8 de enero de 2025
El impacto del nuevo Código Urbanístico porteño: cómo serán los nuevos edificios y viviendas en los próximos años
La normativa redefine alturas, concentra desarrollos en avenidas y limita proyectos en calles residenciales. Algunos expertos alertan sobre los desafíos que eso significará para el acceso a la vivienda y el mercado
En paralelo, el CUR plantea una reorganización del mercado inmobiliario que también afecta a los pequeños desarrolladores y que deberá revisarse nuevamente en cuatro años.
El CUR también introduce herramientas innovadoras como la Capacidad Constructiva Adicional (CCA), que habilita la transferencia de derechos de edificación entre distintas zonas de la ciudad. Este mecanismo permite a los desarrolladores sumar pisos en proyectos localizados en avenidas del norte de la ciudad, siempre y cuando inviertan en la refacción de edificios patrimoniales o en proyectos ubicados en la zona sur.
Aunque esta medida busca fomentar la descentralización y el equilibrio entre distintas áreas urbanas, también plantea interrogantes sobre la concentración de la actividad constructiva y su impacto en los precios del suelo.El concepto de la CCA también genera tensión en el sector por las dificultades que podría acarrear en la implementación. Los desarrolladores deben equilibrar la rentabilidad de sus proyectos con los costos asociados a las inversiones requeridas en el sur o en edificios patrimoniales.Levrio también contó que las alturas máximas en ciertas avenidas alcanzarán los 23 pisos, mientras que en otras se limitarán a 14 pisos. En los barrios más densos, el límite quedará en 9 pisos, y en zonas menos densas predominarán edificaciones de 4 pisos. En este contexto, aproximadamente el 60% de la ciudad estará restringida a construcciones de baja altura. “Para los edificios más altos, salvo las excepciones que traen las torres sorpresa que romperán el paisaje de varios barrios, el resto queda igual”, amplió.
Esta reorganización podría acentuar la desigualdad entre distintas zonas de la ciudad, con un fuerte impacto en los precios y en el acceso a la vivienda, informaron desde el sector desarrollador y constructor a la vez que siguen en obras más de 50.000 unidades en la ciudad.Un cambio controvertido es la eliminación del retiro obligatorio en edificaciones bajas.Según Levrio, “esto genera más sombra en la vía pública y afecta la armonía con construcciones vecinas. La arquitectura resultante se asemeja a la de ciudades de la ex Unión Soviética, alejada de la identidad porteña”.Gonzalo Bustos, director de FOT Libre, explicó que las nuevas normativas eliminan los retiros y modifican la profundidad constructiva en las Unidades de Sustentabilidad de Altura Baja (USAB). Esto encarece el valor del suelo y limita la capacidad de los desarrolladores para llevar adelante proyectos rentables.Los diseños arquitectónicos también se verán afectados por las nuevas alturas permitidas. En avenidas principales, las torres podrán alcanzar los 68 metros de altura gracias a la CCA, lo que podría modificar significativamente el perfil urbano.
Respecto a las alturas permitidas, el CUR introduce una mayor flexibilidad en unidades de sustentabilidad baja, aunque con ciertas restricciones en el uso del suelo. La nueva categorización incluye la Unidad de Sustentabilidad Baja 0 (USAB 0), que reemplaza a la antigua USAB 1, que posibilita edificios de hasta 9 metros (planta baja más dos pisos), sin requerimientos de retiro.
Otro cambio significativo radica en la optimización del diseño arquitectónico. Se reduce, por ejemplo, la superficie mínima de los patios verticales a 20 metros cuadrados (6 metros cuadrados menos que bajo la normativa anterior). “En este sentido, se busca “maximizar el aprovechamiento de las plantas arquitectónicas y reducir costos destinados a zonas no habitables,” detalló Savelski.Sin embargo, en las calles internas, las limitaciones de altura y la eliminación de retiros podrían resultar en edificios más compactos y con menor espacio de esparcimiento.Desde el segmento recomiendan enfocar los proyectos en zonas con mayor edificabilidad y considerar el uso de la Capacidad Constructiva Adicional (CCA).“La reducción de la profundidad edificable obliga a diseñar edificios compactos, pero la baja rentabilidad en estas zonas podría frenar nuevos proyectos”, agregó Savelski.
Claudio Kulzer, proyectista y socio de la desarrolladora que construirá en el barrio de Saavedra, compartió cómo el CUR afecta a su proyecto ubicado en Quintana y Pico.
Kulzer destacó que la reducción de la capacidad constructiva limita las inversiones privadas que podrían mejorar la infraestructura barrial, “como veredas, iluminación y seguridad”.
Las nuevas normativas intensificarán la concentración en avenidas y zonas de alta densidad. Esto podría llevar a un aumento sostenido en los precios de las propiedades y alquileres.El futuro de la construcción en CABA dependerá de cómo estas regulaciones se integren en un mercado en constante evolución. El sector enfrenta un escenario complejo pero lleno de desafíos.