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2 de diciembre de 2025

Entrevista a Valentín Perrone, el “europibe” que brilló en la antesala del Moto GP: “Mi sueño es llevar a la Argentina a lo más alto”

Con 17 años, completó una gran temporada en Moto3 y se mantiene en carrera para llegar a la máxima categoría del motociclismo. Su impactante metodología de trabajo, cómo se vive el deporte en el país y su determinación para cumplir su objetivo

>“Sería un sueño llevar a la Argentina a lo más alto”. Con un mate en la mano, unas medialunas en la mesa y una gorra de Red Bull, Valentín Perrone cuenta con orgullo cómo lucha día a día para cumplir su anhelo de llegar a la cúspide del motociclismo. Desde abajo, Más allá de que su vida transcurrió en España, por dentro es un argentino de toda ley. Incluso, si no fuera por el acento en su hablar, tal vez uno no se daría cuenta de que nació en Barcelona. “Cómo viven todo acá los argentinos es increíble, algo de admirar, porque en ninguna parte del mundo lo viven así”, menciona con asombro en diálogo con Infobae. Marcelo Perrone, electromecánico, emigró al otro lado del océano en 1998 y, tras el nacimiento de Valentín en diciembre de 2007, dedicó su vida para cumplirle su sueño de llegar al MotoGP. Las vacaciones dejaron de ser un viaje a otro país con el objetivo de ahorrar gastos y se centraron en “ir un fin de semana toda la familia con la furgoneta, plantarla en un circuito y quedarnos el fin de semana ahí como si fuera de campamento”.

“Siempre ha estado mi papá conmigo. Todos los viajes los he hecho con él. Doce horas de furgoneta, tirando para la otra punta de España”, describe. Valentín tuvo la oportunidad de pisar el país por primera vez a principios de 2025 para afrontar el Gran Premio de Argentina en el Circuito Internacional Termas de Río Hondo: “Mi papá vino después de 20 años en marzo. No había venido. Se fue y no vino”. No obstante, su apego a la Argentina está desde que nació, ya que el día a día en su vida siempre estuvo atravesado por la cultura rioplantense.

Pese a que su primera experiencia en el país terminó con una fuerte caída por la que no pudo terminar la carrera, la euforia del público albiceleste en el Circuito Internacional de Termas del Río Hondo fue impactante. “Ahí era como si fuera Marc Márquez. Fue algo increíble. No me lo esperaba tan así. Increíble. De salir del box a la oficina donde me cambiaba, que había capaz 50-100 metros, capaz me pedían 20 fotos, cinco autógrafos, toda la gente preguntando por mí, era increíble. Me acuerdo que cuando acabé la primera sesión en Termas, me dio por saludar a la grada y todos en la grada estaban saltando como locos. Increíble. Fue increíble. Termas fue increíble”, recuerda con satisfacción.

El joven de 17 años cuenta con una cargada agenda en la que, pese a visitar Argentina por segunda vez, prácticamente no tiene tiempo para hacer turismo. “Llegué el viernes a la noche y ahora el miércoles me vuelvo a ir a España. Ya tengo que empezar con los entrenos, después voy a Estados Unidos a entrenar. Me hubiera gustado venir de vacaciones, más que nada. Salir de Buenos Aires, visitar un poco todo, conocer más del país, pero por tiempo no se puede. Vine justo unos días antes de Termas para poder estar en Buenos Aires, ver a la familia también de acá, pero no pude salir de Buenos Aires”, afirma.

Coyote, como lo apodan, concretó una notable temporada de debut en el Moto3, que es la segunda categoría promocional del MotoGP. Luego de quedar tercero en la MotoGP Rookies Cup, Perrone fichó por el equipo Red Bull KTM Tech3 y finalizó en la décima ubicación con 128 puntos. Tal fue su desempeño que logró quedarse con la pole en reiteradas oportunidades y se subió al podio en dos ocasiones: Fue un balance positivo. Terminé décimo en el campeonato, que era el objetivo que tenía. Pude hacer podios, poles, estar muchas carreras adelante luchando. Fue un año muy positivo. Aprendí muchas cosas. Tuve momentos malos de los que aprendí, porque también es importante vivirlos para aprender. Sumé mucha experiencia, disfruté, me lo pasé bien, conocí nuevos lugares, disfruté con la moto. Fue un año increíble, en el que he disfrutado muchísimo y he aprendido muchísimo. Es el año en el que más he aprendido de todos. Al haber tantas carreras, son muchas experiencias nuevas que vienen. Entonces, la verdad que fue un año muy positivo”, analiza.

En esta misma línea, puntualiza en que concretó una adaptación prácticamente automática a la categoría y a las características de la moto: “La verdad es que fue una evolución rápida. No esperaba ya enseguida sentirme como me he podido sentir a mitad de temporada. Me esperaba capaz en las últimas carreras poder estar adelante, pero después del verano, por cómo me encontraba con la moto, por cómo sentía esa sensación de fluir, de bailar con la moto, no me esperaba estar así tan pronto”.

Aunque los resultados en pista se explican por el enorme esfuerzo que hace día a día; el joven de 17 años mantiene una meticulosa rutina para maximizar su futuro. “El sacrificio ya viene de unos cuantos años atrás. El dedicar toda mi vida, el no salir con los amigos, no disfrutar de la juventud. La disfruté entrenando y dedicando mi cien por ciento del día a entrenar, comer bien, descansar bien, que es lo fundamental”, aclara.

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Una de las actividades preferidas de Valentín es andar en bicicleta, que es algo que disfruta más allá del tiempo lúdico. “También intento salir más con mis entrenadores, con otros pilotos. Intento que sea un poco más divertido también. Charlar, no ir solo con la música y ya está. Intento también hacerlo un poco más divertido. Por ejemplo, salir con la bici, con mi entrenador, que me lo paso muy bien con él, con otros pilotos con los que estoy viviendo. Es un momento divertido, también se sufre. Cuando vas a 190 de pulso que te quieres morir, no es muy divertido”, explica.

Uno de los rasgos más característicos de los motociclistas es manejar picos de adrenalina extremos, al punto de que lo primero que hacen cuando se caen de la moto a más de 250 km/h es buscarla para volver a correr. “No sé muy bien el por qué, pero sí, cuando nos caemos, lo primero que pensamos es: ¿Cuándo me voy a subir en la moto?’. Perrone asegura que tuvo la suerte de no tener grandes lesiones y que “la única rotura que he tenido fue en el dedo pulgar de la mano”, además de contar que el calentamiento previo a comenzar a competir es una parte fundamental de su preparación antes de subirse a la moto. “Tengo un equipo detrás, no solo el equipo de carrera, sino también tengo a mi mental coach, mi psicólogo, mi entrenador de hace muchos años. Pero sobre todo también a mi familia que siempre me ha apoyado con todo. Con todas mis decisiones y con todo, entonces tengo un buen respaldo detrás”, cuenta.

“Hay muchas dudas. Hay veces que no sé si estoy dando mi 100 %, si puedo hacerlo mejor. Yo intento también preguntar bastante a la gente de mi alrededor, pero no sabés si lo estás haciendo al 100 %. No sabés si te encontrás cansado de verdad o es porque podés descansar mejor todavía. Si estás entrenando bien o se puede mejorar. Entonces, siempre hay dudas, pero intento tener claro lo que hago”, analiza sobre cómo es el sacrificio detrás de un deportista que ya se codea con la élite.

Valentín Perrone, con su familia a su lado, tiene su objetivo entre ceja y ceja: llegar al MotoGP y consagrarse campeón del mundo en el motociclismo. Incluso, asegura que no piensa en otra cosa que en trabajar todo el tiempo en esto: “El deporte siempre va a estar en mi vida. Los próximos años intentaré llegar a MotoGP y disfrutar del camino”. El pibe de 17 años competirá un nuevo año en el Moto3 y mantiene vivas las ilusiones de volver a poner la bandera argentina en la máxima categoría.

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