1 de octubre de 2025
Videos disparando armas, alcohol y un vínculo de “bandido” con su hijo: así se mostraba en redes sociales el papá de Pequeño J

Janhzen Valverde Rodríguez perteneció a la banda “Los Injertos de Nuevo Jerusalén en Trujillo”, grabó videos con municiones y bebiendo alcohol mientras transmitía a su hijo un legado de la criminalidad, que marcó su adolescencia y culminó con los hechos de Florencio Varela
Esa publicación, citada por el medio La República, fue interpretada como un juramento de venganza. Desde entonces, quienes lo conocieron comenzaron a recordar cómo asumió la violencia como una bandera propia.
La genealogía criminal de la familia extendía su influencia más allá del padre. Los tíos de Tony, Manuel y Luis Valverde Rodríguez, aparecen en registros policiales de La Libertad por causas que incluyen extorsión, robo agravado y homicidio. Manuel, conocido como “Chuman”, fue acusado del asesinato de José Sánchez Díaz en 2012.El hijo creció en ese entorno, rodeado de armas, de apodos y de referencias tanto a criminales reales como a figuras de ficción. Las publicaciones en redes sociales de su padre refuerzan todo esto. Mostraban armas, mensajes de odio y la exaltación del propio Escobar como modelo. El círculo se cerraba con la frase que lo acompañó en distintas etapas de su vida: “Toda la vida bandido”.
El camino de Tony, conocido como “Pequeño J”, lo llevó a convertirse en el acusado de planificar el triple femicidio en Florencio Varela, donde Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez fueron secuestradas, torturadas y asesinadas. El hecho, ocurrido el 20 de septiembre, reveló la continuidad de esa genealogía marcada por la violencia.Había logrado trasladarse desde Bolivia de forma ilegal, usando un micro y ocultándose luego en un camión de pescado. Su captura fue posible gracias al seguimiento de sus teléfonos y a la cooperación entre la Policía Bonaerense y la Dirección Antidrogas de Perú.
En paralelo a esa caída, en los barrios de Trujillo todavía recordaban los videos de Janhzen Valverde Rodríguez, donde se mostraba disparando y bebiendo con sus allegados. Para muchos, esas imágenes son hoy un reflejo del camino que tomó su hijo.Así, los videos caseros, los relatos y la memoria de un entorno atravesado por el delito forman parte de una misma historia que comenzó en La Esperanza y se expandió con consecuencias que hoy se investigan en los tribunales de Argentina y Perú.