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11 de diciembre de 2025

Tres claves para entender el regreso de la Argentina al mercado de deuda

El país volvió a emitir un bono por USD 1.000 millones tras ocho años de acceso restringido al endeudamiento en dólares. Los factores más destacados y la mirada de los analistas

>Argentina regresó al La novedad central reside en que el Estado argentino formalizó su retorno al mercado de deuda con el BONAR 2029N, un título denominado en moneda extranjera, lo que implica un movimiento que no se registraba en los últimos ocho años. El último antecedente de colocación soberana en dólares se remonta a principios de 2018. En esa oportunidad, Luis Caputo, en ese entonces ministro de Finanzas durante el gobierno de Mauricio Macri, dirigió una operación a nivel internacional.

En este caso, la diferencia radica en que el nuevo instrumento fue emitido bajo ley local, no internacional, por lo que formalmente la licitación no representa todavía el regreso a la arena financiera global. Esta emisión a cuatro años y con un cupón semestral de 6,5% responde a la necesidad de financiar futuros compromisos, ya que una porción significativa de la adquisición de divisas por parte del Banco Central de la República Argentina (BCRA) se destinó a afrontar vencimientos de deuda en moneda extranjera y a mantener estable el tipo de cambio y no a un aumento neto de reservas internacionales.

En concreto, los USD 1.000 millones recaudados vía el BONAR 29N se utilizarán para refinanciar los vencimientos de capital por aproximadamente USD 1.186 millones de los bonos AL29 y AL30, que el Tesoro de la Nación deberá pagar el próximo 9 de enero. De esta manera, el Gobierno deberá explorar alternativas para conseguir los USD 3.100 millones restantes. El propio ministro de Economía confirmó que negocian un préstamo bajo la modalidad Repurchase Agreement (REPO) con bancos internacionales por hasta USD 7.000 millones.

Si bien el bono se colocó en dólares, al realizarse bajo legislación local no implica todavía una vuelta definitiva a los mercados globales de deuda. El paso, de todos modos, implica un avance ya que apunta a reabrir alternativas de financiamiento voluntario, medir el apetito de inversores por Argentina y acercar al país a condiciones aptas para emisiones internacionales convencionales.

La decisión se inscribe en una gestión económica enfocada en reconstruir la credibilidad y diversificar las opciones para la gestión de la deuda pública. La reapertura parcial de la financiación en moneda extranjera amplía las herramientas del Tesoro para atender compromisos futuros y reducir el impacto de los pagos sobre las ya ajustadas reservas internacionales.

Uno de los aspectos destacados fue que la tasa adjudicada en la licitación del bono terminó por debajo del riesgo país. La colocación se pactó con una tasa de 9,26% anual, cifra menor a la que rinden los títulos en dólares. Desde Economía resaltaron que el rendimiento es 550 puntos básicos más alto que el de los bonos del Tesoro Americano de igual duración, o unos 100 puntos básicos por debajo del rendimiento de los bonos argentinos existentes con duración similar. En pocas palabras, la licitación del BONAR 29N se cerró a una tasa inferior a la del riesgo país actual, ubicado en 628 unidades.

Los antecedentes inmediatos muestran que tanto la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) como Santa Fe también lograron colocar deuda en moneda extranjera por debajo del índice que elabora JP Morgan. El gobierno porteño tomó USD 600 millones mediante la emisión de la Serie 13 del Bono Tango a 7,8% anual. En cuanto al distrito santafecino, obtuvo financiamiento por USD 800 millones a 8,1%. En ambos casos, consiguieron pagar una sobretasa de 400 unidades.

“Si bien el mercado valuaba este instrumento arriba del 10% según donde se ubica la curva local de Bonares, lo cierto es que el menor rendimiento logrado no sorprende y se explica por: 1) la valoración de la estructura del bono -bullet, pero sobre todo con cupón del 6,5%, a diferencia del resto de los bonares con cupones muy bajos-, lo que habilita un menor rendimiento comparado a una curva que queda algo distorsionada por cupones tan bajos; y 2) el efecto de los incentivos regulatorios recientes que impulsaron la participación de bancos y compañías de seguro”, evaluó Eric Ritondale, economista jefe de Puente.

A su turno, el analista financiero Christian Buteler consignó que “no fue un buen resultado” ya que “el mercado tenía un consenso en que la tasa iba a estar por debajo del 9%”. “Todos suponíamos que ya existía algún acuerdo con inversores institucionales y otros actores para que la licitación fuera exitosa, considerando que era la primera. Finalmente, el monto adjudicado fue el mínimo anunciado y a una tasa superior a la que el mercado estimaba”, aseguró.

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