Martes 2 de Diciembre de 2025

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2 de diciembre de 2025

Mano a mano con Roberto Trotta: “el malo” que dejó atrás en Estados Unidos, sus charlas con Chilavert y el equipo al que sueña dirigir

Radicado en Miami, se dedica a un negocio privado, lejos del fútbol. Sus recuerdos, el “personaje” que había forjado para los medios, su relación con el histórico arquero paraguayo y sus planes para el futuro

>-¿En Miami saben quién sos?

Roberto Trotta camina por Estados Unidos y pocos saben que fue el capitán de Vélez campeón del mundo en el 94. Que se acaban de cumplir 31 años de su histórico gol de penal al Milan para abrir la final de la Copa Intercontinental, que terminó 2 a 0 con la guapeada del Turco Asad. Que se fue a la Roma con Carlos Bianchi. Que surgió de la escuela de Estudiantes de La Plata hasta jugar en River. El Cabezón, aquel primer central recio, desbordante de personalidad, allá salió un poco del radar. Se mudó hace cinco años a Miramar, en el estado de Florida, a unos 35/40 minutos de Miami. Y hoy acompaña a su mujer en un emprendimiento personal. “Tenemos vehículos para transporte. Ella hace la parte financiera; yo me encargo de los choferes. Me estoy divirtiendo un poco con eso y extrañando la pelota. Acá no hay mucho fútbol profesional, salvo la MLS o la Segunda división. Y es difícil entrar. Estoy con chicos, en academias, aunque no es lo que más me gusta”, cuenta un rato después de dejar a su hijo menor en el colegio. Sincero, cordial, memorioso. El tono es el de siempre, pero un par de cambios abajo. Aun cuando de a ratos su lengua vuelva a hacer karate como en los 90. De hecho, se arrepiente de algunas peleas o reacciones del pasado. Tanto, que mientras sueña con volver a dirigir, jura que ese Trotta malo fue una máscara que usó para su propio marketing. En la charla con Infobae, dice que por primera vez habla el hombre que estaba escondido detrás del personaje.

-¿Cómo llevas ese anonimato?

-El tiempo pasa y la gente se va olvidando. Puede aparecer algún video, pero en el día a día es difícil que se acuerden de vos. Igual, retirarme no me costó nada porque yo quise dejar. En ese momento el fútbol ya no me daba satisfacciones. Ni en la parte económica ni en la parte mental, que son las dos cosas más importantes. Ahí nomás me metí como entrenador, como para equiparar. Pero después tuve un problemita personal en el 2015 y abandoné un poco todo. Ahora, con el tiempo, después de sanar un poco las cosas que me habían pasado, sí confieso que extraño estar en una cancha. Aunque sea como DT... Tengo muchas ganas de volver a entrar. Aunque sé que es difícil. Yo ya hace casi 10 años que no dirijo. Y hoy se prefiere el día a día de alguien que no es bueno, a buscar a alguien que hace mucho que no está. Esa es la mentalidad que hay. Igual yo miro todo el tiempo partidos, voy a ver entrenamientos por todos lados, sigo preparándome. Me encanta. Y también juego con amigos. Hasta que los dolores de rodilla me recuerdan que tengo que dejar de insistir, ja.

-Sí. No es lindo. Pero ya se me pasó. No sufro no jugar ni que se me haya olvidado. Al contrario, cada vez que me ve un hincha y me conoce, me alimento de ese instante. Y digo: “Algo habré hecho, porque dejé el fútbol hace más de 20 años y todavía alguien se acuerda de mí”. Yo soy realista: el fútbol es por el momento. Sabía que iba a quedar afuera. Es normal cuando te dicen “me retiré y al otro día no me no me sonaba el teléfono”. ¿Y para qué te van a llamar? Ya no servís. No sos útil. Salvo que seas un Messi. O un Beckham, un Ronaldo... Los demás dejamos de ser funcionales para el show del fútbol.

-Vos te metiste también en el fútbol desde otro lugar. ¿Te gustó ser panelista de televisión?

-Sí. Me divertí mucho. Aunque ahora, si me tocara de nuevo, lo haría distinto. Me enganché demasiado en el ruido y tiré cosas que como jugador nunca hubiera dicho. Critiqué mucho a los futbolistas. Y me arrepiento. No lo volvería a hacer. Le daría menos bola al que me paga, ja. Si le gusta, le gusta. Y si no, me voy a mi casa. También es cierto que trabajé con personajes muy pesados, como el Colorado Liberman y Gaby Anello. Igual, no fue culpa de ellos. Yo me fui metiendo en un personaje que hoy lo miro y no me gusta para nada.

-Era un show. Todos hicimos un personaje dentro del fútbol. Chilavert, Ruggeri, yo... Además de nuestra capacidad como jugadores, buscamos lo que más rendía. Ver cómo podíamos resaltar. El mío era enfrentarme con todos, decir lo que se me cruzaba por la cabeza. Repetir cosas que escuchaba en el vestuario de muchos jugadores que no se animaban a decirlo en público. Ahí iba yo y lo declaraba. Hoy no lo repetiría porque el fútbol es mucho más individualista. Defendería a mis compañeros, pero de otra forma.

-Sí, de alguna forma me tenía que vender. En algunos momentos fue porque jugué bien al fútbol. Y otras veces porque hablaba, por mi forma de ser, por mi personalidad. Eso me hizo ganar plata.

-¿Si hubieses sido arquero y armabas tu propio buzo te habrías puesto un bulldog a lo Chilavert?

-¿Ves? Chila es el gran ejemplo del personaje. Al día de hoy sigue vendiendo buzos, ja. Eso es ser inteligente. Yo me hubiera puesto un león.

-Porque soy hincha de Estudiantes. Y porque es el rey de la selva... En ese momento no estaba Milei, aunque si fuera ahora podría sumar ese motivo porque me encanta lo que está haciendo el presidente. Hubiera sido espectacular. Aunque en esa época era muy difícil. Cuando salió Chila, todos decían “mirá lo que hizo éste”. Aparte, yo no me podía poner un león jugando en Vélez.

-Había que ser salvaje por muchas cosas en esa época. Para enfrentarme a gente como Ruggeri, el Beto Acosta, Hugo Guerra. Y los demás también, que tenían que jugar contra Chilavert, con Víctor Hugo Sotomayor, mi compañero, el 6 de Vélez. Si no ibas para adelante te pasaban por arriba. Y después, lo del penal fue una locura. Lo había ensayado en la semana y ahí, en una práctica en River, el Gato Sessa me tiró: “Si sos tan guapo, ¿por qué no te animás a hacérselo a Chila el domingo?”. Porque justo jugábamos contra Vélez... Obvio: le respondí que sí. Era muy de esos tiempos. Como por ejemplo cuando Abreu la picó en el Mundial. No fue para cargar sino porque está loco el tipo. Seguro creyó que era la mejor forma. Yo lo pensé igual. No lo hice, como dice la gente, para burlarme de Chila ni de la gente de Vélez. Y después lo grité como loco porque era algo distinto. Si lo erraba, todavía estaba enterrado en el Amalfitani.

-Eso es cierto, ja. Todo surgió de un partido en el que Chila termina enojado con el Tolo Gallego, que era el técnico de River. Y ustedes, los periodistas, son muy pícaros. En ese momento, uno le preguntó a Chila: “¿Con Trotta qué pasó?”. Y él le respondió: “No, de cornudos no hablo”. Yo no le contesté nunca. Sólo pensé: “En la cancha te lo devuelvo de alguna forma”. Eran chicanas de esos tiempos. Hoy me junto con Chila, nos tomamos un café y nos cagamos de risa.

-Ah, ¿se arreglaron? Pensaba que estaban distanciados. Me quedó esa película.

Es más, él viene muy seguido acá a Miami y cada vez que viaja nos juntamos. Me dice si me interesa dirigir en Paraguay... Charlamos bastante. Pasa que tal vez la última foto fue ésa y la gente cree que se sigue de la misma manera. Igual con mi personalidad: queda la imagen de cuando yo era jugador de fútbol. Pero las cosas cambiaron. Tengo 56 años. Ya no puedo vivir de esa forma. No me daría el cuerpo.

-Nooooo. Es que nunca lo fui. Durante 20 años yo hice un personaje de un Trotta malo. Y me sirvió. Porque estar tantos años en el fútbol profesional no es fácil. Pero hoy ya no existe más ese Trotta.

-Ahora me río porque ya pedí disculpas. No era con él. Mi bronca fue con Marcelo Palacios... Pero ya pasó. Me junté con ellos y tengo diálogo con los dos. Aunque reconozco que estoy en deuda con el Profe: no le compré el par de anteojos que le rompí en ese momento. ¿Viste cuando después te ponés a pensar en las cosas que hacés? De algunas te arrepentís. El tema fue así: Palacios trabajaba en una radio partidaria y nos liquidaba. Principalmente a mí. Yo jugaba de 4. No andaba bien, pero tampoco para que me diera tanto palo. Parecía personal, porque había otros que jugaban peor que yo y no decía nada. Justo viajamos a jugar a Córdoba. Perdemos 2-1 con Talleres y se va Manera. Cuando salimos de la cancha, subo al micro y estaban todos los periodistas de las partidarias porque eran amigos de Raúl Gámez. O conocidos después de tantos años. Cuando los veo, me enojo. Y me bajo. Me acuerdo que Gámez me decía: “Roberto, vamos, ¿qué pasa?”. Y yo, como loco: “Si no bajan ellos, que matan a mis compañeros, no subo. Me tomo un taxi y nos vemos en el aeropuerto”. Ahí los baja a todos. Y cuando se iban, yo miraba con carita de canchero. Ahí Palacios me hace la cruz, como que estaba muerto para él. ¡Para qué! Después lo fui a buscar en una práctica. Le dije: “Esperame que quiero hablar con vos”. Y cuando salí, no estaba. Pero sí el Profe. Entonces le avisé dos veces: “Sacate los anteojos porque te voy a pegar a vos”. Y a la tercera, se me fue la mano y quedó para la historia.

-Hay que ver si esa historia la contás en las charlas de liderazgo que das en Miami. Aunque reconozco que antes había muchos tipos pesados. Nombramos a vos, Ruggeri, Chilavert, el Beto Acosta, el Tolo Gallego.

-De hecho Messi se transformó. Primero era líder futbolístico y con los años se hizo este tipo un capitán completo.

-Recién decías que esas cuestiones de liderazgo le terminan interesando más a las empresas que en el fútbol.

-¿De quién aprendiste ese liderazgo? Hablás de tener bien a todos y se me viene Bianchi a la cabeza.

-¿Si con un chasquido de los dedos podrías estar en el lugar que querés sería como entrenador de Estudiantes?

-¿Con qué más soñás?

-¿En la Selección te mató la aparición del Ratón Ayala? Porque vos en ese Vélez, cuando te convoca Passarella, la rompías.

-Volviste a hablar de Vélez. Y estamos en el aniversario del campeón del mundo. ¿Hace unos días hiciste un posteo en Instagram pidiendo otra vez disculpas?

-¿Y te gustaría volver? Vos decís que no existe más el Trotta malo. Y más allá de los cortocircuitos, al entrar al hall central de Vélez estás como capitán en la foto de los 11 titulares campeones del mundo.

-Lo decía desde otro lugar. Hace un tiempo, por ejemplo, Passarella fue a River. Hablo de una recomposición histórica.

-A Bianchi se lo ve siempre en el palco.

-¿Pero irías si ahora te invitaran bien?

-Eran tremendos esos cruces en los Vélez-Gimnasia de los 90.

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