Jueves 9 de Octubre de 2025

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9 de octubre de 2025

Cómo funcionaba la banda narco detrás del triple femicidio: sus roles y quién era el jefe de Pequeño J

La información se desprendió de la indagatoria a Celeste Magalí González Guerrero, quien detalló jerarquías y las tareas de todos los miembros

>La Y no solo es relevante por los detalles que aportó sobre la noche de los crímenes de Lara, Morena y Brenda, sino también porque esclareció los roles de la banda narco que estuvo detrás de los asesinatos. En este sentido, dejó en claro que Pequeño J no era el máximo líder de la estructura, sino que él respondía órdenes de Víctor Sotacuro, el detenido en Bolivia que asegura ser solo un remisero.

Celeste es la inquilina de la casa del horror. La capturaron horas después del hallazgo de los cadáveres en un hotel de alojamiento cerca de su vivienda. Estaba junto a su novio, Miguel Ángel Villanueva Silva, otro de los sospechosos que está en prisión y a disposición de la Justicia.

Según la declaración de Celeste, en la cúspide de la estructura hay dos personas que en la jerga se los llama “abuelo” y “papá”. El primero es el productor, responsable de la fabricación de la droga y de coordinar la cadena de abastecimiento. “Papá” es quien recibe sus órdenes directas y el encargado de bajar grandes toneladas de estupefacientes.

El cargo que le sigue a esos dos es el del “tío”. Ese rol lo ocupada por Víctor Sotacuro Lázaro, apodado “Duro”, quien ejercía el liderazgo sobre la operación local. Era quien gestionaba la relación directa con los encargados intermedios y disponía la distribución de tareas.

“Duro” recibía instrucciones de “papá” y estaba a cargo de la logística de acopio, reparto y comercialización en la zona. Pero también tenía una responsabilidad clave para la investigación: era quien decidía castigos y autorizaba movimientos sensibles y organizados de la banda. “Todo lo importante debía pasar primero por las manos de Duro. Nadie podía actuar por fuera sin su visto bueno”, manifestó la detenida.

Su función central era manejar cantidades menores de droga, entre 7 y 10 kilogramos, controlar distintos puntos de venta y gestionar un grupo de vendedores de nivel bajo, llamados “bebés” o “mulos”.

La detenida especificó que Pequeño J recibía órdenes directas de “Duro” (Sotacuro), quien le delegaba tareas, incluyendo la coordinación de acciones logísticas y la asignación de droga para el narcomenudeo. Su domicilio servía como punto de reunión y almacenamiento temporal del material, así como base de operaciones y resguardo de otros implicados.

Ozorio cumplía un papel central en la distribución al menudeo: trasladaba droga a cuenta y orden de Tony Janzen Valverde, la repartía entre otros “mulos” y, en ocasiones, participaba en maniobras de ocultamiento o limpieza de pruebas.

La declaración de Celeste ubica a Ozorio como “el encargado de contactar con los compradores en la calle y garantizar el flujo de la droga de la casa al punto de venta”.

Ella y su novio, Miguel Ángel Villanueva Silva, incluyen este grupo. La inquilina de la casa de Florencio Varela, donde mataron a las tres jóvenes, aclaró que su rol era la venta de dogas en la calle, siempre a clientes que enviaba Pequeño J.

A Villanueva Silva, lo identificó como uno de los operadores de confianza de Tony Janzen Valverde: se encargaba de hacer entregas, custodiar los celulares utilizados para organizar los movimientos internos, y organizar la logística de cada grupo en los días de mayor actividad.

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