Martes 30 de Septiembre de 2025

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30 de septiembre de 2025

Hugo Moyano presiona por la nueva CGT y mete mano en Camioneros, pero su hijo Pablo se anotó un gran triunfo

El líder sindical juega fuerte en la interna cegetista mientras desplazó a dos dirigentes de su gremio. El que festeja es su díscolo hijo, que preside un club de fútbol que subió de categoría

>Hugo Moyano está más activo que nunca. A los 81 años, el líder del Sindicato de Camioneros desafía a los que quieren jubilarlo anticipadamente con fuertes jugadas que está haciendo en varios frentes decisivos.

Lo “peor” que le pasó en los últimos días, sin embargo, es haber tenido que festejar un resonante triunfo de su hijo Pablo, con quien sigue peleado desde que se enfrentaron en 2021 por el papel de una empresa de su esposa Liliana Zulet en el gerenciamiento de la obra social. Es que el sábado pasado salió campeón el club Deportivo Camioneros en la Primera C y de esa forma ascendió a la Primera B Metropolitana. Esa entidad deportiva está presidida por Pablo Moyano, actividad a la que se dedica a tiempo completo desde que renunció a la CGT y dejó de ir al sindicato.

En las redes sociales, el hijo mayor del líder de Camioneros celebró el campeonato ganado desde un video en el que incluyó también un mensaje político. “Esto nos da más fuerza en la parte deportiva en año que viene y nos da más fuerza para seguir confrontando a un gobierno gorila que tanto daño está haciendo al país, a los trabajadores, a los jubilados y a los discapacitados”, afirmó.

Mientras Pablo Moyano celebraba, su papá llevaba adelante sus jugadas en la CGT y en Camioneros para no ceder posiciones y reforzar su poder.

En las negociaciones para la futura central obrera, que se elegirá el 5 de noviembre, Hugo Moyano apuesta a que Argüello, uno de sus dirigentes de confianza, siga en el próximo triunvirato, aunque esta posición choca con la que mantienen sus aliados en la CGT (“Gordos” e independientes), que promueven a sindicalistas más jóvenes como Cristian Jerónimo (empleados del vidrio) y Jorge Sola (seguros) para integrar el esquema de 3 cotitulares.

Los conocedores de la interna gremial dicen que Hugo Moyano decidió el respaldo a Argüello luego de haber desistido de impulsar a su hijo menor, Jerónimo, para que sea secretario de la Juventud de la CGT, cargo que hoy ocupa Sebastián Maturano (La Fraternidad).

Sus aliados de la alianza “Gordos”-independientes no están de acuerdo y advierten: “A Hugo ya le pagamos bien apoyando a su hijo Huguito para que sea candidato a diputado nacional en estas elecciones, así que debería conformarse con otro puesto en la CGT”.

En estos días se intensificarán las tratativas entre los sectores sindicales para diseñar la nueva CGT, pero todo indica que Moyano dará pelea para mantener a Argüello o bien para nombrar a su hijo menor.

Mientras, el jefe de Camioneros hizo una maniobra en los últimos días que se asocia con su interna: desplazó a dos dirigentes de la comisión directiva del sindicato: el secretario Administrativo, Claudio Balazic, y el secretario Tesorero, Paulo Villegas.

Según esta versión, que circula con insistencia, el detonante habría sido la supuesta crítica de Zulet hacia los dirigentes que habrían permitido que el club presidido por Pablo Moyano se convierta “en una vidriera de lo que es una buena gestión”.

No son los únicos movimientos en Camioneros. También aseguran que estaría pasando un mal momento un dirigente clave dentro de la estructura moyanista que en su momento estuvo alineado con Pablo: se trata del secretario de la Rama de Recolección del sindicato, José “Teta” Garnica.

Ese entendimiento marcó el final de la llamada “Ley Moyano”, como le dicen coloquialmente a esa norma no escrita por la cual Camioneros lograba desde 1998 que cada vez una empresa ganaba una concesión de servicios o cambiaba de accionistas, despidiera al personal, lo indemniza y lo volviera a contratar.

El problema comenzó cuando Pablo Moyano, fiel a su estilo confrontativo, había advertido meses antes que “cuando se termine el contrato de la recolección, las empresas de la Ciudad de Buenos Aires van a tener que pagar la indemnización”, pero eso no sucedió por el acuerdo entre el gremio y el Gobierno porteño y, llamativamente, nadie se los anunció a tiempo a los trabajadores del sector, muchos de los cuales ya habían gastado a cuenta pensando en el resarcimiento económico que les correspondía.

Por ahora, ya desentendido de este complejo juego de poder e intrigas, el único que festeja algo en la periferia de Camioneros es un exiliado del sindicato como Pablo, alguien que terminó encontrando en el fútbol el reconocimiento que su papá le negó.

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