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17 de julio de 2024

70000 Tons of Metal: la sabiduría sin fe de Sodom

Una conversación con una de las bandas cruciales del metal rápido y maldito sobre el mar Caribe a bordo del mayor crucero heavy del mundo

>-Café? Parlez vous francais?

-Au lait?

Es una conversación extraña para tener con Frank Gosdzik, alias Blackfire, guitarrista de Sodom, uno de los guitarristas insignia del metal europeo y uno de los responsables de crear el machaque maniático tan distintivo del thrash metal alemán, una pelota enorme de agresión. Pero Blackfire, con su pelo largo ya completamente blanco, 57 años, todavía de gira, todavía con la mano derecha implacable, necesita ese café para vivir.

También es un lugar curioso para tener una conversación con Sodom. No es que hay falso o verdadero metal,; solo hay formas de heavy más reales que otras. Y no hay ninguna banda más real que Sodom. Creados en 1981 en Gelsenkirchen, Alemania, por Tom Angelripper, aquí en el balcón de la suite, echado en una reposera con una remera de Motörhead, Sodom definió con discos como In The Sign of Evil, Obsessed by Cruelty o Agent Orange un sentimiento de ira y de maldad, de mugre, que define al metal mismo. Su música es una expresión de clase obrera, hecha en un pueblo gris y minero, no muy distinto al Birmingham. Inglaterra, que engendró a Black Sabbath o Judas Priest.

La conversación sigue, con Blackfire y Angelripper. La sensación de heavy viejo, de estar totalmente de vuelta, es refrescante, una sabiduría sin fe.

-Hay una escena de metal en Argentina que los celebra. Chicos de 20, 25, que tocan metal como lo toca Sodom.

-Tenías la misma edad cuando comenzaste.

Angelripper: A los 12, en realidad. Era el único en la escuela que escuchaba metal. Me tenía que hacer mis propios cinturones de balas. Nosotros nunca cambiamos.

Angelripper: No nos interesaba lo que nos dijera la compañía de discos, o quien nos publicaba las canciones. 40 años de carrera, sí, pero nunca cambiamos. Tal vez intentamos escribir mejores canciones, ser mejores músicos, pero no cambiamos el espíritu.

-Entonces, ¿qué hace que estos chicos tomen una guitarra y se metan en un sótano a tocar heavy, algo que parece totalmente anacrónico?

Angelripper: Todavía está esa magia. Todavía funciona.

-¿El heavy se convierte cada vez más en una fantasía de escape? ¿Algo para escapar del mundo en vez de combatirlo?

Angelripper: Sí, no hay mensaje político en las letras. Debería haberlo. Pero vivimos en un mundo libre.

Angelripper: Venimos de la crisis del COVID. Ahora está la guerra con Rusia y Ucrania. Antes, tocábamos todo el tiempo en Rusia. Hace cuatro años que no podemos. Si vivís en Rusia y sos heavy, no tenés chance de vernos. No podemos ir. La gente nos quiere ver tocar. El mundo cambió, otra vez. Antes del muro, le enviábamos los cassettes grabados, no podían tener un disco oficial, un LP.

-¿Y cómo puede ser el metal peligroso otra vez?

Que lo digan dos de los héroes del metal genuino dice algo. Tal vez, se trate solo de sentirse bien. Y tal vez, todo este crucero sea parte de esa idea. Creado por el promotor suizo Andy Piller, 70000 Tons of Metal navega desde 2011 en la línea Royal Caribbean, un festival flotante de 60 bandas que parte desde el Port Of Miami, Estados Unidos, para cuatro días de música casi sin parar, grupos que tocan desde las 10 AM hasta las 5 AM. Esta semana, el crucero abrió su venta general de entradas para su viaje de 2025, del 30 de enero al 3 de febrero. La escala caribeña, esta vez, es Ocho Ríos, Jamaica, con Emperor, Sepultura, Candlemass, Arcturus, Covenant, Samael, Hammerfall, Stratovarius, Septic Flesh, Tankard, Decapitated, Sonata Arctica, Onslaught, entre otros.

fotos y video: Federico Fahsbender

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