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11 de abril de 2025

La NASA alertó que podrían ocurrir las peores inundaciones de los últimos 1000 años en EEUU

Los expertos de la agencia espacial estadounidense y la organización meteorológica NOAA brindaron datos de un evento climático extremo en el centro del país con lluvias históricas

>El centro de Estados Unidos se prepara para enfrentar lo que podría ser uno de los fenómenos meteorológicos más devastadores de los últimos tiempos, debido al Este evento, descrito como una “inundación milenaria”, tiene el potencial de transformar varias regiones del centro del país en zonas de desastre en cuestión de días, ya que se espera que las precipitaciones acumulen en cinco días el equivalente a lo que normalmente caerían en cuatro meses. Las autoridades y los expertos meteorológicos advierten que se trata de una amenaza inusitada, con impactos a gran escala que podrían dejar una huella histórica en los estados de Arkansas, Kentucky y zonas adyacentes.

Este fenómeno de lluvias extremas se debe en gran parte a la interacción de varios factores meteorológicos que ocurren simultáneamente, incluyendo un “río atmosférico” que transporta grandes cantidades de humedad desde los trópicos hacia el centro de Estados Unidos.

Este sistema está causando lo que los meteorólogos describen como “un atasco” en la atmósfera, lo que implica que las tormentas se repitan sobre las mismas zonas, sin permitir que el agua se distribuya de manera equilibrada. Las lluvias constantes, junto con la saturación del suelo, hacen que el agua fluya sin control, lo que podría derivar en inundaciones repentinas de gran magnitud, una amenaza especialmente seria para las comunidades más vulnerables.

Los expertos advierten sobre la intensidad y la rapidez con la que la situación podría escalar. Jonathan Porter, meteorólogo jefe de AccuWeather, señaló que este patrón meteorológico es una “receta para graves inundaciones” y que las consecuencias podrían ser potencialmente mortales.

Y agregó: “Las lluvias incesantes causarán problemas en arroyos, riachuelos y zonas bajas propensas a inundaciones, antes de convertirse en un problema de inundaciones fluviales a medida que el agua intenta fluir río abajo. Prepárense para desplazarse rápidamente a zonas más altas”.

La preocupación radica en que, al igual que otros fenómenos meteorológicos extremos en los últimos años, este evento parece estar vinculado al impacto del cambio climático. De hecho, los especialistas coinciden en que el aumento de la temperatura global está alterando los patrones atmosféricos tradicionales, provocando fenómenos más intensos y frecuentes, como este.

La situación se agrava aún más porque muchas de estas regiones ya han recibido precipitaciones abundantes en los últimos meses, lo que las hace más susceptibles a desbordamientos. Además, los ríos podrían aumentar significativamente su caudal en los días posteriores, lo que representaría un riesgo aún mayor para las áreas cercanas.

“Nos preocupa el riesgo de inundaciones repentinas históricas y potencialmente mortales, que podrían convertirse en una importante inundación fluvial”, advirtió Porter.

La denominada “inundación milenaria” no es una expresión casual, sino un término que describe la baja probabilidad de que un evento de esta magnitud ocurra de manera frecuente. Sin embargo, debido a la repetición de fenómenos similares en los últimos años, los expertos advierten que los eventos extremos se están convirtiendo en una constante. AccuWeather, en colaboración con la NASA, NOAA y otros organismos meteorológicos, ha utilizado satélites y tecnología avanzada para detectar y modelar este patrón, lo que permite anticipar su evolución con un grado considerable de precisión.

La situación es especialmente grave porque las lluvias persistentes afectarán a áreas vulnerables como zonas urbanas mal drenadas y terrenos bajos, donde las inundaciones podrían desbordar rápidamente los sistemas de drenaje.

La advertencia que ha emitido el meteorólogo Jonathan Porter destaca la rapidez con la que la situación podría volverse letal, ya que las inundaciones repentinas pueden ocurrir en cuestión de minutos, arrasando con viviendas, infraestructura y vidas humanas. Además, los ríos que nacen en estas zonas afectadas podrían seguir creciendo, lo que implica que el peligro no disminuiría inmediatamente, incluso cuando las lluvias cesen.

La pregunta inevitable surge: ¿es esto una consecuencia directa del cambio climático? Si bien los expertos evitan emitir juicios absolutos, hay consenso en que el calentamiento global está exacerbando la frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos. No se trata solo de olas de calor o inviernos inusuales. La verdadera huella del cambio climático se manifiesta en la alteración de patrones atmosféricos que conducen a eventos cada vez más destructivos.

Los científicos advierten que una atmósfera, más cálida y húmeda, está actuando como un catalizador que potencia la capacidad de las tormentas. Esto significa más lluvia en menos tiempo, mayor riesgo de desbordes y menos margen de maniobra para prevenir consecuencias graves.

Las alteraciones en los patrones climáticos tradicionales, como el aumento de la humedad en la atmósfera y el incremento de temperaturas, están favoreciendo la formación de tormentas más intensas y prolongadas, que derivan en lluvias más fuertes y en un mayor riesgo de desbordamientos y desastres naturales.

Lo que parecía ser una anomalía aislada hace unos años, hoy se presenta como una nueva normalidad. Los especialistas coinciden en que, aunque no todos los eventos climáticos pueden ser atribuidos exclusivamente al cambio climático, este fenómeno refleja una tendencia preocupante. Los ríos atmosféricos, por ejemplo, están aumentando en frecuencia y magnitud, lo que implica que más regiones del planeta estarán expuestas a riesgos similares. Las lluvias torrenciales y las tormentas eléctricas, que antes eran eventos excepcionales, se están convirtiendo en una parte cada vez más común del clima extremo.

La tecnología satelital ha permitido prever con precisión el curso de los eventos climáticos, lo que ha dado tiempo a las autoridades para alertar a la población. No obstante, la rapidez con que los fenómenos extremos pueden escalar plantea desafíos para los sistemas de emergencia, que deben estar preparados para movilizarse con rapidez ante lo inesperado.

Las inundaciones extremas que se pronostican no solo son un desafío para las comunidades directamente afectadas, sino que también deberían alertarnos sobre la necesidad de un cambio radical en nuestras políticas de adaptación al clima. La historia que estamos a punto de presenciar podría ser un hito, pero también un llamado urgente a actuar frente a los riesgos climáticos que están remodelando el planeta de manera acelerada.

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