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29 de abril de 2022

De la rebelión de Los Ángeles al asesinato de George Floyd, treinta años de violencia racista

Por Daniel Giarone 28-04-2022 | 20:43

Uno de los homenajes a George Floyd.

“Lo que han hecho estas personas es encender la mecha de la bomba”. La frase pertenece al director de cine John Singleton. No fue dicha en un set de grabación sino en las puertas de un juzgado de Los Ángeles, después de que la Justicia absolviera a cuatro policías blancos acusados de golpear salvajemente a un hombre negro: Rodney King. Era 29 de abril de 1992 y la bomba estalló ese mismo día. Y no dejó de hacerlo por treinta años cada vez que la violencia policial se ensaña con “las personas de color”.

La mecha es mecha desde que los negros llegaron a los Estados Unidos vendidos como esclavos. La mecha a veces es corta. Otras larga. Pero no deja de acumular la polvora que la hace correr. Al sometimiento y la esclavitud (abolida formalmente en 1865, con el fin de la Guerra de Sesión) siguió la segregación consagrada en la fórmula “Separados pero iguales”, que recién caducó (también formalmente) en 1964, con la Ley de Derechos Civiles.

Una de las marchas generadas por la muerte de George Floyd.

Pero lo que parecía quedar atrás de algún modo persevera. Poco valió el asesinato de Martin Luther King o que Barack Obama se convirtiera en el primer afreamericano en llegar a la Casa Blanca. Desde la rebelión en Los Ángeles, hace hoy 30 años, la violencia racista contra los negros y las reacciones que esta provoca en las calles no dejan de sucederse.

El video casero de la burtal golpiza de dos policías blancos a Rodney King se convirtió el primer video viral de la historia.



El alzamiento que se produjo después de la brutal golpiza a Rodney King, el asesinato mediante un tiro en el pecho de Timothy Thomas, el homicidio grabado en video de Michel Brown, la muerte de Freddie Gray después de una perversa forma de golpearlo y el crimen por asfixia de George Floyd, se convirtieron en verdaderos hitos de una misma historia.


¿Podemos llevarnos bien todos juntos?



La noche del 3 de marzo de 1991 Rodney King conducía por la autopista Foothill, en Los Ángeles. La policía quiso que se detenga pero este no lo hizo. La persecusión fue a gran velocidad. King no quería que comprobaran que había bebido, que violaba la libertad condicional de la que gozaba después de una condena por robo.

Cuando finalmente Rodney King se detuvo frente al centro recreativo de Hanson Dam, cuatro policías (todos ellos blancos) detuvieron a los ocupantes del vehículo (además del conductor había dos personas más). Pero a King lo tiraron al suelo. Antes de esposarlo y atarle las piernas, le aplicaron una descarga eléctrica, lo golpearon salvajemente con porras y le dieron patas en la espalda.

“Tengo las manos arriba, no dispares”, le pidió Michael Brown al policía blanco Darren Wilson antes de que este lo asesinara de seis disparos.


El ataque fue filmado por un vecino desde una ventana de su casa. El video casero (un registro de unos doce minutos), donde policías blancos golpeban con saña a un negro, se reprodujo una y otra vez por la televisión. Fue, quizás, el primer video viral de la historia.


Lo que se veía era aquello por lo que la policía de Los Ángeles ya había sido denunciada muchas veces antes: la brutalidad contra los afroamericanos. Pero la bomba explotó casi dos meses después. Fue cuando un jurado, sin afroamericanos entre sus miembros, absolvió a los cuatro agentes por el delito de agresión y a tres de ellos por el de “uso excesivo de la fuerza”.

Las protestas comenzaron frente al juzgado (donde se registraron las primeras detenciones) y terminaron por estallar en el barrio negro de South Los Ángeles. Los enfrentamientos de los manifestantes con la policía, incendios, disturbios y saqueos se extendieron durante seis días. Sólo fueron sofocados por la intervención de la Guardia Nacional y del Ejército, que permaneció en la ciudad hasta fines de mayo.

El saldo oficial del estallido fue de 63 muertos, más de 2300 heridos y 12000 detenidos. Se registró además, con la TV en vivo, el linchamiento de un camionero blanco y de una pareja. Más de 1.000 edificios fueron destruidos. Los daños materiales estimados superaron los 1.000 millones de dólares.

Freddy fue trasladado esposado y sin cinturón de seguridad en la parte de atrás del móvil, que a fuerza de giros bruscos le propinaba golpes feroces.


El Jefe de Policía de Los Ángeles, Daryl Gates, renunció a su cargo. El presidente George Bush habló al país para denunciar el “terror arbitrario y la falta de respeto por la ley” de quienes estaban en las calles. El gobernador de California y el alcalde de Los Ángeles aludieron a la “brutalidad de las turbas”. En una entrevista Rodney King preguntó: “¿Podremos llevarnos bien todos juntos?”.


Faltas menores, delitos mayores



Timothy Thomas tenía 19, era negro y estaba acusado de cometer 14 faltas menores, entre ellas distintas violaciones a las normas de tránsito. Steve Roach es blanco, trabaja para la policía de Cincinnati y vio al jóven en las inmediaciones de un barrio considerado peligroso. Lo vio y lo siguió hasta un callejón oscuro, donde lo mató de un tiro en el pecho.

El asesinato ocurrió el 5 de abril de 2001, casi una década después del alazamiento por de Rodney King. El disparo se produjo a corta distancia. El policía adujo que Thomas iba a sacar un arma. Cuatro jóvenes negros habían muerto a manos de la policía de Cincinnati en los meses anteriores. Nadie le creyó.

La muerte de Timothy Thomas

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