Pet Tech, la tecnología aplicada a las mascotas
Por Marina Guerrier 05-05-2022 | 12:12 Pet Tech, la tecnología aplicada a las mascotas VER VIDEO El mercado Pet Tech también ofrece platos inteligentes que funcionan como dispensadores automáticos de alimentos para animales. Houzetek, el modelo diseñado por la casa homónima de tecnologías domésticas, fue ideado para alimentar de manera autónoma a perros y gatos; y para ser controlado de forma remota por sus dueños desde una aplicación móvil instalada en el teléfono celular. Los platos inteligentes cuentan con un depósito de alimento que permite distribuirlo en raciones de acuerdo al tamaño, peso y necesidades nutricionales del animal. Para que la comida se dosifique mientras el animal se encuentre solo, se pueden programar horarios en los que el alimento se libera automáticamente. Además, este artefacto lleva integrada una cámara que graba durante el día y la noche (porque cuenta con visión nocturna), e incluye un micrófono que permite escuchar y hablarle a la mascota en tiempo real. Finalmente, se encuentran los microchips para animales, circuitos computarizados que funcionan como una medida de seguridad para acreditar la identidad de un animal en caso de robo o pérdida, porque cuentan con un número de identificación único escaneable que permite acreditar quién es el legítimo dueño de la mascota. Este tipo de chips se dividen en dos grandes grupos: por un lado, los subcutáneos, cápsulas del tamaño de un grano de arroz y material biocompatibles que se colocan debajo de la piel del animal. Por el otro, chips insertos en dispositivos o trackers que se adicionan al collar o correa de un perro o gato, y se enlazan a una aplicación móvil para mantener a los animales localizados. Pero ¿en qué medida la tecnología para mascotas mejora su calidad de vida? Estos desarrollos ¿contemplan las necesidades de las especies animales o surgieron para simplificar tareas y responsabilidades a sus cuidadores? Juan Manuel Liquindoli, licenciado en Psicología, máster en Etología y educador canino cree que la decisión de convertirse en tutores de otros seres tiene que ser tomada “de manera informada y consciente” porque implica tener “tiempo para pasearlo, recursos económicos para darle comida de calidad, atención veterinaria, y afrontar cualquier vicisitud que pueda pasar. Eso tiene que ver con la tenencia responsable”, resume. Un dispensador automático de alimentos, en cambio, “está pensado desde la óptica humana” explica Juan a Télam, el perro “es un animal social, gregario, que evolucionó durante millones de años en grupo”, de modo que “tenerlo solo durante 15 horas porque el dispensador de comida, cada 7, le va a dar de comer, puede servir… pero si tu perro va a estar 15 horas solo, quizás es mejor no tener un perro”. Desde su plataforma educativa Filosofía Animal , Juan y su equipo promueven el cambio de perspectiva para comprender a perros y gatos. “Filosofía Animal tiene que ver con ponerse en el lugar del animal, pensar la vida desde su filosofía, desde el ‘ser’ del animal”, explica. Preguntarse qué necesitan un gato o un perro para ser feliz es parte de las tareas que se asumen al convertirse en tutores, “los seres humanos somos los responsables de que eso se lleve a cabo, a través de la rutina, de las actividades que hacemos con ellos, de la zona de descanso que les demos, de la alimentación y los paseos. Es ponernos en el lugar del animal con el que convivimos”, subraya Juan. Lo opuesto a esta postura es el antropomorfismo, la atribución de emociones, capacidades o inteligencia humanas a los animales . “La humanización de los perros, por ejemplo, es algo que se vió en grandes urbes como Buenos Aires, pero también lo empiezo a notar en ciudades más chicas, como Gualeguaychú, donde trabajo yo”, explica a Télam Nerina Feroldi, médica veterinaria. “Se ve incluso más compromiso con la atención del animal”, aclara, “no solamente en cuanto a vestirlos, ponerles accesorios, perfumarlos, o reemplazar el alimento balanceado por preparaciones caseras, sino en la atención veterinaria, se consulta más, se accede a pagar estudios complementarios”. Ver esta publicación en Instagram
Una publicación compartida de Educación Canina y Felina (@filosofia.animal) Las acciones humanizantes pueden resultar negativas cuando ignoran las necesidades de la especie animal, alteran y distorsionan su lenguaje, impiden que se desarrollen o provocan niveles de estrés, ansiedad, inseguridad y miedos. Juan explica que muchas veces por no entender cómo se comunica la otra especie, se incomoda a los animales, “que un perro gruña o me muestre los dientes no es algo divertido, es la manera que tiene esa especie de comunicar que está incómoda con la situación, con su repertorio comunicacional me lo está haciendo saber”. La tendencia a humanizar a los animales, está íntimamente ligada al lugar central que comenzaron a ocupar en el sistema familiar y en el ámbito público. En varios países se avanzó en su “descodificación” (Austria en 1986, Alemania en 1990, Suiza en 2003, Bélgica en 2009, Francia en 2015, Portugal en 2017 y, recientemente en España), y se implementó una batería de normas para relacionarse con ellos como seres sintientes. Los animales de compañía son jurídicamente miembros de la familia y por lo tanto no pueden ser maltratados, abandonados, apartados de sus dueños, o sacrificados sin causa justificada; tampoco pueden usarse en circos ni venderse en tiendas; y su custodia debe ser compartida en caso de que su familia se separe. Desde que las mascotas se integraron a las familias, y no solo en sentido simbólico sino también legal, las responsabilidades con respecto a sus cuidados se intensificaron. Bajo el nombre Pet Tech, una variedad de tecnologías se ofrecen para asistir en esas tareas pero, como contracara de este fenómeno, se asoma el riesgo de delegar responsabilidades a desarrollos que mucho tienen de innovador pero poco contemplan el bienestar animal. Etiquetas: El mundo a un clic mascotas tecnología Audio