19 de junio de 2025
Un nido de termitas fosilizado develó cómo era la vida en los bosques polares hace 127 millones de años

Este hallazgo en Australia reveló que estos insectos cumplían un rol ecológico clave en estas zonas inhóspitas durante el Cretácico. Por qué la evidencia sorprende por su antigüedad y complejidad
En el período del Cretácico temprano, el sureste australiano se encontraba dentro del círculo polar antártico, cubierto por bosques de coníferas y helechos bajo un clima con inviernos oscuros y veranos de luz continua.
Aunque las temperaturas medias anuales rondaban los 6 °C, no existía permafrost, lo que permitía la actividad de organismos sociales como las termitas. Según The Conversation, este fósil constituye un indicador paleoclimático clave, ya que las termitas modernas no sobreviven a condiciones prolongadas bajo cero.El estudio sugiere que su rol en los bosques polares del Cretácico era comparable al actual. La interacción con los ácaros añade complejidad a las redes tróficas documentadas, revelando que ya existían relaciones ecológicas sofisticadas en estos entornos.
El registro fósil de termitas en ambientes polares y del hemisferio sur es extremadamente limitado. Los restos más antiguos conocidos hasta ahora se ubicaban en el hemisferio norte, con 150 millones de años de antigüedad.Es por eso, que este hallazgo amplía la comprensión sobre la evolución de las interacciones ecológicas en ecosistemas antiguos, la distribución global temprana de las termitas, y las condiciones climáticas de los polos terrestres durante el Cretácico.
La información obtenida refuerza la idea de que estos ecosistemas, aunque ubicados en latitudes extremas, ofrecían condiciones habitables para una diversidad de organismos, marcando un hito en el estudio de los climas y redes ecológicas del pasado.