26 de agosto de 2025
Fue el campeón más joven de Wimbledon, entrenó a Novak Djokovic y pasó 8 meses en prisión: la turbulenta vida Boris Becker

De una adolescencia dorada en el césped londinense al abismo de la cárcel británica, su historia recorre el vértigo del éxito, el prestigio como entrenador y la crudeza de perderlo todo
El ascenso meteórico se tradujo en seis títulos de Grand Slam: tres Wimbledon (1985, 1986 y 1989), el Abierto de Estados Unidos (1989) y dos Australian Open (1991 y 1996). Además, conquistó tres ATP Finals, dos títulos de Copa Davis, una medalla de oro olímpica en dobles durante Barcelona 1992 y la Copa Hopman en 1995.
Becker pasó a ocupar el primer puesto del ranking ATP en 1991, consolidando su grandeza tanto en la pista como fuera de ella.Tras su retiro, Becker supo encontrar una segunda vida dentro del circuito. En 2013, asumió el desafío de ser entrenador de The Washington Post destaca el aporte estratégico y disciplinario del alemán a la carrera de Djokovic, reafirmando su estatura en la historia del tenis.Cuando terminó su etapa como entrenador, el panorama personal de Becker comenzó a deteriorarse. Según reveló The Guardian, se volcó al mundo de los negocios con el mismo ímpetu que lo caracterizaba en el deporte, pero pronto enfrentó dificultades serias.La situación se agravó en 2017, cuando una corte británica lo declaró en bancarrota. El proceso judicial, seguido de cerca por BBC, expuso que el extenista ocultó bienes y transfirió fondos de forma irregular mientras enfrentaba obligaciones con sus acreedores.
La experiencia en la cárcel fue brutal para Becker, según relató a The Times tras su liberación: vivió rodeado de personas condenadas por crímenes graves y temió por su integridad. “Todos los días luchas por sobrevivir. Nadie se interesa por tus títulos; lo único que importa es tu carácter y tu fortaleza”, afirmó el alemán, quien reconoció que la etapa tras las rejas lo empujó a enfrentar sus debilidades y reconstruir su vida desde cero. La prisión, más que el final, representó un punto de inflexión.
El relato de Becker es, al mismo tiempo, un reflejo de los excesos y riesgos que afrontan las grandes estrellas deportivas fuera de las canchas. Su vida fue una montaña rusa: de la gloria absoluta en Wimbledon a la humillación pública por problemas económicos y legales, sin radares ni comunicación por radio que anticiparan el derrumbe.La historia de Boris Becker trasciende los éxitos deportivos. Es una lección sobre los vaivenes del futuro, el peso de las decisiones y la posibilidad de recuperar la dignidad incluso en los contextos más adversos. La caída, la redención y el regreso a la vida pública definen la biografía de quien, a los 17 años, se convirtió en eterno en el césped londinense y que, pese a todo, nunca renunció a luchar.
A pesar de las crisis, Boris Becker continúa sorprendiendo. Recientemente anunció que será padre por quinta vez junto a su actual pareja, lo que marca una etapa de nuevas esperanzas y desafíos personales.Sus vínculos familiares, a menudo bajo el foco mediático por situaciones complejas y reconciliaciones, muestran a un hombre en constante búsqueda de equilibrio más allá del deporte.