3 de julio de 2025
El gigante británico Barclays puso la lupa sobre la Argentina: descarta una crisis externa pero pide sumar reservas al BCRA

El análisis comparó planes de estabilización para concluir que el déficit de cuenta corriente no es un riesgo tan importante. Prevé, si, algo de ruido cambiario por las elecciones
Para el banco, existen sectores que “temen que las vertiginosas dinámicas comerciales de Argentina sean el preludio de una corrección abrupta”, aludiendo a que “una analogía frecuente es la experiencia de Macri”. En ese caso, recordaron que un déficit amplio derivó en un “sudden stop” y en “el regreso de la macroeconomía populista”.
El análisis precisó que tras cuatro trimestres de superávit, la cuenta corriente “se tornó en un déficit de USD 5.000 millones en el primer trimestre de 2025”. Según el reporte, el saldo anual ajustado se proyectaba en -2,1% del PBI, cifra que se ubicaba “en línea con nuestro pronóstico y por encima del consenso de -1%”.
El deterioro, señaló Barclays, “se explica completamente por la balanza comercial”. El saldo de bienes y servicios “se redujo USD 6.000 millones hasta -USD 2.000 millones”, con el componente comercial cayendo a -0,7% del PBI tras haber llegado a +3,9% en el primer trimestre de 2024.El trabajo vinculó directamente esta dinámica al alza de importaciones. Describió que “las importaciones crecieron un fuerte 34% interanual hasta mayo”, en un contexto donde el tipo de cambio real multilateral se fortaleció, los salarios reales subieron y se flexibilizaron controles. También destacó que el turismo emisivo registró un aumento de “140% interanual hasta abril”.Para contextualizar el salto importador, Barclays detalló que los autos importados crecieron “114% interanual” hasta mayo, mientras que los bienes de capital subieron “70%”. El análisis remarcó que esta reacción es consistente con el patrón de otras estabilizaciones latinoamericanas: “Cuando la incertidumbre es alta, los hogares posponen consumo y las empresas inversión. Esta demanda contenida se libera cuando las condiciones mejoran”.El informe recordó, a modo de ejemplo, que “Argentina en la Convertibilidad pasó de +3% del PBI en 1990 a -4% en 1994, Brasil en el Plan Real de 0% en 1993 a -4% en 1998 y Perú en la estabilización de Fujimori de -3% en 1989 a -9% en 1994”.Sobre los datos locales recientes, el informe recordó que “el superávit trimestral de cuenta corriente de Argentina alcanzó un pico de 1,8% del PBI en el segundo trimestre de 2024”, mientras que el saldo anual fue de 1% del PBI. Aun así, admitió que “la mediana del deterioro es de 6 puntos del PBI en dos años” incluso en planes exitosos.
El informe remarcó además que “el sector privado, en particular, tiene una posición neta positiva de USD 156.000 millones”, equivalente a “20% del PBI”. Agregó que “los argentinos tienen USD 250.000 millones en efectivo”, un nivel que considera que permitiría financiar un déficit en cuenta corriente mediante la des-acumulación de activos externos en un escenario favorable.
En un apartado, Barclays planteó: “¿No era esto también cierto justo antes de la crisis de Macri? Sí, pero con dos grandes diferencias”. Explicó que “el déficit de cuenta corriente fue 5% en el segundo año de Macri, muy por encima de nuestro esperado 2,2% para 2025” y que entonces la fuente del desequilibrio era el sector público.Para reforzar esta perspectiva, el estudio se detuvo en el frente fiscal. Recordó que “los planes exitosos de estabilización comienzan con cuentas públicas más fuertes”, con déficits primarios de apenas “0,1% del PBI” en la mediana de los casos duraderos, frente a 2,4% en los transitorios y 3,4% en los fallidos. Destacó que “el superávit primario de Argentina en 2024 fue de 1,7% del PBI” y proyectó una trayectoria similar para 2025.
Al proyectar hacia el corto plazo, Barclays advirtió sobre presiones previas a las elecciones: “El récord de turismo emisivo, el achicamiento del superávit de bienes, un BCRA que vendió USD 1.500 millones en futuros en mayo y la caída estacional de las ventas del agro en el tercer trimestre podrían pintar un panorama bajista para el peso argentino antes de las elecciones de medio término en octubre”.No obstante, el informe advirtió: “El hecho de que el sector privado sea acreedor neto en dólares no significa que el sector público no pueda tener problemas ni que el régimen cambiario sea inmune”. Y remató con un diagnóstico central: “La acumulación de reservas es clave para el éxito del programa, ya que fortalece la credibilidad de la banda, actúa como seguro para los bonistas frente a un cambio político adverso y aumenta las chances de refinanciar deuda en condiciones sostenibles”.
El documento recordó que “en junio el gobierno emitió solo USD500 millones” en instrumentos destinados a la compra de reservas, un nivel inferior al tope mensual de USD1.000 millones.