8 de octubre de 2025
El Congreso se encamina a avalar los gastos del 2020, pese al retaceo de datos sobre las vacunas del COVID-19
Los bloques de la oposición -no así dos legisladores libertarios- dispusieron avanzar con un dictamen, aunque con observaciones sobre Salud y otros ministerios. El papel de “abstención de opinión” de la AGN por falta de información
Durante la reunión, Pichetto resaltó los “números muy consistentes” como para validar la cuenta 2020. Habló, para recursos percibidos y gastos devengados, de cifras por encima de 92,7% y 97,9%, respectivamente. Seguido a ello, apuntó a las abstenciones de opinión de los auditores sobre Salud, Relaciones Exteriores, Energía y Medio Ambiente.
La Libertad Avanza quiso aprovechar para criticar al kirchnerismo. Por caso, el diputado Julio Moreno Ovalle (Salta) comentó que, en Salud, hubo programas sólo con la mitad de sus fondos detallados. “No existe documentación que permita analizar importes transferidos ni rendiciones”, indicó.
No tardó en responder el jefe del cristinismo en Diputados, Germán Martínez, quien recordó la deuda del Gobierno de Cambiemos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y “la deuda a 100 años”. Sin embargo, segundos más tarde reconoció: “Hay cosas que en términos de información que se podrían haber hecho mejor”.
“En lo que tiene que ver con la cuenta de inversión, es de opinión favorable con salvedades”, agregó el diputado por Santa Fe, y sugirió “ponerse un poco en el lugar” de quienes tuvieron que “administrar en momentos tan difíciles como los que se vieron con la pandemia”.Desde la Unión Cívica Radical (UCR), el senador chaqueño Víctor Zimmermann opinó: “Se puede acompañar la cuenta y la fundamentación da para hacerlo, pero hay que dejar la constancia categórica en la misma resolución que se podría iniciar una prosecución para establecer responsabilidades por el no dictamen de los organismos en cuestión”.Todo este panorama ocurre con una AGN fileteada: Diputados y el Senado no se ponen de acuerdo para elegir a sus representantes y Olmos tiene el control total de un organismo cuyo colegio de auditores está casi acéfalo, salvo su presidencia.