Miércoles 25 de Junio de 2025

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25 de junio de 2025

Alarma por el acercamiento de Colombia al régimen de China

Bogotá puede dar pasos hacia una política exterior más estratégica, pero no parece ser el caso

>En mayo, Colombia dio dos pasos importantes en materia de política exterior con el objetivo de intensificar su compromiso con China. Durante la visita del presidente Gustavo Petro a Pekín el mes pasado con motivo del Foro China-CELAC, su Gobierno anunció que Colombia se había sumado a la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda (BRI), el programa de desarrollo insignia de China. Solo unos días después, el Gobierno de Petro solicitó su adhesión al Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS, que fue aceptada el 19 de junio.

No fue una planificación pragmática, sino más bien el anuncio por parte de la administración Trump de unos aranceles no vistos desde la era Smoot-Hawley lo que finalmente impulsó a Colombia a estrechar sus lazos con China, a pesar de las fuertes advertencias de Washington. Aunque esta adhesión no conlleva obligaciones legales inmediatas, supone una declaración política significativa en un panorama geopolítico en evolución en el que Estados Unidos persigue una agenda «America First» destinada a reducir su déficit comercial.

Lo que está en juego para las relaciones con Estados Unidos

Sin embargo, es probable que Washington se abstenga de imponer medidas punitivas adicionales a Colombia. Una acción agresiva podría empujar a Colombia aún más hacia la esfera de influencia de China, lo que contradiría directamente los intereses estratégicos de Estados Unidos. Además, con el mandato del presidente Petro a punto de terminar en solo 14 meses y las elecciones previstas para junio de 2026 a más tardar, es probable que la administración Trump adopte una actitud de espera, prefiriendo entablar relaciones con un nuevo Gobierno colombiano. En consecuencia, el daño a las relaciones entre Estados Unidos y Colombia debería seguir siendo limitado a corto plazo.

Las relaciones entre Colombia y China

En términos de inversión, la inversión extranjera directa (IED) china en Colombia pasó de niveles insignificantes a alrededor de 580 millones de dólares en los últimos tres años. Sin embargo, esta cifra sigue estando muy por debajo de la IED estadounidense, que alcanzó los 16 100 millones de dólares durante el mismo período.

La financiación de proyectos ha sido otra área importante de compromiso. Entre 2018 y 2023, los bancos comerciales y de desarrollo chinos, principalmente el Banco de Desarrollo de China y el Banco Industrial y Comercial de China, financiaron aproximadamente 1400 millones de dólares en proyectos en Colombia. El sector de las infraestructuras recibió la mayor parte, más del 80 % del total, seguido de la energía, la industria manufacturera y la minería. Entre los proyectos más importantes figuran la Autopista al Mar 2 (417,7 millones de dólares), la primera línea del metro de Bogotá (230 millones de dólares) y la ampliación del aeropuerto de El Dorado (175 millones de dólares). Estas iniciativas reflejan el creciente papel de China en la financiación y ejecución de proyectos estratégicos de infraestructura y energía en Colombia.

Una estrategia para avanzar

¿Qué deben hacer el actual y el próximo Gobierno de Colombia?

El reto no solo consiste en exportar más de lo que Colombia ya produce —el petróleo y el carbón representan el 45 % del total de las exportaciones—, sino también en identificar nuevos bienes y servicios de mayor valor añadido que permitan al país integrarse en las cadenas de valor mundiales y aprovechar las oportunidades que ofrecen el nearshoring y el friendshoring.

En segundo lugar, Colombia debería ampliar su enfoque de China específicamente a Asia en general. Los lazos comerciales con Asia siguen siendo limitados en alcance y profundidad en comparación con los acuerdos del país con América y Europa. El acuerdo de libre comercio de 2016 con Corea del Sur fue un paso positivo, pero debe ir seguido de nuevos esfuerzos para adherirse al Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), que incluye a importantes economías asiáticas como Japón, Malasia, Singapur y Vietnam. Los miembros latinoamericanos del CPTPP son Chile, México y Perú, países que también forman parte del bloque de la Alianza del Pacífico, del que Colombia es miembro.

Colombia se encuentra en una encrucijada. Debe ir más allá de la diplomacia reactiva y adoptar una estrategia coherente y a largo plazo que maximice su potencial económico, al tiempo que navega hábilmente por la competencia entre las grandes potencias. La alternativa —seguir respondiendo de forma ad hoc a las presiones externas cambiantes— solo limitará las opciones de Colombia y socavará su desarrollo a largo plazo.

* El autor es director ejecutivo de Fedesarrollo, uno de los think tanks más reconocidos de América Latina. Fue viceministro y ministro de Planificación de Colombia entre 2014 y 2018.

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