Miércoles 24 de Septiembre de 2025

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24 de septiembre de 2025

Alim Aliyev, subdirector del Instituto Ucraniano: “La estrategia de Rusia es apropiarse de tu cultura e historia, o destruirlas”

El funcionario y activista visitó Buenos Aires para impulsar la diplomacia de Kiev en América Latina. Como tártaro de Crimea nacido en el exilio, relata a Infobae cómo la cultura se convirtió en una herramienta de resistencia ante los intentos de Putin de borrarla

>Alim Aliyev lleva en su historia personal las huellas de un siglo de represión soviética y rusa. Nacido hace 37 años en Uzbekistán, donde su familia tártara de Crimea había sido deportada en 1944 —en una operación que Ucrania considera un genocidio—, este periodista de formación y activista de derechos humanos ocupa desde 2020 el cargo de subdirector general del Instituto Ucraniano, la institución creada por Kiev en 2017 para proyectar su cultura en el mundo.

“Esta guerra no es sobre territorios. Ni siquiera es entre Ucrania y Rusia. Es una guerra entre dos sistemas —el democrático y el autocrático— y, en última instancia, entre el pasado y el futuro”, explica a Infobae. Una pugna que para los tártaros de Crimea, cuya situación bajo la ocupación rusa también aborda, trasciende lo político: “No es una cuestión de sentimientos o de razones políticas. Es una cuestión existencial”, sentencia.

—Somos una institución “post-Maidán”, fundada después de la Revolución de la Dignidad [las protestas pro UE que culminaron con la destitución del presidente Viktor Yanukovich]. Dependemos del Ministerio de Exteriores y funcionamos como los principales institutos culturales a nivel internacional. Nuestra misión es acercar Ucrania a diferentes países y construir puentes entre sociedades. Porque la confianza se construye cuando entiendes mejor al otro, cuando tienes comunicación. Por eso realizamos colaboraciones entre artistas, universidades, centros de pensamiento. No solo presentamos la cultura ucraniana, sino que creamos proyectos que representen dos culturas, como hicimos con —¿Por qué América Latina es importante en su estrategia?

—Seré honesto: como Ucrania, no nos habíamos comunicado sistemáticamente con América Latina durante los últimos 30 años. Después de la invasión a gran escala, entendimos que necesitábamos tener nuestra propia voz en estos países. Sobre nosotros hablaba Rusia, explicaban Ucrania a través de mirada rusa. Geográficamente estamos muy lejos, pero cuando empezamos a cooperar, vemos muchas cosas en común: desde el comportamiento humano hasta perspectivas culturales. La gente en América Latina es muy abierta y emocional, se parece mucho a nosotros.

—¿Cómo compiten con la fuerza del poder blando ruso, que tiene décadas de presencia y muchos más recursos?

—Qué relación existe entre cultura y seguridad nacional en el contexto de la guerra?

—Es importante entender que esta guerra no es sobre territorios. Ni siquiera es entre Ucrania y Rusia. Esta es una guerra entre dos sistemas: democrático y autocrático. Pero también es una guerra entre el pasado y el futuro. Para Rusia, la identidad ucraniana es uno de los principales desencadenantes de esta guerra porque Putin y la élite rusa dicen que Ucrania como nación no existe, que el idioma ucraniano es parte del ruso. La cultura es parte fundamental de la seguridad nacional porque si preservamos nuestra identidad, podremos existir como sociedad ucraniana.

—Sí. Soy miembro de PEN Club Ucrania y hacemos viajes voluntarios al frente. Una cosa importante que hacemos es llevar libros en ucraniano, porque cuando los rusos llegan a una ciudad, queman los libros en ucraniano. ¿Por qué? Porque es un imperio que trata de recuperar su antigua colonia. En el imperio ruso debes tener solo un idioma principal: el ruso. Si tienes artistas brillantes, lo llamarán “artista ruso”, como hicieron con [el pintor] Kazimir Malevich. Es apropiación cultural.

—¿Percibe fatiga en la opinión pública internacional hacia la guerra? ¿Cómo mantienen el interés en medio de tantas otras crisis?

—Como tártaro de Crimea nacido en el exilio, ¿cómo vive esta doble identidad?

—Yo no soy ucraniano étnico, soy tártaro de Crimea, pueblo indígena de Ucrania, pero políticamente soy ciudadano ucraniano. Nunca he tenido conflicto interno con estas identidades. Nací en Uzbekistán por el genocidio soviético de 1944. Cuando regresamos a Crimea, toda la vida política tártara giraba alrededor del Mejilis y del Qurultai, nuestras instituciones representativas. Pero políticamente, en cada etapa de la independencia ucraniana, los tártaros de Crimea apoyamos el movimiento democrático nacional. Era tradición cooperar con disidentes ucranianos desde los tiempos soviéticos.

—Tengo amigos en prisión, como [el defensor de los derechos humanos] Serwer Mustafayev. No es solo ocupación, es recolonización. Antes de la primera colonización rusa en 1783, el 95% de la población crimea éramos tártaros. Ahora somos el 15%. Hubo una segunda colonización soviética, y ahora tenemos esta tercera. Se trata de militarizar las conciencias, no solo la península. El Mejilis [el máximo órgano ejecutivo tártaro] está prohibido como “organización extremista”. Los medios independientes están prohibidos. Durante estos 11 años, 70.000-80.000 habitantes dejaron Crimea, pero llegaron 800.000 nuevos colonos rusos y de otros territorios ocupados de Ucrania.

—¿El idioma tártaro sobrevive bajo ocupación?

—¿Los tártaros están huyendo o resistiendo?

—¿Confían en recuperar Crimea?

La proyección de Ucrania en América Latina, una región donde la narrativa rusa ha predominado durante décadas, se basa en una diplomacia cultural que prioriza la autenticidad por sobre la propaganda. “Nuestra estrategia no es competir con la desinformación rusa, sino construir confianza a largo plazo a través de valores y colaboraciones genuinas”, explica Alim Aliyev durante la conversación con Infobae.

A mediano plazo, la clave está en la academia. “En el mundo, los estudios eslavos solían ser estudios rusos. Ahora es vital que se estudie a Ucrania por sí misma”, afirma. Para ello, impulsan la Coalición Global de Estudios Ucranianos y acaban de lanzar un curso online en español sobre la plataforma Udemy. “Es crucial hablar en el idioma de la gente del lugar”, insiste.

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