21 de noviembre de 2024
Analistas prevén que la crisis de Bolivia terminará con una devaluación y la cesación de pagos de la deuda
El gobierno de Arce está atesorando cada dólar y cada gramo de oro, deprimiendo la actividad, provocando escasez de combustible y avivando el malestar social, todo en nombre de evitar un aumento del dólar
Los inversionistas en renta fija se han mantenido extrañamente tranquilos, y los bonos bolivianos han subido en los últimos meses gracias a medidas más favorables a las empresas del gobierno. Es solo una ilusión: Débora Reyna García, que cubre Bolivia para Oxford Economics, dice que la devaluación es solo cuestión de tiempo y podría ocurrir a fines de 2025 o principios de 2026.
“Simplemente no lo vemos antes de las elecciones porque los costos políticos y sociales son demasiado grandes”, me dijo. “Algo que mantiene tranquilos a los inversionistas es que Bolivia no tiene mucha deuda y sus mayores vencimientos están programados para el segundo semestre de 2026″.Algunos dirán que las raíces socialistas del proyecto del ex cocalero siempre contuvieron las semillas de su propia desaparición. Tal vez. Sigo pensando que el camino no estaba predeterminado, y que las malas decisiones políticas importan: la adicción de Morales al poder, su gasto descuidado y su alergia a las inversiones privadas son grandes razones del complejo presente del país.
Lo curioso en el caso de Bolivia es que, a pesar del evidente colapso del experimento socialista, no ha surgido ningún líder de la oposición que saque provecho del descalabro político. Siguen desacreditados a los ojos de la mayoría indígena del país y temerosos de la mano dura con la que el régimen actual trata a los opositores. Pero eso puede cambiar: como demostró recientemente el caso de Javier Milei en Argentina, cuando la economía llega a un punto de no retorno, solo una persona ajena a ella puede perturbar el orden establecido y realizar los drásticos cambios políticos necesarios; es improbable que los mismos dirigentes que crearon los problemas los resuelvan.Como alguien que vivió el colapso de la paridad de la moneda argentina en 2001, puedo decir que una devaluación caótica golpea a la sociedad y a la política de forma impredecible y duradera. Esperemos que en Bolivia las consecuencias sean para mejor.
(Con información de Bloomberg)