3 de septiembre de 2025
Apresaron al “rey del descenso”, acusado de ganar USD 50 millones por arreglar partidos: el rol de Romario para detenerlo
William Pereira Rogatto fue capturado en Dubai y extraditado a Brasil. Se jactaba de comprar jugadores, entrenadores y jueces: incluso lo confesó ante el Senado
El caso de Rogatto cobró notoriedad pública a raíz de su comparecencia ante la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) del Senado en octubre del año pasado, vía videoconferencia. En esa instancia, el polémico empresario confesó su participación en fraudes que, según sus propias palabras, provocaron el descenso de 42 equipos, aunque no presentó pruebas que respaldaran tal afirmación. Además, afirmó haber comprado árbitros, jugadores, entrenadores y dirigentes de diferentes ligas, lo que le permitió, según sus cálculos, amasar una fortuna de 300 millones de reales (más de 50 millones de dólares).
La revelación ante los senadores se produjo en un contexto de creciente preocupación por la manipulación de resultados y las apuestas deportivas en Brasil. El informe final de la CPI, elaborado por el senador y ex estrella del fútbol Romário (PL/RJ) y aprobado en marzo, solicitó el procesamiento de Rogatto y de otros investigados por delitos como fraude deportivo, organización criminal y lavado de dinero. Además, el documento propuso reformas legislativas orientadas a endurecer las penas por manipulación de resultados y a restringir las apuestas en eventos específicos, como tarjetas y saques de esquina.
El mítico Chapulín, relator de la comisión, celebró la extradición de Rogatto. “La detención es una victoria y demuestra que la CPI investigó a fondo y trajo resultados importantes para la moralización del deporte en Brasil. Nuestro informe señaló a los culpables y propuso soluciones. Ahora es momento de hacer justicia para devolver la credibilidad al fútbol brasileño”, subrayó el campeón del mundo en Estados Unidos 1994. El detenido había advertido que no solo operó como “el rey del descenso” en Brasil: también esparció su opaca operación en Colombia. Y hasta dio detalles de cómo tentaba a los posibles cómplices.“Un árbitro hoy gana alrededor de 7.000 reales (1260 dólares) por partido. Le pagué 50.000 reales (USD 9000). ¿No les parece raro que un árbitro vaya al VAR y pita penal, aunque el VAR esté hablando? De hecho acabo de jugar un partido en Colombia, en Primera División, aquí tengo videos de los dos árbitros que trabajaron para mí en Colombia. El árbitro gana poco. Entonces el detonante del fútbol está en la mafia, la federación y la CBF. ¿Crees que un árbitro, con la responsabilidad que tiene, gana 7000 reales? Claro que voy a llegar hasta él: ‘Firma un penalti, dale una tarjeta a tal y tal y te daré 50.000 reales’. ¡Lo siento, hermano! Es tan simple. No veas a nadie que no quiera. ¡No necesito hablar aquí, es tan descarado! Es tan feo, que como no pasa nada y el sistema no hace nada, lo deja ir...“, se ufanó en su comparecencia ante el Congreso de Brasil el año pasado.