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22 de noviembre de 2024

La historia del bebé de ocho meses que nació con 850 gramos de peso y necesitaba un respirador para ir por primera vez a su casa

Cristiano, que estuvo internado desde que nació debido a una displasia pulmonar, dejó el hospital Garrahan este fin de semana, luego de que su familia recibiera el instrumento gracias a la solidaridad de los lectores de Infobae. La emoción de sus abuelos y hermanos al conocerlo

>Tobías y Juanfer estaban con los ojos llenos de lágrimas. Esperaron más de siete meses para poder conocer a Cristiano, su hermanito. Deseaban en silencio acariciar sus manos y dejarlo que les apretara los dedos. Carla Giani, la mamá, y Javier Traverso, el papá, no pudieron contener las lágrimas por estar, por fin, otra vez en casa y junto a sus tres hijos. La misma emoción vivieron los abuelos de los chicos. Carlos por fin pudo alzar a su nieto por primera vez y se quebró al ver la felicidad de Liliana, su esposa, mientras cargaba en brazos al niño. La mujer lucha contra un cáncer y saber que el pequeño seguía internado la devastó. Pero ahora, se recupera para poder cuidarlo.

Las complicaciones en la salud del niño arrojaron un diagnóstico médico alarmante: tenía displasia pulmonar grave. Debió ser traqueostomizado y desde entonces requirió oxígeno suplementario todo el día y ventilación invasiva durante las horas de sueño. Necesitaba de un BiPap Stellar 150, valuado en ocho millones de pesos (el precio de uno usado era de $3.500.000) además de un humificador y un oxímetro de banco (cotizados ambos en $400 mil) para poder dado de alta. El elevado costo de los aparatos que necesitaba Cristiano fue imposible para la familia que, desesperada, acudió en pedido de socorro.

Gracias a todas las personas que colaboraron porque hoy puedo estar en casa con mis hijos. Cuando se publicó la nota viví unos días de mucha angustia porque pensé que no iba a poder juntar todo el dinero. Pensé que no lo íbamos a lograr porque era mucho el dinero por juntar, pero sucedió”, dice emocionada Carla.

“Ahora mis tres hijos están juntos y en casa”, cuenta la feliz madre y suspira. Carla deja que todas las emociones acumuladas durante casi ocho meses se vayan cuando exhala todo el aire y las preocupaciones contenidas. Deja que su cuerpo descanse lo necesario para poder abrazar a su familia completa y de ese modo comenzar más tranquila una nueva etapa al lado de su bebé.

El sueño que pocas veces se animó a soñar esta madre ya es realidad. Por eso, ahora pide solo agradecer ante tanta ayuda recibida. “A la primera persona que le quiero agradecer es a Analía Colazo, que llegó como un ángel. Ella se cargó en sus hombros la campaña para recaudar el dinero y movió cielo y tierra para que estemos en casa todos juntos. Estas fueron las primeras noches que dormí con mi hijo al lado y es gracias a ella. Gracias a Infobae por dar a conocer su historia y gracias toda la gente que nos ayudó porque esto no hubiera podido lograrse sin ustedes”, reconoce. Casi quebrada, cuenta: “Yo tuve que dejar de trabajar para poder cuidar a Cristiano durante su internación y mi marido es el único que trabaja, pero el dinero no era suficiente como para costear los elementos que había que comprar para que nuestro hijo recibiera el alta médica”.

Algo risueña, cuenta que hubo momentos en que Juanfer, el hermanito de 4 años, se mostró un poco celoso ante la llegada de Cristiano, pero desde hace unos días no se separa de su lado. Y Tobías, el mayor, ayuda a cuidarlo. “Llega de la escuela y va a ver al hermano. Quiere estar con él todo el tiempo”, asegura la orgullosa mamá.

El 27 de noviembre, Cristiano volverá al control médico en el Hospital Garrahan. “Lo verá la neumóloga ese día y el 20 de diciembre lo verá el equipo de displasia broncopulmonar. Será una consulta con todos los especialistas que lo estuvieron tratando este tiempo, así no tengo que volver a llevarlo”, detalla.

Analía Colazo es filántropa, y desde su fundación llevó adelante la campaña para juntar el dinero y poder comprar el respirador BiPap que el bebé necesitaba para poder ser dado de alta y llegar, por primera vez, a su casa.

“Fue una campaña, como siempre digo, maravillosa porque en medio de la angustia que se genera por la espera de la llegada de los equipos y por lo que va a pasar, en esos días, asoma también un poco la desesperanza. Pero, como en otras oportunidades, muchísima gente se comunicó y se logró, una vez más, el objetivo”, asegura la mujer que no dejó de agradecer a los que lo hicieron posible.

Para Colazo, la alegría siempre se multiplica porque cuando uno de los casos que toman difusión masiva lograr superar el dinero a recaudar, siempre hay otros esperando también tener sus posibilidades. En este caso, por medio de la mamá de Cristiano supo de la historia de otra beba que necesitaba el mismo respirador.

“La solidaridad siempre prima entre la gente que está en un hospital porque sabe lo que es pasar el día a día allí. Así fue que Carla me habló de otra pequeñita que también estaba internada desde hacía muchos meses y también pudimos ayudarla y entregarle un BiPap. Además, para ella hubo una colecta posterior y se le compraron elementos como un oxímetro de banco y una mascarilla especial que necesitaba por la forma de su carita, que requiere aún de una cirugía. Así que el mismo día ambos se fueron a sus casas”, cuenta.

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