5 de marzo de 2025
Juan Grabois: “Aprovechemos la atención puesta en la salud de Francisco para reafirmar su legado”

“A cualquier católico sincero le produce angustia la enfermedad que está atravesando”, dice, visiblemente emocionado. Junto con otros creyentes y amigos del Papa está convocando a una vigilia en Plaza de Mayo. Admite que un gesto del vicepresidente de los EEUU lo sorprendió gratamente
— Acabás de volver de Roma. Está todo el mundo pendiente de lo que está pasando allá. ¿Qué nos podés contar?
— ¿Viajaste solamente por este motivo entonces?
— ¿Qué clima se vive en Roma respecto de este tema?
— Me fui con unas sensaciones muy ambiguas. Sensaciones del pueblo sencillo, que lo quiere mucho a Francisco, y que se movilizaba mucho a la plaza, a rezar el rosario o al hospital, que nos quedábamos por ahí horas, en la plazoleta donde está la estatua de Juan Pablo II, y después un clima un poco tóxico de pre-cónclave, de... como dice el tango, “Yira, yira”, que a él le gustaba mucho. Se estaban probando la ropa... En todas las estructuras de poder, en las estructuras en general, hay gente santa, hay pecadores como nosotros que tenemos buena leche, y después hay gente maliciosa. Y cuando se producen situaciones de crisis, la gente maliciosa está muy veloz para tomar el control de la situación. Y después hay gente desconcertada. Entonces, entre el desconcierto y la malicia, hay cosas que por ahí a mí no me gustaron, como el manejo de algunos elementos de comunicación, extremadamente detallistas en cosas muy privadas, íntimas, sobre la salud del Papa.— ¿No fue él quien pidió que hubiera total transparencia, que se comunicara todo?— ¿No te fue posible ver al Papa?
— Hasta que conociste a Bergoglio...
— Eso. A mí me cambió la vida.— Yo tenía una rutina que era escribir una carta manuscrita, llevarla a Santa Marta para los secretarios, que de alguna manera se la hacen llegar y después tomarme el tren hasta la estación Gemelli que es la del hospital y me quedaba dos horitas ahí. Pero a mí me interesaba hablar con vos sobre todo para plantear la necesidad de que no solamente el pueblo de Dios, sino todos los que lo queremos a Francisco, con independencia de las estructuras eclesiales, hagamos fuerza, porque amor con amor se paga. Y él tuvo mucho amor. Tiene mucho amor y tendrá mucho amor, sobre todo por el pueblo pobre, por la gente que se que se pone la Patria al hombro, como decía él. Por eso este viernes, en una convocatoria totalmente desestructurada, estamos las organizaciones sociales, pero también los curas villeros, algunas escuelas católicas parroquiales. Estamos hablando sobre todo con los amigos o la gente más cercana a él que yo conozco. Debe haber otros muchos que no conozco y vamos a hacer una marcha con velas y antorchas. A la noche. No va a ser un ritual puramente católico, cada uno como puede. Yo fui allá a hacerle el aguante a una persona que me cambió la vida y creo que hay un montón de gente que por ahí no lo conocía tan de cerca, pero que siente lo mismo que yo, que necesita expresarse y que no encuentra un canal para eso.
— No los han convocado físicamente, a reunirse, aunque hubo un llamado a la oración.— Hablabas de aprovechar la circunstancia para reafirmar el legado de Francisco...
— Sí, yo creo que tenemos que aprovechar este momento para cada uno con su voz, sea de derecha, sea peronista, sea de izquierda o sea totalmente independiente, sea un cristiano de parroquia, un católico de misa diaria, un conservador, un progresista, que cada uno desde su lugar, tome algo del Papa y lo diga. A mí una cosa que me sorprendió mucho y hasta me tocó en algún punto, y me da un poco de vergüenza decirlo, fue que el vicepresidente (de los Estados Unidos, J.D. Vance) habló en un desayuno católico ultraconservador. Creo que la última carta que le manda Francisco a los obispos norteamericanos es tremendamente dura con la política migratoria criminal que tiene el gobierno de Trump. Entonces Vance, el vicepresidente, dice “bueno, a mí me han criticado los obispos, están en contra de lo que yo digo, yo estoy en contra de ellos en este tema migratorio, pero rezo por el Papa”. Y leyó una homilía que yo me sé de memoria, de la época de la pandemia, cuando estaba el Papa solo en San Pedro, que habla de Jesús, que está durmiendo delante de la barca con el coraje de quien está liderando. Esto es parte del poliedro. Un tipo que está totalmente en las antípodas de lo que yo pienso, y que si yo pudiera hacer algo para frenarlo lo haría. Pero está trayendo el legado del Papa a algún lugar. A un lugar donde quizás al Papa no lo quieren tanto. Eso es lo que tenemos que hacer.— Cada uno desde su perspectiva— El Papa también formuló unos principios: el todo superior a la parte. O reflexiones sobre cómo debatir y decía “no perder tiempo con los que quieren polarizar”. Me pareció interesante.
— Yo lo había interpretado en el sentido de un recurso al que apelan muchos políticos que, como no tienen demasiadas ideas, polarizan como mecanismo para fortalecerse, y eso lo hemos visto a lo largo de los años, muchas veces.
— ¿Qué representa para el Papa que se rece por él?