28 de agosto de 2025
Amnistía Internacional repudió la impunidad por los crímenes de lesa humanidad del régimen chino en Xinjiang

La ONG advirtió que, tres años después del informe de la ONU, persisten las violaciones sistemáticas contra uigures y otras minorías musulmanas en China y reclamó una respuesta firme de la comunidad internacional ante la represión y el trabajo forzado
Familiares de detenidos en Xinjiang manifestaron que la poca repercusión de sus casos ha impedido que se adopten medidas efectivas. Una de las personas afectadas, identificada como Patime, relató que tras la publicación del informe de la ONU esperaba “medidas concretas y reales, como sanciones”. Según su testimonio, la esperanza depositada en el reconocimiento formal de las atrocidades no se ha traducido en acciones decididas desde los gobiernos. “No dejemos que este informe acabe olvidado en un cajón”, exhortó.
Frente a este escenario, Amnistía Internacional urgió a la comunidad internacional a “actuar conforme a las recomendaciones del informe de la ONU y aumentar la presión sobre China para que libere a todas las personas que siguen detenidas arbitrariamente en la región”. La organización también ha solicitado a Naciones Unidas que actualice de manera pública la información sobre el informe y refuerce sus mecanismos de vigilancia.
En el plano político, AI pidió a los Estados miembro condenar de manera explícita las violaciones persistentes y demandó el establecimiento de un mecanismo internacional de investigación independiente, que permita exigir cuentas a los responsables. Entre los reclamos se incluyen la reparación a las víctimas y supervivientes y la adopción de “medidas adecuadas para prevenir nuevas violaciones”.En ese contexto, la secretaria de Seguridad Nacional estadounidense, Kristi Noem, declaró: “El uso de mano de obra esclava es repulsivo y haremos que las empresas chinas rindan cuentas por los abusos y eliminaremos las amenazas que sus prácticas de trabajo forzoso suponen para nuestra prosperidad”. Autoridades estadounidenses aseguran que Beijing mantiene establecimientos que funcionan como campos de internamiento para uigures y otros grupos religiosos y étnicos minoritarios en la región occidental. Sin embargo, el régimen chino ha negado reiteradamente las acusaciones y rechaza cualquier señalamiento de abuso.
(Con información de EP y Reuters)