16 de julio de 2025
De milagro médico a historia de superación: la travesía de la madre de los septillizos McCaughey
Tras el nacimiento histórico de los septillizos en 1997, Bobbi enfrentó la crianza en solitario luego de que su pareja la dejara, superando dificultades económicas y emocionales con apoyo social y gubernamental
A pesar de todo, la comunidad y distintas instancias gubernamentales y privadas en Estados Unidos respondieron con solidaridad. Además, BBC News señaló que el entonces presidente Bill Clinton ofreció contribuciones para la educación de los septillizos, mientras que varias empresas realizaron donativos materiales y económicos que resultaron cruciales para el bienestar diario de los niños.
En el ámbito médico, el progreso de los septillizos no fue uniforme. Dos de los hermanos, Alexis y Nathan, nacieron con parálisis cerebral y requirieron intervenciones quirúrgicas y cuidados especiales. En 2005, Nathan se sometió a una cirugía de columna que mejoró su movilidad. La atención hospitalaria y la rehabilitación acompañaron la niñez de ambos, permitiendo que pudieran valerse por sí mismos con andadores.La familia también recibió becas de estudio y respaldo institucional, lo que garantizó que los siete tuvieran acceso a la universidad.Con el paso del tiempo, los septillizos McCaughey se construyeron un futuro propio. ABC News informó que en 2016, se graduaron juntos de la escuela secundaria Carlisle, y cuatro de ellos —Natalie, Kelsey, Nathan y Joel— ingresaron a la Universidad Hannibal-LaGrange, beneficiados por las becas ofrecidas desde su niñez. Kenny y Alexis optaron por el Des Moines Area Community College, mientras que Brandon eligió una ruta diferente y se enlistó en el Ejército de Estados Unidos.A partir de 2019, la familia ha crecido con la llegada de nietos a través de Mikayla y algunos de los septillizos, quienes han formado sus propios hogares. En la actualidad, a mediados de sus veinte años, los hermanos son adultos autosuficientes, rompiendo el prejuicio asociado a grandes nacimientos múltiples y mostrando que es posible forjar vidas productivas y estables tras una infancia marcada por los desafíos.Hoy, con los septillizos viviendo de manera independiente, Bobbi McCaughey atraviesa una etapa distinta. Acostumbrada durante años a una casa llena de movimiento y ruido constante, admite sentir soledad y cierta nostalgia tras la partida de sus hijos. No obstante, declara que experimenta orgullo por el crecimiento personal y profesional de la familia, y valora profundamente los momentos en los que todos se reúnen nuevamente bajo el mismo techo.Para Bobbi, la historia de los McCaughey es más que la de un milagro médico: es testimonio de perseverancia, resiliencia y amor materno frente a retos extraordinarios.