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22 de noviembre de 2024

¿El trastorno del sueño REM puede ser una señal de problemas neurológicos?

Antes de morir, 20 personas donaron sus cerebros para la investigación científica. Expertos de España y Austria analizaron sus particularidades y su posible relación con patologías neurodegenerativas. Por qué los resultados deben ser considerados con cautela, según un experto

>Existe una afección poco frecuente que hace que las personas actúen sus sueños, griten, golpeen o realicen movimientos bruscos, mientras duermen. Más específicamente, esos comportamientos suceden en la Se conoce como “trastorno aislado de la conducta del sueño con movimientos oculares rápidos” o también lo llaman iRBD por su sigla en inglés.

Durante el sueño, el cuerpo debería perder el tono muscular e impedir que se hagan movimientos. Pero en personas con el desorden pueden producirse acciones físicas y vocales.

La investigación fue liderada por Álex Iranzo y Gerard Mayà, del Hospital Clínic de Barcelona-IDIBAPS, junto con un equipo multidisciplinario. Tuvo como objetivo confirmar, mediante el análisis post mortem, la conexión entre el trastorno iRBD y las enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la proteína α-sinucleína.

En diálogo con Infobae, el doctor Marcelo Merello, jefe del servicio de Movimientos Anormales de Fleni e investigador en ciencias médicas del Conicet, expresó cautela al considerar los resultados del nuevo estudio.

“El trastorno aislado de la conducta del sueño con movimientos oculares rápidos puede ser confundido con otras afecciones como el sonambulismo. Por lo tanto, cuando alguien tiene sueños vívidos y despertares, debería tener en cuenta que son síntomas compartidos por diferentes trastornos”, señaló.

Una persona que hoy tiene el trastorno de iRBD a los 30 ó 40 años podría no desarrollar nunca Parkinson o demencia en el futuro. “No se puede generalizar. Por eso, los pacientes no deberían vivir con una espada de Damocles ante la presencia de este trastorno. Se debería consultar a un profesional de la salud”, aclaró el investigador, quien investiga el tema.

El trastorno aislado de la conducta del sueño REM (iRBD) fue descrito por primera vez en seres humanos en 1986 por un grupo de investigación liderado por Carlos Schenck en los Estados Unidos.

Estudios anteriores han estimado que la prevalencia global del iRBD, su forma aislada, oscila entre el 0,74% y el 2,01% en adultos mayores de 60 años, dependiendo de la población estudiada y las metodologías utilizadas.

En 2006, los investigadores de España y Austria ya habían sugerido que el iRBD es un trastorno del sueño que podría ser un precursor de enfermedades neurodegenerativas. No obstante, faltaban pruebas.

Uno de los hallazgos fue la identificación de depósitos de la proteína α-sinucleína en regiones cerebrales críticas para la regulación del sueño REM, incluyendo el complejo coeruleus-subcoeruleus, el núcleo reticulado gigantocelular, el tegmento laterodorsal y la amígdala.

Estas áreas son responsables de controlar la atonía o relajación muscular durante el sueño REM, y se sabe que su disfunción está relacionada con el desarrollo de los movimientos involuntarios típicos durante el sueño del iRBD, comentaron los investigadores en un comunicado.

Sin embargo, en los pacientes que habían desarrollado Parkinson o demencia con cuerpos de Lewy, los depósitos de α-sinucleína eran mucho más extensos, lo que sugiere una progresión de la enfermedad hacia un daño neuronal más extendido.

“Estos hallazgos coinciden con estudios previos que han sugerido que el iRBD podría ser una manifestación temprana de sinucleinopatías, pero este estudio proporciona la evidencia neuropatológica más sólida hasta la fecha”, explicó Gerard Mayà.

Otra de las observaciones del estudio es la identificación de una serie de patologías coexistentes que afectan a la mayoría de personas con iRBD.

Para los autores del trabajo, el estudio aportó evidencias de que los depósitos de α-sinucleína en las estructuras cerebrales involucradas en el sueño REM podrían servir como biomarcadores tempranos para identificar a individuos en riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas.

“Nuestros hallazgos podrían informar el diseño de ensayos clínicos de compuestos dirigidos a proteínas patológicas específicas (por ejemplo, α-sinucleína y β-amiloide) en personas con iRBD”, escribieron.

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