13 de marzo de 2025
El UPD de una madre: el egreso del menor de sus ocho hijos y la sorpresa que recibió para celebrar el fin de 33 años de escolaridad

Felicitas Ibarra tiene 57 años y vive en Quemú Quemú, La Pampa. “Gracias, mamita, por el aguante”, decía el video que se propagó por las redes sociales y recordaba sus tres décadas de dedicación exclusiva a su familia
“Al fin llegó, después de tantos años”, remarcaron los Knudsen mientras le colocaban a su mamá la banda que decía “UPD” y el típico gorro de egresados. Felicitas, que jamás se imaginó semejante homenaje, sonrío completamente feliz y satisfecha por haber cumplido con su misión de acompañarlos en las distintas etapas escolares.
A pesar de que su nombre no aparece en los boletines ni en los reconocimientos de fin de año, ellos saben que “es la mamá que nunca faltó en ningún momento” y que se bancó todos los madrugones para llevarlos al colegio.
Mientras su marido trabajaba en el campo, ella hacía de chofer, costurera, maestra, psicóloga y confidente. Ocho hijos, y cada uno con sus sueños y problemas a cuesta.Ellos son Fermín (38), Matías (36), Martín (34), Lucía (32), Catalina (31), Felicitas (29), Guadalupe (25) y Justo (16). “El menor es el único que todavía vive en el hogar familiar, en Quemú Quemú. Y salvo dos que se mudaron de provincia, los demás seguimos viviendo en La Pampa”, precisó Guadalupe, quien reside en la ciudad de Santa Rosa y se dedica a la pastelería artesanal.“Estaría bueno hacerle un UPD a mamá”, le escribió Lucía a su hermana Guadalupe por WhatsApp, que enseguida se entusiasmó con la iniciativa e inmediatamente contaron con la ayuda de Camila, una sus cuñadas (la esposa de Matías).
Una vez superado ese obstáculo, el martes por la tarde las chicas fueron al supermercado a comprar lo que faltaba: cartulinas, plasticola, banderines, silbatos, papel glacé, goma eva brillante y un cañón confeti para sorprenderla.
Antes de que Justo partiera a la celebración de su “UPD” con los compañeros de colegio, los hermanos se reunieron en la casa de Lucía, por la noche.En el video, su cara lo decía todo: una mezcla de alegría, incredulidad y nostalgia. Porque cada foto en la línea de tiempo no era solo un recuerdo. Era una prueba de su compromiso en la crianza de sus ocho hijos y del largo sacrificio que hizo hasta el día de hoy.
Como el “UPD” es una celebración relativamente moderna, Felicitas se enteró de su existencia 8 años atrás cuando fue el egreso de Guadalupe. “Mi promoción fue la primera en hacer un UPD en Quemú Quemú. Fue algo tranqui, nos quedamos despiertos toda la noche, escuchamos música, tomamos algo”, recordó la joven, quien remarcó que su madre nunca les prohibió nada y siempre les pidió responsabilidad en sus actos. “No es una madre estricta, pero sí firme, con convicciones”, agregó.Las reacciones fueron inmediatas y muchos usuarios contaron que se emocionaron hasta las lágrimas con la filmación. “Es lo más original que llegue a ver en esta vida”, comentó una de sus seguidoras. Mientras que otra acotó: “Yo tengo un solo hijo y re pienso hacerme un UPD de primaria y secundaria JAJAJAJAJAJAJA ME LO MEREZCO”,
A pesar de este cierre de ciclo, los hijos de Felicitas son conscientes de que su rol aún no terminó. “Mis sobrinos van todos los días a almorzar con ella después del jardín”, ejemplificó Guadalupe. “Cuando hay que buscarlos, los busca. Y si necesitan algo, también está para ellos”, remarcó al hacer alusión a que la homenajeada tiene 12 nietos.