15 de octubre de 2025
La Unión Europea expresó “alivio” por la liberación del disidente cubano José Daniel Ferrer pero rechazó el exilio como solución

El bloque comunitario agradeció el papel de Estados Unidos en la excarcelación del líder opositor pero remarcó que el destierro no es la salida y exigió a La Habana la liberación de todos los presos detenidos por motivos políticos
Poco después de aterrizar en Miami, Ferrer compareció ante la prensa, envuelto en la bandera cubana y acompañado de familiares, activistas y políticos locales, en la sede de la Fundación Nacional Cubano Americana. Aseguró que su prioridad será continuar su labor desde el exilio y llamó a la unidad de los cubanos dentro y fuera de la isla para impulsar la causa democrática. “No es el momento de lamentarse. Creo que las condiciones son muy favorables para que de una vez por todas nos alineemos los cubanos de dentro y de fuera que queremos la libertad y la democracia”, declaró Ferrer durante una rueda de prensa donde también agradeció la mediación de Estados Unidos y pidió no olvidar a quienes aún permanecen cautivos.
La Administración estadounidense, a través del secretario de Estado Marco Rubio, celebró la llegada de Ferrer y recordó que en la isla hay más de 700 presos políticos, por lo que instó a la comunidad internacional a exigir al régimen cubano el respeto de los derechos humanos y el cese de los abusos. Rubio manifestó en un comunicado en la red social X: “Tras años de represión, tortura y abusos del régimen cubano, Ferrer y su familia están en Estados Unidos. El pueblo cubano aspira a tener libertades fundamentales y democracia y es una inspiración para mucha gente”.Las autoridades cubanas trasladaron a Ferrer desde la prisión de Mar Verde al aeropuerto internacional de Santiago de Cuba, donde se reunió con su familia antes de abordar el vuelo rumbo a Estados Unidos el 13 de octubre de 2025. Ferrer se suma así a los cientos de miles de cubanos que han emigrado desde 1959, configurando en Miami un núcleo central de la diáspora.El régimen cubano afirmó que la medida obedece al cumplimiento de la legalidad vigente y reiteró su defensa del orden constitucional frente a injerencias externas. De acuerdo a distintos informes, Ferrer sufrió “golpizas, torturas, humillaciones, amenazas y tratos crueles e inhumanos” durante su reclusión, denuncias que fueron amplificadas por su familia y organizaciones humanitarias. El acuerdo que permitió la salida de Ferrer fue precedido por gestiones diplomáticas y presión internacional, especialmente desde Estados Unidos y la Unión Europea, que insisten en que la liberación de disidentes debe ir acompañada de reformas que permitan el pleno ejercicio de los derechos fundamentales en Cuba.