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31 de marzo de 2025

“¿Qué mirás mal?”: el caso del adolescente de 15 años asesinado a puñaladas tras una absurda discusión

Un altercado entre jóvenes de distintos barrios terminó en crimen en Virrey del Pino. La víctima salió en defensa de su hermano. Los atacantes lo superaban en número y estaban armados. Hay tres detenidos y dos prófugos

>Un cruce de miradas y algún comentario al pasar. Eso fue lo que encendió una absurda discusión entre jóvenes que escaló hasta terminar de la peor manera: con un adolescente de 15 años asesinado a puñaladas.

La causa, además, tiene dos prófugos que siguen siendo buscados por las autoridades: uno de ellos tiene la misma edad que la víctima.

En declaraciones públicas, familiares de Agustín contaron que los agresores, el día anterior al crimen, le habían propuesto al mayor de los hermanos Di Prinzio jugar un partido de fútbol por dinero, pero él no quiso.

Esa supuesta negativa habría provocado un encono del grupo de homicidas hacia él y por ello lo habrían atacado cuando volvieron a cruzarse. Sin embargo, esta versión no fue constatada en el expediente, al menos hasta ahora.

Lo que sí se encuentra acreditado, de acuerdo a fuentes de la investigación, es que durante la madrugada del 30 de enero, el hermano de la víctima caminaba por inmediaciones de la plaza Virrey del Pino cuando fue abordado por un grupo de jóvenes provenientes de un barrio cercano.

Lo persiguieron hasta su casa, a pocos metros del lugar. Agustín, que se encontraba allí, salió en su defensa. Eran tres contra cinco: según reconstruyeron los investigadores, al menos tres de los agresores llevaban cuchillos, uno de los cuales fue secuestrado por la Policía.

“Salí a correr a estos pibes (los agresores de sus hijos) pero en ese momento se me acerca Agustín, agarrándose en el pecho, y me dice: ‘¡Pá, me la re dieron!’“.

Agustín falleció camino al hospital Simplemente Evita. “Murió en mis brazos, no pudimos hacer nada“, lamentó el papá.

Para los detectives del caso, hubo una discusión previa, aparentemente iniciada por un cruce de miradas. “¿Qué mirás mal?”, fue el tipo de intercambio que, según las fuentes consultadas, desató el conflicto. Luego de esa breve discusión, se produjo el feroz ataque.

A las 48 horas del crimen, dos de los agresores, un chico de 17 años y Rodrigo Ismael Robles (20) se entregaron en la Comisaría de Virrey del Pino. El tercer detenido, Pablo Facundo Aráoz (18), fue capturado esta semana tras un allanamiento en domicilio de la misma localidad: se escondía en la casa de su pareja. Allí, las autoridades secuestraron prendas de vestir y un teléfono celular.

El expediente tiene cinco imputados. Todos fueron acusados del delito de homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas. Entre ellos hay un adolescente de 15 años que tiene pedido de captura. Aunque por su edad no puede ser juzgado ni condenado, sí puede ser aprehendido y sometido a una medida de seguridad prorrogable hasta por un año, tal como es la situación de uno de los asesinos de Otro de los prófugos, al que los testimonios en el expediente identificaron como Kevin, tiene 18 años y también es buscado.

De acuerdo a lo que pudo saber este medio, un testigo que estuvo presente durante el hecho fue clave para la investigación. Se trata de un adolescente que identificó a los cinco agresores, pero que no participó del ataque.

A lo largo de los dos meses posteriores al crimen, la familia de Agustín organizó varias manifestaciones para pedir justicia. El episodio más grave sucedió el viernes 14 de marzo, cuando el padre del adolescente se presentó en la Escuela de Educación Media Nº15, tras recibir información errónea de que uno de los presuntos agresores —el de 15 años— se encontraba allí.

Al lugar llegó acompañado por allegados. Al advertir la presencia policial, el grupo reaccionó con violencia. Arrojaron una sustancia inflamable sobre el capot de un patrullero y lo incendiaron. El fuego fue sofocado con mantas por los uniformados.

En declaraciones a Telefé, el padre de Agustín lo recordó así: “Mi hijo vivía para jugar a la pelota. Le podés preguntar a cualquier vecino. No molestaba a nadie. La vida de Agustín era jugar a la pelota y volver a casa. Solo venía a la plaza para usar el WiFi”.

Mientras los prófugos siguen siendo buscados, la investigación está prácticamente esclarecida y, a pesar de que el plazo de instrucción se extiende a 10 meses, la causa avanza a pasos acelerados hacia el juicio.

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