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12 de octubre de 2024

El primer ministro británico Keir Starmer reconoció que en sus primeros 100 días de gobierno hubo “semanas turbulentas”

El mandatario aseguró que los primeros tres meses de su gestión fueron “lo que esperaba”, y demostraron su tesis de que “gobernar es más duro, pero es mejor (que estar en la oposición)”

>El primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, admitió que hubo “días y semanas turbulentos” al cumplirse este sábado cien días desde que llegó al poder tras ganar las elecciones del 4 de julio.

En declaraciones al periódico ‘The Guardian’, señaló también que “siempre habrá vientos colaterales” con los que lidiar. “Si no quieres que te desvíen del rumbo, tienes que saber hacia dónde te diriges”, afirmó.

“Es más duro porque hay que tomar decisiones difíciles, pero es mejor porque se pueden tomar decisiones que cambien las cosas”, argumentó.

“Es de sentido común invertir y construir”, sostuvo, lo que apunta a un posible aumento de la inversión estatal tras años de declive.

“Cuando la gente no puede ir a trabajar porque el transporte público es deficiente, la productividad se resiente. Si las escuelas se desmoronan sobre las cabezas de los niños, ¿cómo podemos esperar que aprendan?”, manifestó.

Según Starmer, las listas de espera en la Sanidad pública “están por las nubes porque no hubo ni de lejos suficiente inversión en hospitales y en la tecnología que podría hacer que los tratamientos fueran más eficientes y eficaces”.

Tensiones internas, polémicas y una aparente falta de dirección política marcaron los primeros cien días, cumplidos este sábado, del Gobierno de Keir Starmer, que ganó por mayoría absoluta las elecciones del 4 de julio tras alcanzar el liderazgo del Partido Laborista en abril de 2020.

También socavó la popularidad del primer ministro, que se presentó en la campaña como eficiente e incorruptible, su torpeza al aceptar regalos de donantes y para poner orden en Downing Street, donde las diferencias entre facciones forzaron la dimisión de su jefa de gabinete, Sue Gray.

Starmer admitió este sábado que hubo “días y semanas turbulentos” desde que llegó al poder pero señaló que “gobernar es más duro pero mejor” que estar en la oposición, ya que “se pueden tomar decisiones para cambiar las cosas”.

La ausencia de detalles sobre cómo Starmer logrará su objetivo de “renovación nacional” llevó a los críticos a achacarle una “falta de visión política”, dijo Jonathan Hopkin, académico en la London School of Economics (LSE).

Según este experto, el ‘premier’ podría dar la vuelta al comienzo difícil de su mandato concretando sus prioridades frente a “ideas abstractas” en el presupuesto del Estado el 30 de octubre, el primero de un Gobierno laborista en más de 14 años.

“El primer instinto de todo Gobierno laborista (que en el Reino Unido deben combatir prejuicios de temeridad financiera) es convencer a los mercados de que no son unos locos”, y por ello “quieren enviar una señal muy clara de que van a ser austeros y no permitirán un excesivo endeudamiento”, afirmó.

Debido a ese compromiso de Starmer y su ministra de Economía, Rachel Reeves, con la disciplina fiscal, el ala izquierda del laborismo, incluidos los sindicatos, temen que el presupuesto incluya recortes en ministerios clave.

En opinión del politólogo John Curtice, el gran error de Starmer fue que no ofreció desde el principio “una narrativa sobre lo que ambicionaba para el país y cómo lo conseguiría”, y “ese vacío lo llenó la prensa con historietas sobre los regalos y las intrigas internas”.

Menon no descartó que la comunicación del ‘proyecto Starmer’ mejore después de que sustituyera a la exfuncionaria Sue Gray por su jefe de campaña, Morgan McSweeney, un perfil más político.

Los analistas no aciertan a discernir si los pasos en falso del nuevo primer ministro se debieron a la inexperiencia o a la incompetencia en el liderazgo del Reino Unido.

Hopkin observó que, aunque Starmer tiene 62 años y un historial brillante al frente de la Fiscalía del Estado, entró como diputado en 2015, y “ni él ni muchos de sus ministros tienen ninguna experiencia de Gobierno”.

El interrogante es si, con el tiempo, Keir Starmer será reconocido como un buen líder.

Lo que parece que se le da menos bien “es la comunicación, y en el mundo de hoy los políticos tienen que estar muy pendientes de un sistema mediático muy cambiante”, agregó.

(Con información de EFE)

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