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28 de noviembre de 2024

Fui, vi y escribí: El secreto de tus fotos

Existen pocas cosas más estremecedoras que descubrir el misterio y la historia detrás de una imagen. Este artículo reproduce el newsletter de Cultura: lecturas, cine, teatro, arte, música e historias que despiertan entusiasmo y, por qué no, fascinación o perplejidad

>Hola, ahí.

Pero no es así. Siempre hay cosas por descubrir.

Un álbum feo y un tesoro

A Stéphanie Colaux le gustan desde siempre las fotos viejas y las historias de amor y tal vez sea por esa razón que escribe y dirige documentales en los que cuenta historias como la de Frida Kahlo y Diego Rivera o la de los fotógrafos Robert Capa y Gerda Taro. En realidad, le gusta la foto porque le gusta el documento e investigar lo que hay detrás. Existen pocas cosas más estremecedoras que dar con la historia detrás de una imagen. Pero te hablaba de Stéphanie y su devoción por las fotos viejas, algo que la lleva habitualmente a revolver en mercados de pueblo, allí donde es posible encontrar verdaderos tesoros. El más grande de todos se le apareció en el verano europeo de 2020, en la Feria de Barjac, en el sur de Francia. Se trataba de un álbum feo, especialmente feo, pero que por alguna razón la atrajo de inmediato. En cuanto comenzó a revisarlo, descubrió que ahí no había ni fotos de casamiento ni de bebés ni de vacaciones familiares sino que se trataba de un conjunto de fotos tomadas en París cuando estaba ocupada por los nazis. En la portada, una nota advertía: “Si encuentras este álbum, cuídalo y ten el valor de mirarlo”.

Stéphanie Colaux no paraba de hacerse preguntas. ¿Quién había tenido tanto valor como para animarse a tomar esas fotos? ¿Por qué lo había hecho, cuál era el objetivo de esos documentos? ¿Cómo había podido acceder esa persona a semejante cantidad de papel para imprimir en tiempos de guerra y, además, dónde había revelado esas imágenes prohibidas?

Sin datos sobre el autor

Para el experto Julien Blanc, historiador de la ocupación nazi y la resistencia francesa, lo más fabuloso de esas imágenes era que permitían apreciar la ciudad real bajo la ocupación. Según Blanc, lo que puede verse en ellas es “una ciudad vacía de la mayoría de sus habitantes, con calles desiertas, sin coches. Las imágenes son duras, grises y tristes”. Esto se lo dijo al NPR, el servicio de radiodifusión pública de Estados Unidos.

El folleto salvador

Habían pasado cuatro años, la investigación estaba empantanada. Era abril de 2024 cuando una empleada de los archivos de Printemps se puso en contacto con Broussard para contarle la noticia que iba a dar vuelta esta historia. La mujer había encontrado un folleto interno de 1965 que incluía una fotografía en la que se ve a tropas alemanas a caballo listas para disparar cañones en la capital francesa. El folleto era para consumo interno y contenía una información novedosa, ya que decía que la foto había sido tomada por “nuestro Raoul Minot”.

Aparentemente Raoul y Marthe Minot no actuaban solos sino que formaban una suerte de red de resistencia en los propios almacenes Printemps. Pero entre sus integrantes hubo un traidor, alguien que espiaba para los nazis.

La carta anónima que llegó a manos de los ocupantes decía algo así como “Deberías echarle un vistazo a una pareja que trabaja en Le Printemps. Están sacando fotos y revelando las películas en la tienda”. Broussard tuvo acceso a una copia de la nota que selló el destino del fotógrafo temerario.

Broussard contó la historia de Minot en cuatro artículos recientes de Le Monde. Una vez descubierta la identidad del autor de las fotos, un lector del diario le acercó al periodista un documento clave para conocer el destino final del fotógrafo de la resistencia: un expediente del Ministerio de Prisioneros Deportados y Refugiados de Francia de posguerra que señala que Minot fue llevado primero al campo de concentración de Mauthausen, Alemania, y que luego estuvo como prisionero en Buchenwald.

Se sabe que en 1944, en su derrotero final, Minot caminó durante dos semanas en una de las llamadas “marchas de la muerte” y que murió en 1945 en un hospital militar estadounidense en Cham, Alemania, cinco días después de ser liberado por los norteamericanos.

¿Quién es esa bailarina?

La nena tiene un par de años más de los que yo tenía en ese momento y me recuerda a Melody, el personaje de una película que fue clave en la educación sentimental de mi generación y cuya banda sonora aún me dispara hacia ese momento de la vida en el que todo estaba por llegar.

Hasta hace algunos años, la foto tenía título pero la nena no tenía nombre. Su imagen remite a Melody pero también a Billy Elliot (otra película y comedia musical sobre la clase trabajadora inglesa, con un personaje que es un niño con ansias de bailar, pero transcurre en una comunidad minera, durante el thatcherismo). La foto, también, me recuerda la imagen dramática de otra nena, que escapa de la muerte. Se trata de Pero así como el nombre de Kim Phuc es conocido hace tiempo, el de la bailarina pequeña de Balsall Heath permaneció en el anonimato hasta que el diario local “Sí, soy yo”

“Estoy absolutamente sorprendida con esto”, le dijo Lorraine al diario cuando finalmente la contactaron. “Me cuesta creer que ustedes y sus lectores se involucraron en semejante búsqueda solo para encontrarme a mí”.

“Yo andaba siempre haciendo de cuenta que era una bailarina, las bailarinas siempre me fascinaron. Es más, todavía lo hago, no tengo idea de dónde me vino esto, supongo que alguna vez habré visto alguna, pero ser bailarina fue desde chiquita uno de mis sueños”, dijo cuando dieron con ella.

En el momento en que la identificaron, en el año 2016, Lorraine Williams tenía 58 años, tres hijos y siete nietos y seguía viviendo muy cerca de ese barrio de la zona roja de Balsall Heath donde le habían tomado la foto. Había trabajado muchos años con Wendy, su hermana, vendiendo productos de cocina.

Los chicos, por entonces, solían pasar horas en la calle.

Pobreza, sí; amor, también

“Creo que estábamos jugando en la calle ese día, cuando tomaron la foto. Aquellos eran los días en los que podías pasear siendo un niño sin ningún miedo”, dijo. Lorraine recordó el momento en que una mujer se acercó y les pidió hacerles unas fotos, “algo que hoy en día no se puede hacer”.

Pura potencia.

Te doy las gracias por haber llegado hasta acá con tu lectura. Me despido recordándote mi mail, es Las fotos de este envío son las que tomó Raoul Minot, el fotógrafo que resistió al nazismo desde su cámara, del expediente que completó su historia, y de Janet Mendelsohn, la estudiante que se propuso registrar a los de abajo y que, sin saberlo, le dio vida eterna a una nena que soñaba con ser bailarina.

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