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29 de julio de 2024

Ballerina Farm: todo sobre la polémica influencer que pasó de ser una promesa del ballet a vivir como “La familia Ingalls”

Alguna vez una bailarina de Juilliard, Hannah Neeleman abandonó su pasión para convertirse en una “esposa tradicional” y madre de ocho hijos

>De cara al mundo, Hannah Neeleman tiene una vida de fantasía directamente sacada de un capítulo de La familia Ingalls. La rubia y bella mujer de 33 años vive en una gran casa blanca de madera ubicada en una idílica granja de 328 acres en Utah, Estados Unidos. Es ama de casa a tiempo completo, y dedica su vida a cuidar de sus ocho hijos y esposo, a quienes a diario les cocina desde cero, potajes elaborados a base de los ingredientes que cosecha. En su hogar no hay celulares, tablets o televisor. A excepción de un dispositivo que todo lo graba, y que usa para crear contenido que comparte con sus 7,5 millones de seguidores en TikTok bajo el pseudónimo de ¿Es una esposa tradicional o una mujer de negocios? Se cuestionaban los jóvenes que observaban maravillados sus videos, nostálgicos por la aparente “pérdida” de los valores de género del pasado, y recelosos por una realidad que la sociedad hiperconsumista les negaba.

Sin embargo, una rápida revisión de antecedentes llevó a su audiencia a descubrir que su parentesco familiar no es tan humilde ni austero detrás de cámaras. Su esposo, Daniel Neeleman, es uno de los hijos del empresario Pero no. Hannah jamás fingió. Y si se le debe adjudicar alguna culpa, sería la de romantizar su realidad y mostrar una vida de campo enternecedora, cuando tuvo que abandonar su pasión por el ballet por una convivencia familiar tan desgastante que “a veces se pone tan enferma de agotamiento que no puede levantarse de la cama durante una semana”, según reveló su propia pareja.

En un artículo de The Times, Hannah Neeleman fue descrita como “la reina de las tradwifes”, un movimiento que glorifica un estilo de vida basado en los ideales cristianos de los años 1950 y 1960, los cuales dictan que la mujer nació para dedicarse al cuidado del hogar y la familia. En esta figura, la esposa le debe obediencia ciega al marido y el hombre se convierte en el proveedor principal.

Sin embargo, antes de autodenominarse como Ballerina Farm, Hannah era efectivamente una bailarina de ballet formada en la Academia Juilliard, una de las instituciones más prestigiosas del mundo que únicamente acepta 24 estudiantes por año. “No siempre quise esta vida. Me fui de casa a los 17 años y estaba emocionada de llegar a Nueva York, me encantaba la energía de la ciudad. Y quería ser bailarina, era buena”, sostuvo para The Times.

Pero su futuro esposo tenía otros planes para ella. Él tenía 23 años cuando la conoció, e inmediatamente quiso que ambos se casaran. Por seis meses, intentó conquistarla por todos los medios posibles, y solo lo logró cuando “casualmente” se encontraron en un vuelo, sentados uno al lado del otro. Hannah creyó que era el destino, mientras que Daniel omitió que su padre era el dueño de la aerolínea y él había arreglado el encuentro.

“En aquel entonces pensé que debíamos salir juntos durante un año. Así podría terminar la escuela y todo lo demás. Y Daniel me dijo: ‘No va a funcionar, tenemos que casarnos ahora’”, relató. “Pero sabía que cuando empezara a tener hijos mi vida empezaría a verse diferente”.

Sus partos son particularmente dolorosos debido a que no usa analgésicos. “Nunca me ha gustado tomarlos”, reveló. Tan solo en una ocasión usó la epidural, y fue debido a que tenía dos semanas de retraso en dar a luz. “Fue genial”, sostuvo sonriendo.

El resto del tiempo, los ocho pequeños deben inventar nuevas formas para distraerse, sea jugando a las cartas, saltando el trampolín o mirando atentamente cómo su madre hace los quehaceres del hogar. Por que sí, no hay niñera, apenas una empleada doméstica que ayuda a Hannah a limpiar el inmenso hogar.

Como si ser ama de casa a tiempo completo no fuese suficiente, Ballerina Farm aún encuentra tiempo para ser influencer y empresaria. Su contenido no solo es exclusivo para TikTok, ya que cuenta con 9,1 millones de seguidores en Instagram y 1,6 millones de suscriptores en YouTube.

Y aunque dejar la danza “fue duro” y se “obligó a renunciar a una parte de sí misma, manifestó que se siente como “si fuera una feminista”. Ya que si bien el público la ve en sus pantallas cocinando, horneando, ordeñando, entre otras labores domésticas, y en general, siendo una “esposa tradicional”, se les pasa por alto que, a menudo, suele promocionar su marca personal, la cual vende desde zapatos, manteles, y ollas, y hasta kits de productos horneados, y cortes de carnes.

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