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9 de diciembre de 2025

“No compren en Pilar”: Caputo redobló las críticas por la suba de una tasa municipal que golpea el bolsillo

El ministro de Economía reavivó la polémica por el aumento de la Tasa de Protección Ambiental que deberán pagar todos los consumidores en grandes comercios de ese municipio. Supermercadistas sumaron advertencias por el impacto del gravamen

>El ministro de Economía, Luis Caputo, sumó este lunes nuevas críticas a la reciente suba de la Tasa de Protección Ambiental que implementó el municipio de Pilar la semana pasada. La medida motivó un fuerte rechazo en las cadenas de supermercados y reactivó la controversia sobre el efecto de los tributos locales en el precio de los productos.

La crítica pública se sumó a las objeciones que la semana pasada ya había presentado Caputo por el mismo medio, ante la decisión del municipio que conduce Federico Achával. “Mientras en La Libertad Avanza trabajamos para bajar impuestos y hacer más competitiva nuestra industria, los intendentes kirchneristas los suben como si nada. No van a aprender nunca. No les interesa la gente. Y encima te quieren vender que su modelo es de desarrollo”, había expresado Caputo.

El nuevo régimen tributario se establece a través de la Ordenanza Fiscal e Impositiva N°112/25, que eliminó el sistema de módulos para todas las transacciones realizadas dentro de la jurisdicción municipal desde diciembre. Las cadenas recibieron la notificación y debieron comenzar a ajustar sus sistemas inmediatamente, según el documento oficial difundido a los comercios. La municipalidad dio tiempo hasta el 15 de diciembre para que los sistemas estén adaptados, lo que generó alerta en el sector por los tiempos técnicos y operativos insuficientes para adecuarse.

La percepción del 2% afecta a todo monto de compra y no distingue importes mínimos, motivo que motivó que la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) dirigiera un reclamo urgente a la Secretaría de Hacienda local. La entidad que agrupa a las grandes cadenas advirtió por escrito sobre “graves perjuicios” para los consumidores y apuntó a los problemas operativos por la falta de especificaciones técnicas y reglamentaciones complementarias.

En su carta a la funcionaria Anahí Moretti, la ASU consideró que la medida encarece cada producto vendido bajo la órbita municipal y señaló que el nuevo modelo “se traslada de inmediato al consumidor”. La asociación remarcó la ausencia de un mínimo no imponible, lo que produce un efecto negativo sobre quienes realizan compras de bajo monto, al pagar el recargo sobre cualquier importe.

De acuerdo con lo transmitido por el sector, la nueva modalidad produce una situación de competencia desleal. La percepción del 2% solo se aplica a supermercados, hipermercados y actividades específicas señaladas en la norma, mientras que otros rubros, como almacenes, casas de electrodomésticos, locales de deporte, pañaleras, bazares, ferreterías, pinturerías, pet shops, jugueterías y carnicerías no imponen ese recargo a los consumidores. Este criterio, advierten, perjudica especialmente la venta de productos de alto valor.

Desde la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (Cadam) también reclamaron por el cambio impositivo. En una comunicación reciente, la entidad manifestó “profunda preocupación y rechazo” y advirtió que la medida “impactará directo en el consumidor”.

El reclamo también denunció que la percepción contradice los principios del Régimen de Transparencia Fiscal, al aplicarse sin brindar información clara al consumidor antes de la operación. La tasa se agrega en la línea de caja, situación que, según la asociación, provoca confusión y posibles reclamos por parte de los compradores.

En el aspecto operativo, la ASU insistió en la necesidad de un período mínimo de tres meses para adaptar íntegramente los sistemas, tiempo que consideran indispensable para cumplir con las exigencias municipales una vez entregadas todas las especificaciones y reglamentos.

Además del impacto en los precios finales, la percepción del 2% genera efectos colaterales sobre la relación con los proveedores locales. Si el municipio mantiene el esquema sin contemplar excepciones para supermercados que actúan como agentes de percepción, las cadenas validan un incremento en los costos de abastecimiento relacionado con empresas radicadas en Pilar, según explicó la entidad en comunicaciones a la intendencia.

Las campañas comerciales también se ven alteradas. Durante diciembre, cuando proliferan promociones de precios fijos o cerrados (como las cajas navideñas), la aplicación del recargo lleva a un desfasaje en el importe que paga el cliente respecto del precio publicado. La ASU señaló situaciones concretas, como una caja navideña de $10.000, que con la percepción aumenta a $10.165,28. Esta diferencia puede motivar cancelaciones o reclamos en la línea de caja.

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