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4 de diciembre de 2024

Un vidente, un estanciero y muchas dudas: la desaparición de Enrique Fabiani sigue siendo un misterio seis meses después

El jubilado santafesino de 74 años fue visto por última vez con vida en la madrugada del 4 de junio, tras haberse separado de la partida de caza que integraba. No se encontraron rastros de él, excepto por la extraña aparición de un cartucho hallado por un adivino

>A Con resignación, agregó que la búsqueda física de su padre es algo complejo “a menos que alguien tenga algún dato”.

Enrique desapareció en una zona de Entre Ríos conocida como la Selva Montielera. No es una selva en el sentido literal de la palabra, pero su vegetación densa le da esa apariencia. Es una red compleja que se teje entre árboles, arbustos y enredaderas, donde conviven el ñandubay, varios tipos de algarrobos, espinillos, talas y chañares. Allí se refugian jabalíes y yaguaretés. En los bañados acechan los yacarés.

“La gente tiene que acordarse de mi papá. También de Loan y de todas las personas desaparecidas”, concluyó Germán.

No hay imputados. Sí algunas personas bajo estado de sospecha, por lo cual se les solicitó, en su momento, que designen abogado defensor”, indicó a este medio Rubén Pagliotto, abogado de la familia de Enrique.

Lodi llamó a la Policía de Entre Ríos. Dentro del personal uniformado que concurrió, estaba la Brigada de Abigeato, una unidad para la prevención del delito rural que suele tener un vínculo más allá de lo profesional con los propietarios de los campos que protege. En total, son seis los agentes sobre los que existen sospechas. Ninguno fue pasado a disponibilidad.

A esa lista de personas sospechadas se suman cuatro jóvenes que cazaban en un paraje cercano entre el 3 y el 4 junio pasados.

Dentro de las medidas impulsadas por el fiscal y que autorizó la jueza de Garantías, Nadia Benedetti, se cuentan pruebas genéticas sobre varios elementos secuestrados.

Algunas partidas de búsqueda incluyeron hasta 300 personas, y el Equipo Argentino de Antropología Forense está colaborando. Pero todo ha sido en vano. Ni siquiera la extensa reconstrucción de los hechos, que demandó varios días, ha logrado arrojar luz sobre lo ocurrido con Fabiani. El mismo resultado dieron las testimoniales y los careos.

El respaldo político que recibió la familia tras ser recibida por los mandatarios de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, y de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, tampoco logró que la causa avance. Sin embargo, el abogado resaltó la marcha de las pesquisas: “La investigación es impecable. El fiscal trabaja 24x7″, aseguró.

La única pericia que resultó positiva está rodeada de misticismo y misterio. Se trata de un cartucho de escopeta perteneciente a Enrique, hallado a 8 kilómetros a campo traviesa del campo de Lodi, donde fue visto por última vez.

Hugo Almará es un vidente reconocido de la localidad de Sosa, cercana al lugar de los hechos. La Policía lo sumó a la investigación después de que él afirmara haber visto a Fabiani en inmediaciones de un paraje cercano al arroyo Payticú.

Los uniformados lo llevaron al sitio, y Almará encontró un cartucho de escopeta calibre .20, el mismo tipo de arma que tenía el jubilado al momento de su desaparición.

A principios de junio pasado, Enrique Fabiani partió de cacería con un grupo de amigos. Salió desde Santa Clara de Buena Vista, un pequeño poblado a 70 kilómetros de Santa Fe Capital. El destino era el campo “Don Antonio”, ubicado a la altura del kilómetro 104 de la Ruta Nacional 127. No era la primera vez que iban de caza a ese predio, situado en la zona de Mojones Norte, en Villaguay, en el centro-norte de Entre Ríos.

El lunes 3 de junio pasado, alrededor de las 18, Enrique se separó del grupo. Una hora u hora y media más tarde, unos maquinistas que trabajaban en la zona afirmaron haber visto deambulando a un hombre con sus características.

Cerca de la medianoche, Julio Lodi observó una figura sospechosa acercarse a la casa de su campo “La Criolla”. Según su relato, salió con una linterna e increpó al hombre, para luego echarlo de la propiedad. Momentos después, llamó a la Policía.

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