14 de agosto de 2025
El primer ministro del Líbano rechazó cualquier injerencia del régimen de Irán en la política del país
En un encuentro con el alto funcionario iraní Ali Larijani, Nawaf Salam advirtió que las decisiones del gobierno libanés se toman únicamente en el marco de sus instituciones y que no admitirá presiones externas, en medio de la disputa por el desarme de Hezbollah
En este escenario, el presidente libanés Joseph Aoun coincidió con la postura del primer ministro y advirtió a Larijani que “no se permitirá que ningún grupo armado opere fuera del control del Estado”. Esta afirmación, aunque diplomática en el tono, supuso un recordatorio directo a Teherán de que la relación bilateral debe basarse en el respeto a la soberanía. Larijani, por su parte, negó que Irán interfiera en los asuntos internos libaneses y culpó a Estados Unidos de imponer el plan de desarme. También ofreció cooperación en la reconstrucción del país, siempre que sea solicitada de forma oficial.
Para Salam, el asunto trasciende el enfrentamiento con Israel. Su posición busca frenar cualquier intento de convertir a Líbano en plataforma para disputas regionales. “El Líbano es un país pequeño que ha sufrido durante mucho tiempo la injerencia de otros y no aceptará ser utilizado como escenario para mensajes regionales”, declaró tras el encuentro con Larijani. En sus palabras, la unidad nacional y la independencia en la toma de decisiones son “líneas rojas intocables”.
La cuestión central sigue siendo la misma: si Líbano puede recuperar un control pleno sobre su seguridad sin desatar una nueva crisis interna. El desarme del grupo terrorista Hezbollah implica un desafío directo a uno de los actores políticos más poderosos del país y a su principal aliado internacional, Irán. En un entorno donde las alianzas sectarias y geopolíticas pesan tanto como la legalidad interna, la apuesta de Salam supone un pulso diplomático que podría definir el rumbo de la política libanesa en los próximos años.