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2 de enero de 2023

Fuertes pérdidas en Wall Street en 2022 por la inflación y la respuesta de la FED

Los índices bursátiles de Wall Street dejaron pérdidas que llegan hasta 34% en promedio en 2022, año en el cual la alta inflación y una agresiva política monetaria de la Reserva Federal (FED) se encargaron de provocar una enorme corrección de precios que produjo una caída en la capitalización bursátil superior a los 10 billones de dólares, en el peor ejercicio desde la crisis de 2008.

30-12-2022 | 20:01

Foto: archivo.


El industrial Dow Jones cerró este viernes con una caída de 0,4% y acumuló una baja de 9,3% en el año; el índice amplio de referencia S&P 500 bajó 0,7% y perdió 20% en 2022; y el indicador tecnológico Nasdaq descendió 0,3% en esta jornada y se derrumbó 34% durante el año, de acuerdo con datos proporcionados por el New York Stock Exchange (NYSE).

La elevada tasa de inflación y la consiguiente agresiva política monetaria por parte de la FED a partir de marzo provocaron uno de los peores cimbronazos bursátiles.

Ambos factores golpearon las acciones, lideradas por las tecnológicas que son las que más sufren el encarecimiento del capital y minaron la confianza de los inversores.

Los papeles tecnológicos se llevaron el peor saldo ya que acumulan cuatro trimestres consecutivos con resultados negativos, algo que no se producía desde la crisis de las "punto com" en 2002.

Las empresas del Nasdaq son compañías de capital intensivo y son las que primero padecen el encarecimiento del crédito por las fuertes necesidades de liquidez que necesitan para poder financiar sus costosas inversiones.

Al mismo tiempo, las preocupaciones geopolíticas derivadas de una prolongada guerra, tras la invasión de Rusia sobre Ucrania, el rebrote del Covid-19 en China que golpeó el comercio internacional y la volatilidad de los precios de la energía añadieron confusión a un ambiente ya caldeado por la inflación y la FED, para alimentar la debacle bursátil que contabiliza pérdidas superiores a los 10 billones de dólares, de acuerdo con un estudio elaborado por bancos de inversión.

En el S&P 500, el sector de las empresas energéticas obtuvo ganancias de hasta 60% debido a los fuertes oscilaciones en el precio del petróleo y el gas derivado de los problemas de suministro y la guerra en Ucrania y las sanciones impuestas a Rusia.

En el lado opuesto, las compañías de comunicaciones fueron el principal sector con números en rojo y acumularon pérdidas de 40% en promedio.

El rendimiento del Bono del Tesoro a 10 años terminó el año por debajo de 3,9%, un alivio para los inversores en comparación con octubre, cuando se disparó por encima de 4,3%.

Sin embargo, después de comenzar el año con un rendimiento de alrededor de 1,5%, se disparó a la par que la FED aumentaba las tasas para luchar por neutralizar la elevada inflación en los Estados Unidos, iniciada por el organismo con su política de tasas cero iniciada en 1993, seguida por los salvatajes financieros tras la crisis de 2008 y que culmina con la monumental emisión monetaria, provocada por la pandemia.

La FED arrancó el año con una tasa de interés situada en un rango de 0% a 0,25% pero a partir de marzo comenzó con incrementos escalonados para cerrar el año en un rango de 4,25% a ​​4,5% tras siete subas; y pronosticó que alcanzará un rango de 5% a 5,25% para fines de 2023.

La batalla contra la inflación probablemente seguirá siendo la principal preocupación de los inversores en 2023 y cuando Wall Street vuelva a abrir, el martes, después de otro fin de semana festivo, habrá nuevos indicadores para analizar.

La FED publicará el miércoles las minutas de su última reunión, lo cual podría brindar a los inversores más información sobre sus próximos movimientos.

Ese mismo día, el Departamento de Trabajo difundirá el informe sobre ofertas de trabajo; el jueves se conocerá el pedido de subsidios al desempleo y el viernes se conocerán los datos de la desocupación de 2022.

Los pronósticos de los principales bancos y analistas del mercado indican que el primer trimestre del año se presenta tan volátil como el cierre del año y los temores de los inversores se enfocan en la política monetaria de la FED que volverá a reunirse a fin de enero para definir un nuevo ajuste de su tasa de interés de referencia.

Wall Street también está esperando la temporada de balances con que cerró 2022, de la cual se esperan magras ganancias corporativas y que comenzarán a publicarse a partir de la segunda semana de enero.

Las empresas han estado advirtiendo a los inversores que la inflación probablemente afectará sus ganancias e ingresos en 2023.

En Europa, la situación fue similar aunque con menores pérdidas pero con una inflación más rebelde y con los problemas derivados del Brexit y la recurrente crisis de la economía británica que se llevó puestos a varios líderes políticos.

Todos los indicadores bursátiles europeos cerraron la jornada con pérdidas que oscilaron entre 1% y 1,5%.

El índice líder Euro Stoxx 50 cerró el año con una pérdida de 11,9% mientras que el FTSE de Londres logró sortear la crisis británica y ganó 0,7% en 2022.

El DAX de Frankfurt mostró que los problemas derivados del corte de suministros e insumos en China y el energético desde Rusia, afectaron la productividad de sus empresas y registró una pérdida de 12,4%, la mayor de todas las economías de la zona euro.

En esa línea, el CAC 40 padeció similares problemas y cayó 9,4% por la retracción del consumo de bienes suntuarios, afectando a las compañías de lujo, principal motor de su índice bursátil.

En el Mediterráneo, el IBEX 35 de Madrid descendió 5,6% y evidenció menores problemas frente a la crisis energética.

El MIB de Milán retrocedió 13,3% durante 2022, un año signado por las elecciones generales, los problemas de su sector financiero afectado por la profunda crisis de la deuda soberana.

En el mercado de materias primas, el petróleo registró pequeños avances anuales después de haber alcanzado precios superiores a US$ 140.

El barril de la variedad WTI cerró el año en US$ 80,40 y acumuló una suba de 6,5% en una extrema volatilidad de precios provocada por una oferta muy acotada, la crisis del Covid-19 y diversos conflictos locales e internacionales que interrumpieron el normal flujo.

Desde la guerra en Ucrania iniciada en febrero y las sanciones a Moscú, pasando por el conflicto con Irán por la no renovación del acuerdo nuclear de 2015, los atentados de las guerrillas houtíes a las instalaciones de Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos, y los conflictos políticos internos en Libia, Kasajistán y Nigeria, entre otros.

El barril del tipo Brent culminó en US$ 86 con una suba de 10,5%, mientras que los contratos de gas natural cerraron negociándose en US$ 4,44 por millón de BTU y subió 19% durante el año.

Finalmente, el oro cerró en el mismo precio que a fines de 2021, a US$ 1.830 por onza, con oscilaciones marcadas por el ritmo de ajuste de tasas de interés de los principales bancos centrales del mundo.
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