Jueves 2 de Enero de 2025

Hoy es Jueves 2 de Enero de 2025 y son las 19:50 -

12 de noviembre de 2024

Tienen más de 70 años, juegan al fútbol dos veces por semana y les enseñan códigos de vestuario a los más “pibes”

Desde cómo pararse y mirar la cancha hasta cómo prevenir que algún compañero “se caiga” del plantel, los más grandes están llenos de consejos para las nuevas generaciones

>Las medias deportivas a media asta, listas para darles un último estirón justo antes del puntapié inicial. Un short azul y un buzo de Boca. Botines negros, nada de fosforescencias, y emparchados con cinta scotch de la ancha. Y antiparras con aumento: “Como las que usaba Clarence Seedorf, el holandés”.

Detrás suyo, sus cómplices para este partido de miércoles por la noche, uno de los dos rituales de este grupo que, a falta de un partido, juega dos por semana: también hay juntada futbolera cada domingo a la mañana, para no quedarse con ganas.

Los que andan por los setenta y pico ya no se ocupan más de la organización: lo hicieron durante décadas, se cansaron, delegaron. Los que andan por los veintipico llegaron a La Bombonera de Open Gallo, el complejo de canchas en el que se disputan estos rituales deportivos, porque son amigos del hijo o del nieto de alguno de los jugadores, o porque un domingo se acercaron “a ver si faltaba uno” y quedaron. En los grupos de WhatsApp, que se llaman “Miércoles 21 horas” y “Fútbol domingos”, y en la cancha.

Ronald juega al fútbol hace más de setenta años. Empezó en Urdampilleta, el pueblo bonaerense cercano a Bolívar en el que nació. Siguió en Lanús, a donde se mudó con su familia cuando era un nene. “Yo tendría siete, ocho años y me mandaba a mudar para jugar a la pelota. Mi mamá se asustaba porque yo estaba acostumbrado al pueblo, y me iba por ahí sin ningún miedo, así que me metió pupilo en el Don Bosco. Los dos primeros años lloraba porque extrañaba. Los dos siguientes le daba un beso a mi mamá cuando me venía a visitar, y me volvía a jugar al fútbol”.

Ronald jugó en el Don Bosco, en el Colegio San José y en las inferiores de Boca, el club de sus amores. Su padre, xeneize también, se ocupó personalmente de llamar al presidente del club de La Ribera para que no tuvieran a su hijo en cuenta: él había decidido que el destino de Ronald era estudiar. “Hoy se lo agradezco, pero mi pasión sigue siendo el fútbol”, dice él, con los botines puestos y a punto de arrancar el partido jugando abajo. Aunque ya no ejerce como tal, es el alma-máter de este grupo siempre listo para jugar.

Los sesenta minutos que están a punto de empezar tendrán lo mismo que tiene cualquier partido de fútbol entre amigos: risas, alguna cargada, alguna puteada por un pase que se fue largo o por un remate que se fue apenas al lado del palo, aplausos para los desbordes buenos y las atajadas inesperadas, y algún “vamos, vamos” para poner al equipo en orden después de un tanto en contra.

“Yo quiero llegar a los cincuenta como están los de setenta. Obvio que tengo algunos cuidados: no voy fuerte a marcarlos. Pero no tienen problema en trabar, eh. Y corren, le meten. Aprendo mucho también de que lo importante, además de jugar, es hacerse un tiempo en la semana para compartir”, suma Joaquín, que trabaja como despachante en un depósito.

La genealogía de los partidos de miércoles y domingos es un entramado de equipos y formaciones a lo largo de los últimos cuarenta años: algunos de los más grandes se conocieron en torneos de ex alumnos del Colegio San José o del Don Bosco, aglutinados por Ronald; otros, de campeonatos de padres del Colegio Lasalle, al que fue Roni; otros son clientes o compañeros del estudio contable de Ronald; otros, amigos de amigos que ya no juegan pero que dejaron su legado. O hijos de amigos. O nietos de amigos. O vecinos de las canchas.

“Sin duda el primer beneficio de jugar miércoles y domingos es emocional, por el gusto y la alegría que me produce ir. Segundo, físicamente me hace sentir más activo y vigoroso para la vida en general. Y socialmente es gratificante, porque veo a personas que conozco hace años, compartimos el juego y luego quizás charlamos y tomamos una cerveza”, describe Máximo, que juega sobre todo atacando al equipo contrario y que viste una camiseta suplente del Ajax para la ocasión. La mezcla de edades, que a veces ocurre porque se suma algún sobrino, algún hijo o algún nieto, y a veces, un vecino, es para Máximo “muy interesante porque es una forma de seguir conociendo gente; eso siempre es muy bueno”.

“Otra cosa que nos enseñan es que acá nos mezclamos todos, que no importan las condiciones ni sociales ni deportivas de cada uno, lo que importa es que a todos nos gusta el fútbol y que todos queremos sobre todo sentir que venimos a un espacio en el que lo más importante es mantener la buena onda”, explica Roni. “Compartir esto con mi viejo es increíble, es un rato en el que los dos hacemos lo que más nos gusta y en el que ya nos entendemos sin decirnos nada. Eso sí, ya no jugamos enfrentados porque nos puteábamos”, cuenta, entre risas. La cancha -esta Bombonera y también la Bombonera real- los une como ningún otro espacio. Tal vez el inicio de todo eso haya sido en la rama anterior del árbol genealógico, cuando Ronald vio que otros lo hacían y se animó a darle a su padre el primer abrazo que los unió, después de un gol de Boca.

En el complejo del Abasto, cuando hay que recuperar un poco la respiración y bajar la frecuencia cardíaca, el arco es el lugar que eligen los más grandes. Como en cualquier partido de fútbol, casi todos los jugadores pasan al menos unos minutos por debajo de los palos, juegan defendiendo y también atacando.

Pero nada de eso importa los miércoles a las 21 y los domingos a la mañana, cuando este grupo histórico se junta: acá se deja todo lo que cada uno tiene. El estrés de la semana, algunos abrazos, toda la potencia y la estrategia que sea posible poner en la cancha, algunos gritos de reproche o de aliento, pases cortos, agarrones de camiseta y la sensación de que nunca es suficiente, de que hay que volver otro día. Como en cualquier partido de fútbol.

COMPARTIR:

Comentarios

  • Desarrollado por
  • RadiosNet