4 de abril de 2025
Condenaron a 13 años de prisión a Mario Segovia, “el Rey de la Efedrina” por liderar una asociación ilícita desde el penal de Ezeiza

También recibieron penas otros cuatro integrantes de la organización dirigida intramuros, entre ellos, el hermano, el hijo y el cuñado del narco. Fue por ingresar de contrabando un fusil semiautomático AR-15, por uso de explosivos y por la fabricación de armas
Todos recibieron también multas de 10.000 pesos, inhabilitación comercial por 5 años e inhabilitación absoluta por el doble del tiempo de la pena para ejercer cargos públicos, además del pago de las costas del proceso.
El tribunal declaró reincidente a Mario Segovia, quien ya cumple una condena de 17 años y 6 meses de prisión por tráfico internacional de efedrina y pseudoefedrina, pena que finalizará en 2026. La nueva condena se suma por el accionar desde el penal, donde, según la acusación, impartía órdenes para importar de contrabando componentes del fusil semiautomático AR-15 y explosivos.Los jueces también ordenaron el decomiso y destrucción del arsenal secuestrado, y fijaron el 3 de junio a las 17 como fecha para la publicación de los fundamentos de la sentencia.Desde allí, Segovia coordinaba la recepción, ensamblaje y distribución de armas de guerra, explosivos y materiales para la fabricación de armamento, que eran ofrecidos a organizaciones narcocriminales radicadas en Rosario, como las lideradas por Ariel Máximo “Guille” Cantero, Esteban Lindor Alvarado y Julio Rodríguez Granthon.
La mecánica criminal se basaba en el contrabando de partes sueltas de armamento y explosivos a través de encomiendas internacionales, que eran recibidas en distintos domicilios del país por los integrantes de la organización que permanecían en libertad.Parte clave del funcionamiento de la banda fue el hackeo de cuentas de correo electrónico institucionales del gobierno de Formosa. Según la investigación, Matías Segovia y otros miembros de la organización accedieron de forma ilegal a dos casillas de correo con [email protected] pertenecientes a docentes de esa provincia. Usaron esas cuentas para hacerse pasar por funcionarios y adquirir armamento a una empresa canadiense que solo vendía a agencias estatales.
Una de las primeras señales que dio inicio a la causa fue el hallazgo, en septiembre de 2016, de una encomienda interceptada en el aeropuerto de Luque, Paraguay, que contenía componentes para fabricar explosivos escondidos en objetos comunes como carpetas y libros.La identificación de la organización se consolidó cuando Matías Segovia cometió un error técnico: tras usar un software VPN para evitar el rastreo de su conexión, accedió a una de las cuentas hackeadas desde un cibercafé en una estación de servicio de Rosario.
La detección de esa dirección IP permitió a los investigadores seguir sus movimientos, identificar a otros cómplices y confirmar el uso de encomiendas para importar partes de armas.La Dirección General de Aduanas emitió entonces un alerta aduanero para notificar a la justicia cada vez que llegara un paquete a nombre de los investigados, lo que facilitó la inspección de los contenidos y permitió descubrir las piezas del fusil AR-15 y otros elementos bélicos.