19 de agosto de 2025
Rescataron un cachorro de puma yaguarundí que apareció en una casa en la provincia de Santa Fe

El ejemplar fue encontrado por un hombre y se llevó a cabo un operativo para conocer su estado de salud y devolverlo a su hábitat. Además, en Salta, un joven tenía una cría de puma como mascota
El segundo caso tuvo lugar en la provincia de Salta, donde un llamado anónimo alertó sobre la presencia de un joven que mantenía un animal silvestre en su vivienda. La División Policía Rural y Ambiental acudió al lugar señalado y, tras iniciar las averiguaciones, el propio involucrado, de 25 años, reconoció espontáneamente que tenía en su poder un cachorro de puma, tal como detalló Radio Salta y reprodujo El Tribuno.
Sin embargo, los especialistas advirtieron que, debido a las condiciones en que se encontraba, no será posible devolverlo a su hábitat, por lo que se buscarán alternativas de alojamiento y cuidado a largo plazo.
Ambos operativos, aunque distintos en sus circunstancias, expusieron una problemática común: la creciente presencia de fauna silvestre en ámbitos domésticos o urbanos, una situación que genera preocupación entre las autoridades ambientales y que exige respuestas coordinadas entre organismos provinciales y fuerzas de seguridad.El yaguarundí o Herpailurus yagouaroundi pertenece al linaje de los felinos americanos, aunque a simple vista no resulta fácil de reconocer. No tiene manchas, ni rayas, ni un pelaje llamativo. Es alargado, de patas cortas, con orejas redondas y una cola desproporcionadamente larga.Aunque la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza lo clasifica como especie de “preocupación menor”, su estado real es incierto. Los registros de cámaras trampa, los estudios satelitales y las observaciones directas han resultado escasos y dispersos.
Anthony Giordano, fundador de la organización SPECIES, llevó a cabo una revisión profunda de informes científicos, avistamientos y estudios de campo en toda América.Su comportamiento ecológico también lo distingue. Mientras que la mayoría de los felinos son activos durante la noche, el yaguarundí prefiere moverse durante el día. Esta adaptación posiblemente le permitió evitar conflictos con depredadores más grandes como el jaguar, el ocelote o el puma, que dominan las horas nocturnas.
La expansión de la frontera agropecuaria y la urbanización masiva han fragmentado los paisajes donde solía prosperar. En particular, las tierras bajas tropicales, uno de sus hábitats predilectos, enfrentan una pérdida acelerada.
En ese contexto, la aparición de ejemplares en áreas residenciales no solo genera sorpresa, sino preocupación. Se trata de una especie que evita el contacto con el ser humano, por lo que su irrupción en zonas urbanas puede interpretarse como un indicador de estrés ambiental.Sin embargo, su papel ecológico es clave. Actúa como regulador de poblaciones pequeñas, se adapta a diversos entornos y mantiene conexiones funcionales entre los fragmentos de hábitat donde sobrevive.Aunque no existen registros concluyentes, Giordano no descarta que subsista una población relicta, aunque remarcó que se requieren estudios de campo para confirmarlo.
Los registros obtenidos por Harmsen y el mapa de distribución elaborado a partir de ellos representan un avance sustancial. No obstante, los investigadores insisten en que son apenas un punto de partida. El modelo ecológico podrá refinarse a medida que se incorporen más datos de cámaras, nuevas observaciones de campo y estudios genéticos.
A diferencia de otros grandes felinos, el yaguarundí no fue víctima del tráfico ilegal de pieles, lo que en cierta forma lo protegió de la caza directa. Sin embargo, eso no lo libró de amenazas. La destrucción de su hábitat, la contaminación de ríos, el uso de pesticidas en áreas rurales y la pérdida de presas naturales lo pusieron en riesgo. Su estrategia de permanecer fuera del foco no bastó para garantizar su futuro.