11 de diciembre de 2025
La esposa del gendarme argentino en Venezuela: “No está detenido ni preso, está en una desaparición forzada”

María Alexandra Gómez relató que pasaron 367 días sin que Nahuel Gallo tenga acceso a un abogado o a una comunicación familiar. Mientras las autoridades argentinas la asisten, repasó los intentos fallidos de presentarse ante tribunales y solicitar hábeas corpus
“A él lo acusan de terrorista y de que fue a espiar a Venezuela, lo acusan de que lo mandó el gobierno de Milei”, agregó. Gómez aseguró que la única motivación de Gallo para cruzar la frontera fue reencontrarse con su hijo y su familia. El recorrido comenzó en Mendoza, con licencia y sin uniforme ni armamento alguno, y culminó en un paso fronterizo, donde fue retenido a su arribo. “Nahuel fue detenido al ingresar a Venezuela, apenas entró lo retuvieron. Para ingresar a Venezuela no había vuelos directos, él entró por Colombia de forma terrestre. Nahuel fue detenido en un paso fronterizo. Le dijeron que le iban a hacer una entrevista, pero lo retuvieron durante cuatro horas para que llegara la gente que se encarga de las desapariciones forzadas”, sostuvo.
En ese sentido, agregó: “La primera vez me dijo que me iba a llamar, que hable bajito porque era un tema delicado, me dijo que difundió las imágenes para que sepamos como está. Yo le dije que eso no me daba tranquilidad, que necesitaba hablar con Nahuel y que quería defenderlo. Después de buscarlo cuatro veces al fiscal, me sacaron con seguridad y me dijo que lo estaba acosando, que no lo busque más”.
Sin embargo, la pareja no oculta su decepción ante la falta de respuestas inmediatas. “Yo pensé que esto se podía solucionar antes del año, no sé qué se puede negociar entre ambos países… pensaba que si a nivel legal no pude ayudar a Nahuel, pensaba que viniendo acá a Argentina capaz se podía hacer algo”, reflexionó.
El relato de la familia incluye la salida de Gómez y su hijo de territorio venezolano como parte de una estrategia para resguardar su seguridad, aunque prefiere no compartir detalles para no exponer riesgos. “Yo sentía que mi escudo era Víctor, mi hijo, yo lo usé como un escudo porque es el hijo de Nahuel. Iba a todos los lugares feos, que no son para un niño de dos años y nunca pasó nada, hasta que me empezaron a decir que dejara de preguntar y molestar que me iba a pasar algo”, compartió.


