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21 de agosto de 2025

El drama de la mujer que fue atropellada por una avioneta: denuncia que pagó por una casa al municipio y que nunca se la entregaron

Yésica Acuña y su hija filmaban un show de acrobacias aéreas de una fiesta de casamiento, cuando fueron embestidas por el ala de la aeronave. Desde entonces enfrenta secuelas físicas y reclama que la Municipalidad no cumple con la entrega del inmueble

>En 2021,El accidente ocurrió el 30 de octubre de ese año, cerca de las 19, en la calle Rivadavia al 300. Acuña, que entonces tenía 26 años, estaba en la puerta de su casa con su hija Isabella, mientras su otro hijo de tres meses dormía en una cuna.

Ambas sobrevivieron, pero cargan con secuelas físicas y emocionales. Casi cuatro años después, Acuña enfrenta un nuevo problema: reclama que el municipio no le entrega una vivienda social por la que ya abonó una parte del dinero.

Su situación es urgente: debe dejar la cabaña que alquila el próximo 30 de agosto y no tiene adónde ir. “El arreglo económico fue de ocho millones y medio, pero se me fueron en tres meses en alquiler”, explicó.

Según relató la joven cordobesa, en medio de una de las maniobras de las aeronaves, sintió que algo andaba mal. “De golpe, en un inicio de la caída libre de la avioneta, siento como un ruido raro. Creo que al piloto se le apagó el motor y no lo pudo volver a encender”, recordó en diálogo con Infobae.

La aeronave, una RANS S9 Chaos, matrícula LV-X571, cayó sobre una calle de tierra. En el impacto, Yésica e Isabella fueron golpeadas por el ala del avión. “Atiné a empujar a mi hija para que no le diera de lleno”, relató.

El piloto, Fernando Endrigo, de 35 años y con domicilio en la provincia de Buenos Aires, quedó en estado vegetativo irreversible. La secuencia quedó registrada en un video filmado por la propia Acuña con su celular.

Las heridas fueron múltiples. Acuña sufrió fracturas de fémur y pelvis, y permaneció internada casi un mes. Luego pasó tres meses en un centro municipal de rehabilitación. Su hija, por su parte, sufrió fractura de cadera y politraumatismo de pulmón.

El accidente también alteró su entorno familiar. Mientras estaba internada, se distanció del padre de su hija. Con el tiempo, la relación se recompuso por el bien de los hijos. Hoy tiene cuatro hijos y trabaja en un complejo de cabañas cercano al aeródromo donde ocurrió el siniestro. Todavía no puede ver una avioneta sin sentir miedo. “Cada vez que pasa una tengo que estar bajo techo. Si estoy a cielo abierto y la veo, me da miedo. Siento como se me eriza la piel y me falta el aire”, contó.

El caso fue inédito. La propia abogada de Acuña lo describió en medios cordobeses como “un caso sin jurisprudencia”, ya que no existen antecedentes de una persona atropellada por una avioneta mientras caminaba por la calle.

El sobrevuelo excedía el perímetro del aeroclub y se realizó sobre una zona residencial. Además, el avión no estaba asegurado para maniobras acrobáticas.

Hoy, lo que más preocupa a Yésica Acuña es no tener un lugar donde vivir. “Estoy con operaciones encima, tengo la cadera dañada, la columna desviada y una pierna más corta. Mis hijos me necesitan entera y estable”, afirmó. Su pedido es claro: una solución concreta o la devolución del dinero que ya entregó.

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