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16 de agosto de 2024

Cuáles son las 15 mejores tortas del mundo, según un reconocido ránking global

La guía gastronómica Taste Atlas destacó postres icónicos y tradicionales de Polonia, Suecia y República Checa. Un solo postre latinoamericano se ubicó en el top 10

>Las tortas, con sus innumerables variantes en todo el mundo, se han convertido en una delicia universal que atraviesa culturas y fronteras. Y ahora, para develar cuáles son las mejores, Taste Atlas, la reconocida guía gastronómica ―definida como una “enciclopedia de sabores”―publicó la lista de las 100 mejores tortas del planeta. Y entre las 10 mejores hay una que es latinoamericana.

Esta vez, publicó el ranking “Las 100 mejores tortas del mundo”, en la que destacan los sabores tradicionales, pasteles clásicos y emblemáticos que destacan por sabores únicos. Algunos, además, con origenes curiosos.

1. Sernik

El sernik es una tarta de queso tradicional de Polonia, cuya historia se remonta al siglo XVII. Esta receta se cree que fue introducida por el rey Jan III Sobieski después de la batalla de Viena, y se elabora principalmente con twaróg, un tipo de requesón utilizado en la cocina polaca desde hace siglos. Además, se añaden ingredientes como huevos y azúcar, de acuerdo a antiguas tradiciones tanto cristianas como judías.

Una de las variaciones más queridas de este postre está cubierta con gelatina y frutas frescas sobre la base de bizcocho, lo que la convierte en un favorito en celebraciones y festividades.

El kladdkaka es un postre icónico en Suecia, que seduce con su textura densa y su centro siempre húmedo bajo una capa exterior crujiente. Este pastel se prepara con ingredientes como cacao o chocolate, huevos, mantequilla, azúcar y harina.

El Valašský frgál es un pastel tradicional de la región de Valaquia en Moravia, al sureste de la República Checa, conocido localmente como vdolek, pecák o lopaták.

Este dulce tradicional se caracteriza por su cobertura generosa que ocupa entre el 42% y el 48% de su composición, cuyas variedades de cobertura incluyen desde peras secas ―la más popular― hasta mermelada, frutas variadas, requesón, semillas de amapola, nueces, repollo, colinabo y zanahorias, presentando una superficie espolvoreada con azúcar, canela y migas de pan de jengibre, o rociada con mantequilla.

El Medovik, un exquisito pastel de miel originario de Rusia, se compone de varias capas de bizcochos que combinan la textura de la galleta con el dulzor de la miel, unidos por una suave crema. Tradicionalmente, esta crema se elabora a partir de crema batida o una mezcla de leche condensada y mantequilla, aunque existen variaciones modernas que incorporan ingredientes como bayas o chocolate.

La torta Caprese, un exquisito pastel italiano originario de la isla de Capri, se destaca por estar compuesto exclusivamente de chocolate negro, almendras molidas, huevos, azúcar y mantequilla, sin utilizar harina. Este pastel es famoso por su rica y densa textura, generalmente coronado con una capa de azúcar en polvo para realzar su sabor.

La torta Caprese se la suele adornar con frutas frescas como fresas o frambuesas, y en los restaurantes, se sirve acompañado de una bola de helado de vainilla.

El Pan de Ló de Ovar es un emblemático pastel de Portugal, originario del siglo XVIII y estrechamente vinculado a las tradiciones religiosas y culinarias de los conventos de la época. La documentación más antigua que menciona este bizcocho data de 1781, describiéndolo como un obsequio para los sacerdotes durante las procesiones de Semana Santa, según el libro Irmandade dos Passos.

Hoy en día, este bizcocho, compuesto sencillamente de huevos, azúcar y harina, es un habitual en ferias gastronómicas portuguesas, extendiendo su popularidad más allá de su lugar de origen, Ovar. Se celebra por su textura cremosa y es un dulce representativo en toda la nación.

A principios del siglo XX, los reposteros de Ferrara idearon la torta Tenerina para homenajear a Elena Petrovich, reina de Montenegro y esposa del rey Vittorio Emanuele III de Italia. El nombre de la torta, que significa “torta tierna”, refleja su suave textura; esta se elabora con solo cinco ingredientes: chocolate, mantequilla, huevos, azúcar y maicena, sin incluir harina.

La tarta de queso al estilo neoyorquino, reconocida por su textura densa y suave, se diferencia de otras variantes por un equilibrio entre lo dulce y lo ácido, y evita sabores cítricos o texturas masticables. Se atribuye a la tienda Junior’s, en la década de 1950, la creación de la primera tarta de queso de este estilo.

El bolo de brigadeiro, un pastel brasileño esencial en celebraciones de cumpleaños, se distingue por sus tres capas de bizcocho de chocolate suave y húmedo, complementadas con un relleno y cobertura de brigadeiro. ¿Cómo se preparan?

La estructura del pastel se forma con ingredientes tradicionales como azúcar, mantequilla, aceite, huevos y vainilla, además de harina, cacao, levadura y bicarbonato de sodio. Una vez montado y cubierto con su característico glaseado de brigadeiro, se decora con chispas de chocolate y, ocasionalmente, con bolas de brigadeiro sobre la superficie, añadiendo un toque final decadente a este clásico dulce.

En Japón, la tarta de queso ―conocida como “soufflé cheesecake” o “cotton cheesecake” fuera de sus fronteras― se caracteriza por su textura ligera y aireada.

El soufflé cheesecake es mucho más esponjoso que las versiones tradicionales de tarta de queso. Aunque a veces se consume frío, es preferido caliente, justo salido del horno, donde su textura se vuelve casi fundente. Su origen se atribuye a Tomotaro Kuzuno, un chef japonés que se inspiró en el käsekuchen alemán durante su estancia en Alemania en los años 60.

La dacquoise, una tarta francesa de textura a la vez crujiente y cremosa, se elabora tradicionalmente con bizcocho de merengue de almendras o avellanas y capas intercaladas de crema batida o crema de mantequilla.

Se cree que este pastel se originó en el siglo XVII como un postre de lujo para la corte francesa. Con el tiempo, ganó popularidad en Inglaterra, especialmente después de que chefs franceses se trasladaran allí para servir a la clase alta. Su éxito dio lugar a variantes como la marjolaine, una dacquoise rectangular con crema de mantequilla de chocolate, considerada una de las cumbres de la repostería francesa.

El kouign-amann, nacido en el siglo XIX en la región francesa de Bretaña, recibe su nombre de las palabras bretonas para “pastel” (kouign) y “mantequilla” (amann). Este pastel se caracteriza por su masa amarilla y hojaldrada que contiene generosas cantidades de mantequilla y azúcar, formando capas ricas y decadentes.

Este postre polaco popularmente conocido como karpatka, se compone de dos capas de pâte à choux y una abundante capa de crema pastelera de vainilla. En algunas variaciones, la base puede ser de masa quebrada, pero la capa superior es siempre de pâte à choux.

Aunque se sabe poco sobre su origen, el primer registro de karpatka data de 1972. Este pastel, emparentado con el kremówka más conocido, es un plato fundamental en las pastelerías polacas y también se prepara con frecuencia en los hogares.

Este pastel al vapor, habitualmente vendido por vendedores ambulantes en Indonesia, se prepara con harina de arroz glutinoso aromatizada y coloreada con hojas de pandan. Tradicionalmente, la mezcla se cocina al vapor en tubos de bambú y se rellena en el centro con azúcar de palma.

En el corazón de San Sebastián, el bar La Viña ha hecho de su tarta de queso, conocida en euskera como gazta tarta, una celebridad local. Esta versión, famosa por su textura increíblemente cremosa, se distingue por su sencillez, compuesta únicamente de ingredientes básicos como queso crema, huevos, nata y azúcar, pero sin la tradicional base de galleta.

Fotos: Taste Atlas

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