10 de noviembre de 2025
Costa Rica y Cuba: No más indulgencia
La verdadera solidaridad exige no apoyar de forma automática discursos que encubren un régimen dictatorial
El régimen ha construido, con relativo éxito, una narrativa de victimización, presentada como si el pueblo cubano fuera víctima de un cerco exterior, cuando en realidad padece el cerco interior impuesto por su propio gobierno. Esa puesta en escena ha funcionado durante demasiado tiempo en los organismos internacionales, donde la complacencia diplomática ha servido de escudo a una dictadura envejecida. Hoy parecerían darse las condiciones para levantar la voz sobre este sinsentido.
Este cambio también podría ser parte de una decisión estratégica y pragmática: un acercamiento a Washington en torno a valores de mercado, democracia y seguridad regional. De hecho, este año, varios países de América Latina cambiaron sus votos o se abstuvieron, un importante indicador de lo que sucede en el hemisferio: el presidente Donald Trump gana adeptos y aliados, mientras la vieja coalición latinoamericana de apoyo a Cuba está resquebrajándose. Las nuevas generaciones políticas entienden que los derechos humanos no se defienden protegiendo tiranías, sino exigiendo reformas reales y apertura democrática.
Costa Rica parece adelantarse al clima político que se avecina: la democracia, la libertad y la prosperidad no son demandas exclusivas de una ideología política, sino los estándares mínimos que las naciones modernas deben garantizar a su población. Su postura es un llamado a mirar la verdad sin disfraces y a reconocer que la indulgencia con las dictaduras no es diplomacia: es complicidad.


