubiertos ni sufrir represalias de los propios potosinos", confesó Calles.

Mejor situación

Otras dos familias varadas en Potosí son de la ciudad de Córdoba y viajaron en sus autos. Se trata de María Inés Girelli, su marido, hijo e hija, y son vecinos de barrio Nueva Córdoba; y de Sandra Rinaldi, su pareja actual, hija e hijo, quienes viven en barrio Parque Vélez Sársfield.

Ambas familias también estaban desde el sábado en Potosí. Primero estuvieron en un hotel, pero, como se quedó sin alimentos, decidieron irse. Luego fueron alojadas en casas del predio de la familia Murillo (empresa que se dedica a fabricar cervezas y otras bebidas), con suficientes provisiones.

Girelli -arquitecta y docente de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC)- también dialogó vía telefónica con La Voz. "Queríamos ir a La Paz, sabíamos que había estallado el conflicto en Potosí y vinimos igual; pero no pensamos que nos agarraría lo peor", admitió.

"Está casi todo cerrado y encontrar comida es difícil; algunos restaurantes ofrecen entrar a los turistas si lo hacés con discreción, para que no los descubran y les destruyan el negocio", indicó Girelli.

Al pasar por Jujuy, Girelli y Rinaldi (son primas) se abastecieron de víveres. "Nos queda bastante comida que trajimos al viaje: galletitas, café, azúcar, leche, gaseosas, agua... fuimos precavidos", admitió la docente de la UNC.

Asimismo, Girelli confesó que la gente de Potosí es amable con los turistas, pero que el problema es "de fondo, con el Gobierno de Evo".


 

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