1 de febrero de 2025
Las reflexiones de Bill Gates sobre pasado, presente y futuro

“Siempre he pensado que Silicon Valley era de centro-izquierda”, dijo. “El hecho de que ahora haya un grupo considerable de centro-derecha me sorprende”
“Siempre he pensado que Silicon Valley era de centro-izquierda”, dijo Gates. “El hecho de que ahora haya un grupo considerable de centro-derecha me sorprende”.
“Han pasado cosas increíbles gracias al intercambio de información en internet”, dijo Gates. Eso ya lo esperaba. Pero en cuanto llegaron las empresas de redes sociales como Facebook y Twitter, “aparecen males que, debo decir, no predije”.
Gates es un tecnooptimista, pero tiene sus límites, como las criptomonedas. ¿Tienen alguna utilidad?
“Ninguna”, dijo. “Hay gente con alto coeficiente intelectual que se ha engañado a sí misma con eso”.Gates, quien este año cumple 70 años, dedica mucho tiempo a la reflexión esos días. En febrero publicará Código fuente: Mis inicios, en el que examina su infancia. El libro, el primero de tres volúmenes de memorias previstos, lleva al menos una década en preparación, pero llega en un momento inusual en el que los multimillonarios de la tecnología se han desatado. Elon Musk, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg- su éxito les ha dado un poder que utilizan con entusiasmo, incluso con regocijo, de maneras divisivas.
Hace treinta años, Gates creó el modelo del multimillonario tecnológico desafiante. En la década de 1990, Microsoft proporcionaba el sistema operativo para las computadoras personales que cada vez estaban más presentes en todos los hogares y oficinas, y la empresa tenía grandes planes para una cosa nueva a la que llamaban “la red”. Gates y su empresa eran vistos como poderosos, despiadados y omnipresentes. Silicon Valley estaba aterrorizado, e incluso los reguladores se alarmaron y demandaron a Microsoft.La ira hace tiempo que pasó, y Gates no recuerda Conspiración en la red. Entre los multimillonarios que despiertan emociones fuertes, dijo con una pizca de alivio: “No soy de los primeros de la lista. Los titanes tecnológicos de hoy provocarían una reacción negativa más fuerte”.
Gates es un contrapeso para los magnates que aparecen en las noticias. “No tenemos un club”, dijo. “Tampoco tenemos consenso. Reid Hoffman” --cofundador de LinkedIn, miembro del consejo de Microsoft y firme partidario de la exvicepresidenta Kamala Harris-- “es multimillonario. Puedes pedirle su punto de vista. Estará encantado de criticar”.“Por aquí es un constante tema de deprimente conversación”, dijo Paul Saffo, un veterano pronosticador tecnológico. “El consenso es que Bill Gates parece un santo comparado con el horror que se avecina”.
Cuando hablamos hace unas semanas, Gates se encontraba sentado al otro lado de una mesa de oficina en una suite alquilada en Indian Wells, California, junto a la ciudad turística de Palm Springs. ¿Por qué estábamos aquí? Hacía frío en Seattle, que sigue siendo el hogar de Gates cuando no está de viaje. Era motivo suficiente.Después de nuestra conversación, Gates iba al funeral del presidente Carter. El presidente Carter fue una inspiración y un socio; la fundación de Gates se convirtió en un gran financiador del Centro Carter.
En algunos aspectos, se parecían. Gates y Carter tuvieron cada uno dos carreras distintas que se desarrollaron ante la opinión pública durante años. Después de que Carter fuera presidente, pasó más de 40 años haciendo obras de bien en su país y en el extranjero. Ese segundo acto tendió a ser visto de manera más favorable que el primero.“En India, Japón y China, el sueño americano es algo muy valorado, y yo soy una especie de ejemplo”, dijo Gates. “Y luego hay gente que piensa que no debería haber multimillonarios. Hay gente que cree que uso vacunas para matar niños. Hay toda una gama de opiniones”.
Gates es lo opuesto al multimillonario solitario que se oculta en su mansión. Hace poco estrenó su segunda serie en Netflix, titulada ¿Y ahora qué? El futuro según Bill Gates.Sin embargo, trabajar en el programa no le hizo cambiar de opinión. “¿Deberíamos ilegalizar a los multimillonarios?” preguntó Gates. “Mi respuesta a eso, y puedes decir que soy parcial, es no”.
Con un sistema mejor, calcula, habría pagado 40.000 millones de dólares. Estrenado en septiembre, “¿Se puede ser demasiado rico?” ya parece pertenecer a otra época. La respuesta a la pregunta de Gates, en un gobierno formado por multimillonarios, es no.
Después de nuestra conversación, se supo que tuvo una cena de tres horas con el entonces presidente electo, Donald Trump, sobre los retos de salud del mundo, como el VIH y la poliomielitis. “Mostró mucho interés en los temas que le planteé”, declaró Gates a The Wall Street Journal.
“Me involucraré con este gobierno tal como lo hice con el primer gobierno de Trump, lo mejor que pueda”, dijo Gates en nuestra entrevista.
Haber escrito una autobiografía es otra forma en la que Gates se diferencia de sus iguales, de los que pocos parecen tan introspectivos. Su infancia, en un enclave de clase alta de Seattle en la década de 1960 e inicios de la de 1970, no es intrínsecamente dramática.Lo que sí tuvo fue a su madre, Mary Gates. Ella tuvo un notable éxito en una época en la que la sociedad instaba a la mayoría de las mujeres de clase alta a quedarse en casa. Fue la primera mujer presidenta del capítulo de United Way del condado de King, y más tarde formó parte del consejo de United Way of America; en 1983, fue la primera mujer que lo dirigió.
Hubo un periodo en el que Bill --estaba en sexto grado-- era increíblemente difícil. “Podía pasar días sin hablar, saliendo de mi habitación solo para comer e ir a la escuela”, escribe en Código fuente. “Me llamabas para cenar, te ignoraba. Que recoja mi ropa, nop. Que limpie la mesa- nada”.
El punto no era el kétchup, por supuesto. “No tenía ningún sentimiento negativo hacia ella, pero podía fingir que no me importaba lo que decía de una forma que sin duda la irritaba”, dijo. “¿Qué intentaba demostrar yo?”
Entonces algo sí salió mal, al final de su penúltimo año de bachillerato. Su mejor amigo, Kent, estaba escalando una montaña, se cayó y murió.
Lo que Gates aprendió de la tragedia fue que la vida puede ser injustamente mala e injustamente buena. Él tuvo mucha suerte; Kent tuvo muy mala suerte.
Subir de nivel es lo que hizo de manera consistente cuando él y su amigo Paul Allen fundaron una empresa en Albuquerque en 1975 para producir software para la Altair 8800, una rudimentaria computadora personal. Gates apenas había dejado atrás la adolescencia. Pronto trasladó la incipiente operación a la zona de Seattle, más cerca de su madre.
Si Gates está en el espectro, ahora piensa que eso dio una ventaja a Microsoft. “No creía en los fines de semana; no creía en las vacaciones”, dijo una vez. Se aprendió los números de las placas de los autos de sus empleados para poder ver si intentaban irse a casa. Fue un modelo para miles de empresas tecnológicas emergentes que vendrían después.
Código fuente termina con el inicio de Microsoft. Las hojas de cálculo, las bases de datos y los procesadores de texto eran herramientas primitivas, pero los usuarios obtenían una ventaja en términos de productividad. El futuro sería mejor. “Realmente no veíamos muchos inconvenientes”, dijo Gates.Ahora está leyendo el libro más reciente de Harari. Nexus: una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la IA es un análisis crítico de nuestra dependencia de la tecnología.
Gates se tomó Nexus como algo personal. Harari “se burla de la gente como yo, que veía más información siempre como algo bueno”, dijo Gates. “Básicamente diría que él tiene razón y yo estaba equivocado”.
Que quede claro: Gates no se está disculpando. Sigue creyendo en el poder y la bondad de la tecnología. Pero por mucho que se resistiera a ellas al principio, es evidente que las lecciones de su madre siguen con él. Cuida tus modales. Intenta hacer el bien. E intenta no dejarte llevar.
Eso casi sonó como una advertencia.