15 de noviembre de 2024
La lucha de las comunidades judías por su derecho a existir en Europa y el mundo
El aumento del antisemitismo ha desatado un temor corrosivo. ¿Es momento de esconderse, irse o resistir con más fuerza que nunca?
Europa parece despertar una vez más a un oscuro recuerdo, a un odio que creíamos erradicado, pero que regresa con una crudeza aterradora.
Y esto fue antes de que el antisemitismo se intensificara tras el ataque de Hamas a Israel el 7 de octubre de 2023, un suceso que ha desatado una escalada de odio sin precedentes. Desde entonces, las denuncias de incidentes antisemitas alcanzan máximos históricos en toda Europa. En Francia, hogar de la mayor comunidad judía europea, los incidentes antisemitas se dispararon diez veces en los tres meses posteriores al ataque de Hamas, y el Ministerio del Interior reportó una triplicación de casos en el primer semestre de 2024 en comparación con el mismo periodo de 2023.
El miedo es el efecto más corrosivo y silencioso de esta violencia. Hoy, judíos e israelíes en todo el mundo se preguntan si deben ocultar sus símbolos y su identidad: si deben esconder sus pasaportes, guardar la kipá, ocultar la mezuzá o incluso cambiar su apellido al pedir un servicio de transporte, todo para evitar ser reconocidos como judíos. Que en pleno siglo XXI el miedo nos empuje a renunciar a nuestra identidad es, sencillamente, inaceptable.
¿Qué se necesita para cambiar esta realidad? Liderazgos comprometidos con tomar acciones contundentes. La Comisión Europea ha trabajado incansablemente para enfrentar el antisemitismo, nombrando a un coordinador para la lucha contra este flagelo y financiando programas en los estados miembros.No podemos, no debemos cerrar el negocio. No podemos rendirnos y permitir que el odio nos arrebate nuestra libertad. Hoy más que nunca, debemos estar firmes y decididos a luchar por el derecho a vivir abiertamente como quienes somos. Este no es solo un llamado a proteger a las comunidades judías del mundo; es un llamado a proteger el principio fundamental de la dignidad humana, del derecho de cada persona a vivir sin miedo de ser quien es. Lo que ocurrió en los Países Bajos podría ocurrir en cualquier lugar del mundo. Por eso, hacemos un llamado urgente a todos los líderes: esta responsabilidad es suya también.
A quienes se preguntan si es hora de cerrar el negocio, les decimos: No, no cerraremos el negocio. No abandonaremos nuestras raíces ni permitiremos que el miedo silencie nuestras voces. Al contrario, trabajaremos con más fuerza que nunca para salvaguardar nuestra identidad y proteger a cada uno de nuestros miembros. Porque el antisemitismo no tiene lugar en Europa ni en ningún rincón del mundo, y nuestro derecho a vivir con dignidad y orgullo es innegociable.