Un comunicado de L-Gante generó preocupación: “Buscan verme muerto”
El cantante expuso su lado más vulnerable en un texto
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“Soy Elián Valenzuela, pero todos me conocen como L-Gante. Tengo 24 años, soy artista y desde hace mucho tiempo me gano la vida a base de música. Siempre lo dije, soy un pibe de barrio que todo lo que logró lo hice desde abajo, rompiéndome el alma, sobreponiéndome a un sinfín de obstáculos, sobre todo el del prejuicio”, comienza el mensaje, marcado por un tono de dolor y vulnerabilidad.El intérprete detalló entonces cómo los años lo curtieron frente al odio y la envidia, pero señala que la situación actual superó los límites de lo tolerable. “Los años me fueron curtiendo, el odio, la envidia, la crítica clasista y racial sobre mi persona, no hicieron más que fortalecerme. Siempre dije que toda esa mala onda que me tiraban me hacía más fuerte y así fue hasta hoy”, relató. Sin embargo, confesó que la presión de los últimos meses lo llevaron a un estado de angustia que no había experimentado antes. “La realidad es que hoy estoy lleno de angustia y dolor. Lograron llevarme a un lugar que nunca imaginé”.El punto de inflexión, según L-Gante, fue el juicio en el que fue absuelto. Aunque pensó que ese fallo judicial marcaría el fin de los ataques en su contra, el artista asegura que ocurrió todo lo contrario. “Creí que el juicio en el que me absolvieron iba a ser un punto de partida, pero me equivoqué. Desde la absolución solo tienen un propósito. Quieren, necesitan verme caer”.En el comunicado, Valenzuela lanzó duras acusaciones contra quienes considera responsables de este acoso constante. “¿Quiénes? Parte de los abogados a los que me enfrenté y les gané en Tribunales, mucha prensa que me extorsiona a diario, exigiendo que o les doy una nota o me ponen a un abogado a hablar mal de mí”, denunció. Además, narró cómo su vida se transformó en un escenario de amenazas y manipulaciones. “Las personas me han dicho muchas veces: ‘Préstame plata o te denuncio’. Todo se volvió un calvario”.Sin embargo, lejos de detenerse, L-Gante denunció que las difamaciones escalaron a niveles más perturbadores. “Ahora, como se les acabó esa mentira, lejos de parar, inventan una más horrible si es que existe. Convivo con autos raros siguiéndome, mi domicilio, el de mi hija, el de mi pareja, aparecen a diario en los medios. Ustedes no van a parar hasta que algo me pase”.
El comunicado adquiere un tono aún más grave cuando el cantante reflexionó sobre el impacto de esta persecución en su salud mental. “La mediatización y el show televisivo se transformó en persecución. Hasta siento que ya no solo quieren verme preso, tal vez buscan verme muerto o que yo mismo me quite la vida”, escribió, al exponer el peso emocional que enfrenta día a día.En su pedido final, llamó a la reflexión sobre las consecuencias de estas prácticas mediáticas y sociales. “Les pido por favor que cuiden la salud mental de las personas, así por una vez se ahorran el ridículo que hacen hablando del tema cuando ya es demasiado tarde”, sentenció, al dejar en el aire una advertencia inquietante.
El testimonio de Elián Valenzuela es, en sus propias palabras, un grito de auxilio. Las palabras del artista retratan no solo la crudeza de su realidad, sino también la necesidad urgente de un cambio en el tratamiento que reciben las figuras públicas en el ámbito mediático. El mensaje resonó como un llamado desesperado en un contexto donde las presiones externas pueden llevar a consecuencias devastadoras.