28 de agosto de 2025
Los tiburones frente a un riesgo silencioso: la acidificación del mar podría dañar sus dientes

Este fenómeno amenaza la supervivencia de grandes depredadores, anticipa desequilibrios en la vida acuática y plantea retos inesperados para los ecosistemas del futuro
Los dientes se examinaron antes y después de la incubación utilizando dos tipos de microscopía complementarias. Primero, la microscopía óptica permitió observar y medir cambios generales en el tamaño y la forma de los dientes, como la circunferencia. Luego, mediante microscopía electrónica de barrido, se analizaron detalles mucho más pequeños de la superficie, y se identificaron daños microscópicos, grietas, agujeros y alteraciones en la corona y la raíz.
Los resultados muestran que los dientes sometidos a mayor acidez presentaron un aumento significativo en la circunferencia, atribuible a la degradación de los bordes y a la aparición de irregularidades superficiales.Según Maximilian Baum, biólogo de la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf (HHU), primer autor del artículo, “Los dientes de tiburón, a pesar de estar compuestos de fosfatos altamente mineralizados, siguen siendo vulnerables a la corrosión en futuros escenarios de acidificación oceánica”. El investigador subrayó que estos dientes, diseñados para cortar carne, no están preparados para resistir la acidez creciente del océano.
El impacto potencial de estos hallazgos va más allá de la morfología dental. Los tiburones dependen de sus dientes para cazar y alimentarse, y aunque reemplazan sus dientes de forma continua, el ritmo de reposición varía entre especies y podría no ser suficiente para contrarrestar el daño acelerado por la acidificación.Además, el proceso de regeneración y remineralización en tiburones vivos podría requerir más energía en aguas ácidas, lo que supondría un coste fisiológico adicional. Baum advirtió que “mantener el pH del océano cerca del promedio actual de 8,1 podría ser crucial para la integridad física de las herramientas de los depredadores”.Los autores señalan que futuras investigaciones deberán abordar los efectos de la acidificación sobre la síntesis, estructura química y resistencia mecánica de los dientes en organismos vivos, así como la capacidad de adaptación de diferentes especies.
La acidificación oceánica es una consecuencia directa de las emisiones humanas de CO₂, que al disolverse en el agua disminuyen el pH y alteran la química marina. Desde el inicio de la era industrial, que conllevó un aumento de emisión de gases de efecto invernadero debido a actividades humanas, el pH promedio de los océanos descendió de 8,1 a valores que, según las proyecciones, podrían llegar a 7,3 en 2300, lo que implica una acidez casi diez veces mayor que la actual.