Jueves 18 de Septiembre de 2025

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18 de septiembre de 2025

Un comando armado asesinó al investigador que más daño causó al mayor grupo criminal de Brasil

Ruy Ferraz Fontes fue acribillado con fusiles cerca de su oficina en São Paulo, tras décadas combatiendo al PCC, principal sospechoso del crimen

>Ruy Ferraz Fontes, de 63 años, ex delegado general de la Policía Civil de São Paulo y uno de los principales especialistas en crimen organizado de Brasil, fue asesinado la noche del lunes en Praia Grande, en la costa paulista.

Fontes ingresó a la Policía Civil en 1988 y acumuló más de cuatro décadas de servicio en áreas clave: dirigió la división de homicidios, el departamento de narcóticos y las investigaciones de robos a bancos. En 2019 alcanzó el cargo máximo de delegado general, bajo el gobierno de João Doria, con responsabilidad directa ante el gobernador y el secretario de Seguridad Pública.

Tras dejar la jefatura en 2022, se trasladó a la ciudad costera de Praia Grande, en el estado de São Paulo, donde ejercía como secretario de Administración municipal. Su carrera combinó la investigación policial con la docencia en criminología, pero su nombre quedó ligado para siempre a un único adversario: el PCC.

Fue el primer inspector en investigar formalmente la estructura de la facción en los años noventa, cuando muchos aún dudaban de su existencia. Elaboró organigramas, presentó imputaciones colectivas por asociación ilícita y fue clave en el traslado de los principales líderes del PCC a cárceles de máxima seguridad, bajo un régimen más estricto pensado para aislarlos y limitar su capacidad de mando. Durante la ola de atentados de 2006, que paralizó São Paulo con ataques coordinados contra policías e instituciones, ya figuraba como uno de los enemigos más buscados por la organización.

La confrontación con el Primeiro Comando da Capital marcó toda su trayectoria. Fontes encabezó investigaciones que llevaron al aislamiento de El PCC emitió una orden de muerte contra él después de que encarcelaran a Marcola y, más tarde, cuando comenzaron a trasladar a los líderes del PCC para separarlos y aislarlos en prisiones de todo Brasil, con el fin de desarticular su red dentro de las cárceles”, dijo Dalby.

Dalby explica que, aunque Fontes no logró impedir que el PCC creciera hasta convertirse en una de las bandas criminales más importantes del mundo —dominando la mayor parte de la cocaína que sale de Brasil hacia Europa, estableciendo una fuerte presencia en Portugal y, por supuesto, en Bolivia y Paraguay—, ellos nunca lo perdonaron.

Fontes sobrevivió al menos a cinco atentados que estuvieron cerca de tener éxito a lo largo de los años, lo que demuestra que el PCC, o al menos las bandas criminales en Brasil, lo veían como un objetivo prioritario”, dijo el director de director de World of Crime.

Para Osvaldo Nico Gonçalves, secretario ejecutivo de Seguridad Pública del estado de São Paulo, la hipótesis principal es inequívoca: “Él luchó mucho contra la facción, esto ciertamente fue una venganza del PCC”.

El gobierno de São Paulo desplegó más de cien agentes de élite en la región para identificar a los responsables. Dos sospechosos ya fueron señalados a partir de huellas y pruebas balísticas. El gobernador Tarcísio de Freitas calificó el asesinato como un ataque directo al Estado y prometió “todo el rigor de la ley” contra los autores. Asociaciones de delegados y fiscales coincidieron en que se trató de una ejecución cobarde contra quien había infligido enormes perjuicios al PCC y exigieron reforzar la protección de funcionarios, incluso tras su jubilación.

Fundado en 1993 en las cárceles de São Paulo, el PCC evolucionó de un grupo de presos en busca de protección mutua a la mayor facción criminal de Brasil, con alrededor de 30.000 miembros repartidos en casi todo el territorio nacional y presencia creciente en países vecinos como Paraguay y Bolivia. Su principal fuente de ingresos sigue siendo el narcotráfico, pero controla también extorsiones, secuestros, robos y lavado de dinero. Se estima que factura más de cien millones de dólares al año, con una disciplina interna que le permite ejecutar ataques coordinados y sostener motines simultáneos.

El asesinato de Ruy Ferraz Fontes encaja en ese patrón de venganza del PCC. En 2003, el grupo criminal ordenó la ejecución del juez Antonio Machado Dias, corregidor de un presidio de máxima seguridad. Años más tarde, otro director penitenciario fue asesinado por endurecer el régimen carcelario. Fontes, que dedicó su vida a estudiar y combatir a la facción, se suma ahora a esa lista de blancos escogidos por el crimen organizado.

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